Se necesitará más que el slogan “el dinero alcanza cuando nadie roba

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Se necesitará más que el slogan “el dinero alcanza cuando nadie roba"

Foto por Comunica

En las últimas semanas el presidente electo, Nayib Bukele, ha comenzado a estrechar y fortalecer relaciones internacionales, visitando países como México y Estados Unidos.

 

Por Mezti Cornejo, Melisa Ramos, Gerson Cerén y Mario Menjivar.

El 19 de febrero se reunió con una delegación de congresistas y senadores de Estados Unidos y conversaron sobre cómo fortalecer las relaciones entre ambos países: desarrollo, reducción de migración indocumentada, inversiones para la creación de nuevos empleos, entre otros temas.

También se reunió con Kirstjen Nielsen,  la Secretaria de Seguridad de EE. UU. para discutir cómo se pueden mejorar diferentes ramas de seguridad que beneficien a ambos países.

El 12 de marzo, en su visita a México, Nayib Bukele se reunió directamente con el presidente Andrés Manuel López Obrador, con quien trataron principalmente el tema de la masiva migración forzosa. Aunque también se habló sobre desarrollo económico.

El interés que varios países están mostrando para trabajar con el gobierno entrante e invertir en El Salvador, es muy notorio. Incluso, el gobierno de Qatar envió a un representante que se reunió con Bukele el 3 de marzo. En su felicitación al candidato electo, el gobierno de Francia también aprovechó para mostrar su interés en trabajar con el país.

Asimismo, la embajadora de Canadá conversó con el vicepresidente electo Félix Ulloa, y abordaron temas de relevancia para ambos países. Ulloa también ha dialogado con embajadores de la Unión Europea ante quienes se ha comprometido a avanzar “hacia la construcción de una nación más próspera y solidaria”.

Para entender mejor los primeros signos del relacionamiento internacional del gobierno de Bukele, hablamos con Roberto Arévalo, catedrático de la Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad de El Salvador UES. Él explica que cuando se trata de política exterior, «socio» es la palabra más adecuada. “En esta serie de acuerdos no hay amigos, solo intereses de por medio”, expresó.

Lo que prima en este tipo de relaciones es que el candidato electo está construyendo un interés económico, pero eso no significa que los demás ámbitos no interesen, porque claramente, no se pueden descartar problemas como violencia, seguridad y educación.

Según Arévalo, en este caso Bukele busca mantener vivas las fuentes de cooperación con los Estados Unidos, como el Tratado de Libre Comercio (TLC) que aún sigue vigente. Prueba de ello es que se reunió con personalidades importantes de esta área, como David Bohingian, presidente en función de la Corporación de Inversiones Privadas en el Extranjero (OPIC por sus siglas en inglés), la institución del gobierno estadounidense que más incentiva la inversión privada. Esta manifestó a Nayib su enorme interés por expandir su apoyo en inversiones en El Salvador.

“Siempre va en el paquete el elemento económico, de dónde sacar el dinero que se necesita para financiar el plan. El interés económico empuja a El Salvador y a su política exterior a girarse a EE. UU. y a México, porque se necesita financiar los proyectos que se quieren desarrollar.

Aquí no entra el slogan de “el dinero alcanza cuando nadie roba”. El dinero no va a alcanzar, dependemos mucho de otros. Cuando se mantienen esas relaciones de dependencia, el principal vínculo es el económico”, aseguró Arévalo.

Foto por Comunica

Para el catedrático, México forma parte del rompecabezas que Estados Unidos posee, ya que tiene un papel importante a la hora de abordar temas relevantes como seguridad y crisis financieras.

Trabajar con México significaría darle un trato más digno y humano al problema de la masiva migración forzosa. Al trabajar los dos países juntos se podrían tratar con mayor facilidad otros problemas que también están relacionados a este fenómeno, como el crimen organizado internacional que tiene sus bases centrales en México; las cuales, a su vez, se aprovechan de los problemas sociales de países como el nuestro y toman como materia prima a esas personas indefensas que se ven forzadas a migrar.

Así pues, si se les corta esta vía de materia prima desde su país de origen y al mismo tiempo México trabaja internamente el problema de los cárteles, entonces, trabajar con México representaría reducir el crimen allá y crear oportunidad de trabajo para los salvadoreños en ese país, pero sin que sea ya desde un enfoque forzoso y masivo.

Por otra parte, Arévalo cree que el hecho de que países como Qatar y Francia muestren interés por invertir en El Salvador es una oportunidad que debe aprovecharse cuanto antes. Pero para que este tipo de acuerdos sean beneficiosos se necesita ser transparentes, pues lo que mayormente motiva a los empresarios a seguir invirtiendo es ver transparencia y comprobar que lo que han invertido de verdad está dando frutos.

El catedrático piensa que también sería bueno estrechar relaciones con aquellos países que en algún punto se encontraron en una situación similar a la nuestra y que ahora se han convertido en mercados emergentes.

Prueba de ello es China, que ahora es considerada toda una potencia; entre estos mercados emergentes también podemos observar a Malasia y Vietnam, países que El Salvador debería tomar como ejemplo a la hora de diseñar un sistema efectivo que logre tener control estatal de forma estratégica en sectores claves de la economía.

“El estado debe aprovechar aquellos recursos que hacen diferente al país, por ejemplo, una buena opción podría ser el enorme potencial turístico que se posee y que no se está aprovechando debidamente. Lo importante es definir hacia dónde se van a enfocar y a encaminar los “productos” que el país tiene para ofrecer”, dice Arévalo.

Concluye que se debe tener claridad de dónde están los problemas que necesitan ser atendidos con urgencia y de la misma forma, tener claridad a la hora de distribuir el dinero. Por esta razón, Arévalo expresa que necesitamos un Estado desarrollista, porque un Estado de este tipo traduce los ingresos exteriores e impuestos en inversiones que trascienden y, ya no destinar fondos a cubrir los males del neoliberalismo y las fallas del mercado.