Cuando hay que decidir entre estómago o cuarentena

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Las calles del centro de san salvador lucen solas.

Cada día que pasa de la cuarentena obligatoria menos personas se atreven a salir a las calles de San Salvador, entre las pocas que deambulan hay quienes lo hacen por necesidad de sobrevivencia, pues tienen que vender para comer.

El estado excepción por el Covid-19 comenzó el 21 de marzo y desde esa fecha fue restringida la movilidad de las personas por las calles del país. Foto por Gabriela Aquino.

Por Gabriela Aquino

Las calles que antes permanecían abarrotadas de transeúntes que corrían a las paradas de buses o tomaban un descanso en alguna plaza, después de una larga jornada de trabajo, ahora se ven desérticas, en pleno centro de San Salvador. Únicamente hay miembros del Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM), policías y militares que preguntan a las pocas personas que transitan, los motivos de andar en las calles.

Dos vendedoras ambulantes platican sobre los efectos que han tenido en las ventas las medidas adoptadas por el covid-19. Una de ellas dice que pasó dos días en su casa acatando las indicaciones del gobierno, pero que se vio obligada a volver a salir porque se le acabó la comida y el dinero con el que alimenta a sus hijos. La otra le responde que las ventas están malas, que las horas de mayor afluencia de compradores son entre las 3 y 5 de la tarde y, ni así, se compara con el movimiento que había antes de la cuarentena obligatoria.

Las autoridades vigilan el cumplimiento de la cuarentena domiciliar en las principales plazas de San Salvador/ Foto por: Gabriela Aquino.

El presidente Nayib Bukele decretó a partir del sábado 21 de marzo una cuarentena domiciliar por el período de 30 días, esto como parte de las medidas para contener la propagación del Covid-19 en el territorio salvadoreño. La noche del lunes 6 de abril anunció en cadena nacional de Radio y Televisión que esta medida se extenderá por otros 15 días más, finalizando el 28 de abril.

Ante el slogan #QuédateEnCasa, muchos han compartido sus rutinas de ejercicios y los platillos que han preparado, así como los conciertos en línea y los libros cuyo acceso ha sido liberado. Sin embargo, existen otros sectores de la población que también se han visto afectados y que no son visibilizados.

Los únicos que se ven abarrotados son los centros de entrega del subsidio de $300, el beneficio que el gobierno destinó para las familias que no reciben ingresos, que viven del sector informal o con imposibilidad de trabajar. En las paradas de buses se escuchan las quejas de ciudadanos que han pasado un promedio de tres horas o más en la espera de recibir algo de dinero.

Los únicos sitios que permanecen abarrotados son los puntos de cobro de los $300.00 otorgados por el gobierno. Foto por Gabriela Aquino.