Juventud salvadoreña sin seguridad de encontrar un empleo formal
Revista Comunica 4 mayo, 2025 0
Cientos de estudiantes universitarios marcharon en el Día Internacional del Trabajo para gritar su frustración ante la falta de oportunidades laborales. Foto por Comunica.
Según el Ministerio de Educación Ciencia y Tecnología (MINEDUCYT), en 2023 se graduaron 26,960 nuevos profesionales de educación superior en El Salvador, tomando en cuenta desde el nivel técnico hasta doctorados.
Por Jehudi Navarro
En la marcha por el Día Internacional del Trabajo participaron cientos de jóvenes universitarios que expresaron su incertidumbre con el futuro de su vida laboral. Algunos manifestaron sus críticas a las ofertas de empleo, los bajos salarios y las jornadas extensas que imponen las empresas.
Diego, estudiante de Arquitectura en la Universidad de El Salvador, UES, dijo mientras marchaba junto a sus compañeros que “con o sin título universitario me veo de la misma manera, no veo oportunidades en El Salvador”, pese a la inversión de más de 5 años de estudios.
Algunos de estos profesionales graduados terminan en la informalidad económica al no encontrar posibilidades de ser contratados por empresas. Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de 2024 señala que en El Salvador la informalidad laboral alcanza niveles preocupantes, con un 70 % de la población ocupada trabajando en este sector.
Esta situación genera una profunda preocupación e inestabilidad económica en muchas personas que carecen de acceso a servicios básicos como vivienda, salud a través del Seguro Social, o el ahorro para una futura pensión.
Las altas exigencias de las empresas salvadoreñas para optar a un empleo, tales como experiencia laboral de un año y más, o manejo de un segundo idioma como el inglés, son factores que limitan a muchas personas para conseguir un empleo.
Las ofertas disponibles suelen exigir también largas jornadas laborales con salarios que no compensan el nivel de preparación ni el conocimiento profesional del trabajador. Gerardo Pleitez narra la experiencia de su madre, quien tiene una licenciatura en Trabajo Social y una larga experiencia laboral acumulada.
“Mi mamá es licenciada en Trabajo Social, tiene múltiples certificados, muchos talleres, diplomados tanto gubernamentales como en ONG’s. Tiene un currículo de aproximadamente 35 páginas. Aplicó para un puesto de trabajo en su área pero el salario era de apenas 450 dólares, menos los descuentos de ley. Eso es un chiste”, afirma Pleitez.
Pleitez estudia Filosofía en la UES pero afirma que “mi carrera tiene un problema un poco complejo; en el país, lo más para lo que me puedan utilizar es para ser un catedrático de la misma carrera, es decir, imagínate que solo en la UCA y la UES quizás podría ejercer como docente, pero mi carrera da para más, como ser un asesor político. Incluso podría ejercer en la política, pero cuando vos le preguntas a alguien ¿Qué vas a hacer siendo filósofo? Hasta la propia gente se extraña, y es triste pues”.
El drama de los bajos salarios

Los bajos salarios en El Salvador es otro desafío que enfrentan los jóvenes. Los salarios mínimos legales en los rubros de industria y servicios desde el año 2021 es de $365, en la maquila de $359.16 y en el sector agrícola de $243.46. El 25 de abril el presidente Nayib Bukele propuso aumentar esos salarios mínimos un 12%, lo cual todavía no ha sido debatido ni aprobado por el Consejo del Salario Mínimo.
Los jóvenes entrevistados creen que un aumento del 12% sigue siendo insuficiente. Diego, señala las dificultades que enfrenta ganando un salario mínimo. “Con el salario no se puede pagar una casa para una familia, se puede pagar solo un cuarto quizás con un salario mínimo, y ahí se va todo”, expresa.
Además, recuerda que “siempre que hay un anuncio de aumento del salario mínimo, el precio de la canasta básica también sube, entonces de nada sirve. Solo imagínate que al día siguiente de haber hecho la propuesta Bukele, el sector del transporte colectivo pidió un aumento a la tarifa del pasaje de 0.5 centavos. Solo imagínate”, expresa Pleitez.
Datos del Sistema de Información del Mercado Laboral (SIMEL) publicados en 2023 muestran una desaceleración en la generación de empleos formales en El Salvador. Entre 2021 y 2022 se crearon 53,149 plazas, pero entre 2022 y 2023 la cifra bajó a 32,731. La generación de empleos se contrajo.
Rubén Gonzalez tiene 17 años, estudia primer año de Bachillerato y tampoco ve un panorama alentador para su próximo ingreso al mercado laboral. Relata que su meta es estudiar, graduarse, encontrar un empleo y comenzar a ayudar a su madre, quien vende bebidas heladas en una carretilla en el centro de San Salvador. Él la ayuda tres veces por semana mientras no realiza tareas escolares.
Desde ya ve dificultades para encontrar un trabajo digno de lo que estudia. “Pues ahorita estoy estudiando idiomas, pero estoy pensando ver si me meto a la Policía porque mi padre fue policía y me sale más factible porque como él fue policía me puede ayudar”, expresa mientras muestra incertidumbre sobre otros ámbitos laborales.
Rubén no tiene un entorno familiar favorable. Cuenta que hace años las pandillas asesinaron a su primer hermano, el régimen de excepción se llevó a su segundo hermano y el tercero, al verse sin oportunidades de empleo optó por irse del país. Él, que el próximo año ingresará legalmente al mercado laboral, tampoco ve otras posibilidades que intentar inscribirse en la Academia Nacional de Seguridad Pública o terminar en un call center trabajando bajo presión en horarios extensos y bajos salarios.
La marcha de los trabajadores culminó frente a la Biblioteca Nacional de El Salvador (BINAES), en pleno corazón del centro histórico de San Salvador, entre los gritos de decenas de vendedores informales que aprovecharon la ocasión para ganarse unos centavos vendiendo agua, golosinas y más.
Allí, numerosos jóvenes alzaron la voz para gritar su frustración ante la falta de oportunidades laborales, señalando que, a pesar de su preparación y deseos de superación, el país no les ofrece un futuro claro ni condiciones dignas para desarrollarse profesionalmente.