Las consecuencias del acoso sexual.

“La gente, no toda sabe que el acoso sexual es un delito y luego, no toda se anima a denunciar. Creo que es importante denunciarlo y buscar ayuda psicológica”, expresa Metzi Rosales, periodista independiente.

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Por Verónica Pérez y Tatiana León

El acoso sexual es una de las formas de violencia contra las mujeres, lamentablemente, una de las más comunes.  Es una conducta o acción no deseada que ofende y genera angustia; en otras palabras, suele generar malestar en la víctima. La persona puede llegar a sentirse intimidada, incómoda, avergonzada o amenazada. 

Para la Red Internacional WageIndicator en El Salvador, el acoso, como antes mencionamos,  puede ser visto como una forma de violencia contra las mujeres y hombres, que también llegan a ser objeto de acoso sexual. Una parte clave de la definición es la palabra «no deseado». 

El acoso sexual consta de una serie de prácticas como silbidos, comentarios sexuales, miradas lascivas, persecución, manoseos, videos y fotografía no consentida, entre otras. Además, puede presentarse como acoso a largo plazo, «chistes» sexuales repetitivos, invitaciones constantes (no deseadas),  flirteo o coqueteo no deseado de naturaleza sexual; este puede ser un incidente aislado, tocar o acariciar a alguien de manera inapropiada, incluso llegar a abuso sexual o violación.  

Tanto hombres como mujeres son objeto de acoso sexual, aunque en la mayoría de casos las víctimas son las mujeres. “Usualmente quienes ejercen acoso sexual tienen un modus operandi, como ven que es el que les funciona, es el que empiezan a aplicar”, señala Metzi Rosales. 

Al hablar del acoso a los hombres, Mezti afirma que “Primero, no todos los hombres entienden que los están acosando y que por un tema de machismo, también no van y denuncian”. Pues, puede que lleguen a sentir incomodidad pero no lo expresan porque se harían comentarios despectivos en su contra.

El acoso es un delito penal

En nuestro país, los tipos de violencia que son reconocidos como delitos penales son la violencia económica, feminicida, física, psicológica, emocional, patrimonial, sexual, y simbólica. Por consiguiente, el acoso sexual es un delito penal y se castiga con una pena de prisión de 3 a 5 años. dicha pena se puede extender de cuatro a ocho años si la víctima es menor de edad, es decir, menor de 15 años.

En Título IV del Código Penal encontramos la tipificación de una serie de delitos contra la libertad sexual como violación, agresión sexual, acoso sexual. Y en específico en el artículo 165, se habla del acoso sexual: “El que realice conducta sexual indeseada por quien la recibe, que implique frases, tocamiento, señas u otra conducta inequívoca de naturaleza o contenido sexual y que no constituya por sí sola un delito más grave, será sancionado con prisión de tres a cinco años”. 

Por otro lado, la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres (LEIV) que entró en vigencia en 2012, define la violencia sexual como toda conducta que amenace o vulnere el derecho de la mujer a decidir voluntariamente su vida sexual, comprendida en esta no solo el acto sexual sino toda forma de contacto o acceso sexual, genital o no genital, con independencia de que la persona agresora guarde o no relación conyugal, de pareja, social, laboral, afectiva o de parentesco con la mujer víctima. Entre ellos entran tocamientos, acoso sexual, violación, exposición de genitales y pornografía. 

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La LEIV “Es una ley especial que también habla de la violencia sexual y que recoge todos los delitos relacionados que al final se armonizan con el Código Penal, porque el Código Penal es el que sirve si hay un proceso, es el que se aplica cuando vas a los juzgados”, explica Rosales. No obstante, que los casos sean denunciados ante la Policía Nacional Civil (PNC), no significa que  lleguen a ser judicializados y condenados. Asimismo, Karina Grégori, profesora e investigadora de la UCA comentó que “Sabemos que el recorrido de la denuncia es bastante difícil… El proceso es largo y en la mayoría de las ocasiones no encontramos, finalmente, un resultado que penalice a quien violentó o acosó”. 

Según datos de la PNC investigados por Rosales en 2019, nueve de cada diez víctimas de acoso sexual que habían denunciado eran mujeres. Para realizar denuncias sobre cualquier tipo de violencia contra las mujeres u hombres, se puede llamar al número 126. De igual forma, al 122 o 911, de manera confidencial y gratuita.

La voz de las víctimas

CASO 1

José García es un estudiante de 22 años de edad que sufrió acoso sexual de “la más fea”. Cuando iba en un bus de la ruta 10, un sujeto se puso a su lado y notó que se iba acercando a él cada vez más para tocar sus manos, su reacción fue alejarse; sin embargo, el sujeto le sonreía hasta llegar al punto de querer comenzar una platica con él. José se bajó del bus y no contaba con que el hombre de más o menos 35 años de edad también se bajaría en ese mismo lugar. “ No agarre´para la casa porque no quería que viera donde vivía”,  relató José.

CASO 2

Cindy González tiene 29 años, y también fue acosada en el transporte público. Ella viajaba en la ruta 44, esa vez el bus iba lleno y “me senté en los asientos de adelante, a la par de un hombre, recuerdo que era alto, moreno, de aproximadamente unos 40 años”. El señor iba del lado de la ventana, mientras que ella en la orilla. Cindy recuerda que luego de unos 20 minutos de recorrido, él se puso la mochila sobre las piernas. En ese momento “yo estaba distraída, pero cuando voltee mi mirada hacia él vi que se estaba masturbando, tenia su pene afuera”. Ella se asustó bastante, tanto como para quedar estupefacta por unos segundos, al reaccionar se levantó y se alejó, mientras el hombre continuó.  

CASO 3

Estefani Rodriguez de 16 años fue víctima de un intento de violación sexual. Ella diariamente camina un trayecto largo hacia su lugar de estudio, un día “como a la una de la tarde” iba caminando por la calle transitada, todo iba normal hasta que notó que un hombre la iba siguiendo, “parecía un trabajador de alguna empresa”. “Al principio lo sentí normal”, pero después de tres cuadras parecía sospechoso, comenzó a apresurarse confiada porque había vigilantes cerca. En un lapso de 4 minutos, el hombre empezó a gritarle comentarios sobre su cuerpo, y la seguía sin  disimular, la alcanzó tomándola del brazo, “en ese momento él ya tenía afuera su pene y mientras yo trataba de soltarme él se masturbaba”. Hubo muchos empujones y golpes “porque él quería meterme a un espacio vacío entre unas casas, para ahí me estaba jalando”. Estefani se logró soltar y huyó corriendo.