Bukele apela de nuevo a las emociones de los salvadoreños
Durante su discurso de toma de posesión, Nayib Bukele se dedicó a relatar anécdotas, crear metáforas, a buscar el favor de los grupos marginados y a descalificar a las gestiones pasadas.
Por Mezti Cornejo, Verónica Pérez y Pamela Gámez
Bukele comenzó recordando las promesas que los expresidentes hicieron y no cumplieron. La estructura de su discurso estuvo determinada por los pronombres “nosotros”, donde se incluía él junto al pueblo salvadoreño, ante un “ellos”, de no respeto, refiriéndose a los gobiernos pasados.
El presidente creó un discurso entre un “nosotros”, los que recibimos un daño, ante un “ellos” que provocaron un mal. Buscando crear un “ellos” enemigo, el que ya fue vencido por la disolución del bipartidismo.
En diferentes momentos Bukele apeló a las emociones de los grupos marginados. Mencionó reiteradamente el apoyo para los discapacitados, declarando que “el poder está en las manos de los pescadores, en las manos de nuestras amas de casa y, por supuesto, en las manos de nuestras personas con discapacidad”. Además, durante todo su discurso se apoyó en el respeto a la divinidad, como estrategia para conseguir la aprobación de los grupos religioso.
Además, Bukele trató de crear empatía con el público diciendo: “Yo sólo soy un salvadoreño como todos ustedes, hijo de un padre que dio en su vida todo lo que pudo para este país, hijo de una madre que me ha enseñado la importancia del amor”.
Luego mencionó en su discurso que una de las razones por las que su gobierno será mejor que todos los anteriores, es porque su gabinete será el primero que cuenta con un carácter paritario (que incluye mujeres), en donde las nuevas ministras trabajarán “poniendo su mayor esfuerzo” para construir una mejor realidad para todos.
Las apelaciones emotivas continuaron cuando dijo que “El Salvador es como un niño pequeño y muy enfermo”, el cual para poder recuperarse necesita de la ayuda de todos los salvadoreños; todos deben trabajar para alcanzar ese objetivo en común, donde habrá sufrimiento, dolor, mucho sacrificio, para que al final cuando vean atrás puedan decir que “valió la pena”.
Bukele aseguró que el “juramento más importante es que trabajaremos todos juntos”; posicionándose como un “nosotros” junto a la población salvadoreña, sosteniendo que “juntos tomarán decisiones con valentía para sacar el país adelante” y “protegerán lo que conquistaron el 3 de febrero”. Dejó claro que la responsabilidad no es de él, sino colectiva y que “cada uno debe hacer lo que le toca”, en un especie de expiación de responsabilidad.