“El agua es lo más importante y es lo que menos tenemos”

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“El agua es lo más importante y es lo que menos tenemos”

Entre la residencial Altavista y la Cima I existen 22 kms. de distancia, pero tienen algo en común, ambas retratan la crisis del agua que sufren muchas zonas empobrecidas o de clase media de El Salvador; a casi un mes que la Asamblea Legislativa aprobó la Ley General de Recursos Hídricos, el agua sigue ausente.

La pila de Ana está casi vacía y esta agua es la única que tiene para realizar las labores del hogar. Foto de cortesía de Ana Hernández.

 

 

Por Tania Ortiz

Luego de horas de trabajo, Ana Hernández llega a su casa con la esperanza de que por fin haya caído agua. Lo primero que hace al llegar es dirigirse a la pila a abrir el grifo, al ver que no sale ni una gota, lo vuelve a cerrar. A pocos metros de su pila hay una montaña de ropa sucia que ha acumulado durante toda la semana, y la poca agua que le queda es para beber y lavarse las manos. Para ella, esta situación se ha vuelto habitual, lleva 5 años residiendo en Altavista, cuyos habitantes por décadas han sufrido ese problema.

La residencial Altavista está ubicada al Oriente del área metropolitana de San Salvador. Tiene una extensión de 244 hectáreas y atraviesa los municipios de Ilopango, Tonacatepeque y San Martín. La residencial posee dos convenios con la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados (ANDA); sin embargo, esta institución no ha garantizado a sus habitantes el acceso al preciado líquido. Aunque los convenios no sean de carácter público, la escasez de agua en la residencial sí lo es desde hace muchos años.

¡Está cayendo agua! ¡Está cayendo agua! son los gritos de emoción que provienen de una de las calles de la residencial. Para Verónica Sánchez esa es la señal para encender el chorro de su pila y llenar los dos barriles que tiene. Ya han pasado 7 días desde la última vez que cayó el agua. “El agua es lo más importante y es lo que menos tenemos”, expresa al recordar la emoción de sus vecinos cuando cae agua.

En El Salvador hay unas 600,000 personas que no tienen acceso al agua potable, según un informe de la relatoría especial de Naciones Unidas del año 2016. El 99% de estas personas vive en zonas rurales. Pero los que viven en la zona urbana tampoco están exentos de esta crisis.

Según el estudio “Acceso al agua potable en El Salvador: Tendencias, perspectivas y desafíos” realizado por la fundación PRISMA a escala nacional, los servicios de abastecimiento de agua potable se concentran en las zonas urbanas; sin embargo, esto no garantiza un acceso pleno.

Cuando el agua no cae la gente debe llenar barriles para tener reservas hasta que vuelva a caer. Imagen tomada de internet.

Tanto Verónica como Ana confirman que les cae agua una o dos veces a la semana, pero que a veces pasan hasta 15 días sin el servicio. Y no hay explicación alguna de las autoridades a los residentes de Altavista. “Las autoridades lo que dicen es que va a caer y no cae nada. Realmente no sabemos por qué no cae agua”, dice Verónica.

Hay residentes que almacenan el agua para subsistir mientras no cae, pero la mayoría no tienen esa posibilidad. Cuando llevan días sin agua, los ciudadanos utilizan sus redes sociales para denunciar. Alta Vista City, es el nombre de la página de Facebook en donde los afectados publican las denuncias . Otras personas lo hacen desde sus propias redes sociales.


Como respuesta a las denuncias, llega una pipa con agua. Pero no es suficiente, afirman. “Las pipas no alcanzan para abastecer a tanta gente. Algunas pipas vienen con agua del lago de Ilopango y esa es la que nos venden”, expresa Verónica. Ella también asegura que cuando llega la pipa solo compra un barril de agua, pues es lo único que pueden pagar en su hogar. En su casa habitan 5 personas, igual que en la de Ana.

Algunas denuncias ciudadanas de Altavista circulan a través de la redes sociales de los afectados.
Las denuncias ciudadanas de Altavista circulan a través de una página de la colonia.

A 22 kms. de Altavista está la Cima 1, situada cerca del Estadio Cuscatlán, al lado suroiriente de la ciudad capital. La distancia es larga entre ambas y allí tampoco cae agua con regularidad. Stella Jimez, residente de la zona, asegura que le cae agua una vez por semana, la misma problemática que sufren los habitantes de Altavista. En su casa también residen 5 personas.

“Cuando cae agua lo primero que hacemos es llenar la pila, barriles y guacales que tenemos”, dice Stella. Ella asegura que se ha quejado con las autoridades; sin embargo, nunca le dan respuesta. “Siempre dicen que están arreglando una calle o una tubería, pero nunca nos dicen cuál. No se obtiene una respuesta en sí de las autoridades”, menciona.

Los habitantes de esta residencial se preguntan por qué los centros comerciales de la zona sí tienen agua de manera permanente. Cerca de la Cima 1 se encuentran muchos centros comerciales y restaurantes. Y actualmente se está construyendo el centro comercial San Francisco.

Stella tiene 22 años y ha vivido toda su vida en esa residencial. Ella recuerda, y sus padres lo confirman, que antes de que hubiera tantos centros comerciales en la zona, el agua caía de una manera más regular y no como ahora. En El Salvador es común ver hoteles, residenciales de clase alta o plazas regando el césped y al otro lado, comunidades sin agua.

Ambas residenciales tienen centros comerciales cerca. Altavista alberga Unicentro Altavista, un lugar cuyos establecimientos siempre tienen agua.

 

¿Y la planta potabilizadora Torogoz?

El 25 de octubre de 2021, el presidente Nayib Bukele inauguró la rehabilitación de la planta potabilizadora Torogoz, sobre el río Lempa. “Hemos equipado la nueva Planta Potabilizadora Torogoz con 29 motores nuevos y 24 filtros, todo de calidad y lo mejor, como se merece el pueblo salvadoreño”, expresó el presidente en ese entonces.

La planta potabilizadora Torogoz está situada en el municipio San Pablo Tacachico, La Libertad y es la más grande del país. Con ella, el gobierno prometió mejorar el servicio del agua a 1.5 millones de habitantes de 11 municipios del departamento de San Salvador.

A tres meses de aquel anuncio, los residentes siguen denunciando la irregularidad del servicio de agua potable en sus redes sociales, igual que antes de la reinauguración de la planta Torogoz.

Entre los municipios que serían beneficiados por esta planta se encuentra San Salvador, Soyapango, Ilopango, San Martín, Mejicanos, Cuscatancingo, Ayutuxtepeque, Tonacatepeque, Ciudad Delgado, Apopa y San Marcos; sin embargo, la situación sigue igual para los residentes de Altavista y la Cima 1.

La falta de agua en colonias populosas de San Salvador no se resolvió con la reinauguración de la Planta potabilizadora Torogoz. Imagen tomada de presidencia.gob.sv

 


Una ley con fines lucrativos

La noche del 21 de diciembre fue aprobada la Ley General de Aguas, luego de 15 años de discusión. Varias organizaciones sociales consideran que esta ley esconde fines lucrativos que busca favorecer únicamente los intereses empresariales.

«Aunque el discurso dado por los funcionarios en el acto de entrega de la propuesta afirmaba un rotundo NO a la privatización del Agua y el reconocimiento total del Derecho Humano al Agua y el Saneamiento, el texto analizado deja claro que esas afirmaciones son mera retórica demagógica, pues no hace efectivo el goce de derechos a la población y pone al mismo nivel el consumo humano doméstico con el aprovechamiento comercial e industrial del agua», dice Katherine Martínez, una de las voceras de la Alianza Contra la Privatización del Agua.

Ella asegura que esta Ley pone en riesgo el derecho humano y el acceso al agua de manera equitativa y justa. “Tiene un enfoque privatizador y hay un vacío”, menciona.

Según las observaciones hechas por la Alianza contra la Privatización del Agua, la Ley no obliga a ANDA a transparentar los convenios que ha suscrito con empresas de construcción. El abastecimiento de proyectos urbanísticos trae escasez del recurso hídrico en las poblaciones pobres, aseguran los representantes de esta organización.

El artículo 71 de la Ley General de Recursos Hídricos permite emitir permisos para la explotación del agua sin consulta o estudios previos. Además, autoriza permisos de 15 años de plazo para la extracción a empresas que se lucran del agua. Por su parte los diputados de la bancada cyan han festejado la aprobación de esta Ley y la ven como un gran logro.

“No podemos detener el desarrollo y el progreso, sobre todo urbanístico. Es el desorden del pasado lo que nos ha causado problemas, no así las empresas”, expresa la diputada Sandra Martínez, integrante de la comisión ad hoc que estudió el proyecto de ley.

Muy alejado de las declaraciones de los diputados, las familias de la Cima 1, Altavista y otras, no comparten esa opinión. “El agua es un derecho, no es un líquido que pueda ser privatizado”, concluye Verónica.