La violencia hacia las periodistas aumentó en América latina durante la pandemia

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LA VIOLENCIA HACIA LAS PERIODISTAS CRECIÓ EN AMÉRICA LATINA DURANTE LA PANDEMIA

Durante la COVID-19, una de las actividades que no paró fue el periodismo. Frente a la importancia de esta labor, no se tomaron medidas que velaran por el bienestar de las mujeres reporteras. CIMAC registró en México 397 casos de violencia contra mujeres periodistas durante la pandemia, 47 de ellos relacionados directamente con la cobertura de la salud.

La mujer periodista estuvo más expuesta a la violencia en sus lugares de trabajo durante la pandemia. Imagen tomada de internet.

 

Por Gabriel Iraheta

Las mujeres periodistas han enfrentado distintos tipos de desafíos a la hora de ejercer su labor. Pero tras la llegada de la COVID-19, esta problemática se volvió aún más grande y significativa; brecha salarial de género, jornadas de trabajo sin un horario fijo, acoso sexual, entre otros tipos de violencia son los retos que la mujer periodista debe afrontar día con día dentro de su jornada laboral, que tras la pandemia, se incrementaron.

Comunicación e Información de la mujer (CIMAC), durante la Semana Internacional por el Derecho Humano a la Libertad de Expresión de las Mujeres analizó un informe titulado: “Impactos de la COVID-19 en las mujeres periodistas”, elaborado durante la pandemia con el fin de evidenciar uno de los mayores impactos negativos que dejó la pandemia: La violencia machista hacia mujeres periodistas.

El 30% de las periodistas entrevistadas en México afirmó que el medio tomó acciones para reducir los efectos económicos de la pandemia, tales como reducir las plantillas laborales, disminuir los sueldos, cierre de oficinas y en algunos casos, el cierre definitivo. Estas implicaciones provocaron que 7 de cada 10 de las periodistas se vieron obligadas a trabajar con herramientas propias desde casa, es decir que no se les brindaron las herramientas para laborar en plenas condiciones.

Ante esta situación, la maestra Lilian Celiberti, fundadora de Cotidiano Mujer, un colectivo feminista uruguayo considera que la protección del campo laboral también depende de la existencia de un espacio de representación colectiva en defensa de los derechos laborales. Ella menciona que es importante continuar trabajando en la democratización de los medios como parte de la  consolidación democrática de las sociedades.

Además de fortalecer las asociaciones colectivas como periodistas, la formación en libertad de expresión, los mecanismos de denuncia y generar códigos de ética son fundamentales para la acción de los y las periodistas.

Por otro lado, el 34% de las periodistas dijo que renunció a la labor del periodismo debido a la pandemia y solo 3 de cada 10 recibieron alguna medida para proteger su integridad física durante las coberturas. Al hablar de la pandemia, también es importante tocar el tema de la salud; y es que el 27% de las periodistas tuvo COVID-19 y el 66% lo adquirió durante el ejercicio periodístico.

La abogada especialista en derechos humanos, Itzia Miravete Veraza, declara que la Corte Interamericana de Derechos Humanos sostuvo desde el inicio de la pandemia y hasta la fecha, que los estados están obligados a sujetarse al derecho internacional de respetar y proteger los derechos contenidos en los tratados internacionales, pero particularmente el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la información y eso todavía no se cumple por parte de los gobiernos latinoamericanos. 

“Es clave que el Estado garantice una política pública de protección integral, la cual implique que el gobierno prevenga la violencia contra los y las periodistas”, menciona Veraza, quien también recomienda esfuerzos para poner un alto a la estigmatización de la prensa y abstenerse de utilizar un lenguaje violento que coloque al periodismo en una situación de vulnerabilidad.

Veraza afirma que la coyuntura también implicó nuevas oportunidades, una de ellas fue visibilizar y reivindicar la importancia de los medios de comunicación y del rol que tienen los y las periodistas dentro de una sociedad democrática, para garantizar el acceso a la información. “El periodismo independiente fue una palanca esencial para la información pública. Ante esto, es importante la regulación de publicidad oficial para evitar el control editorial de los medios”, concluye.

 

Las condiciones económicas de las mujeres periodistas también se vieron afectadas y a falta de esfuerzos por parte de las instituciones gubernamentales o de los mismos medios de comunicación, fueron ellas quienes tuvieron que tomar medidas. Un 49% se vio obligado a conseguir un empleo adicional que no estaba relacionado a la profesión. 

A pesar de que la profesión implica una alta movilidad, uso de transporte público, relacionarse con personas para coberturas y entre otras actividades en medio de la pandemia, sólo el 33% de las periodistas habían recibido la vacuna contra la COVID-19. Evidenciando la poca importancia que se les tomó a las mujeres que ejercían esta labor en México.

La violencia contra las mujeres periodistas prevalece tanto en el hogar como en sus oficinas o en las coberturas. En el informe se registró que 7 de cada 10 periodistas sufre violencia psicológica expresada en insultos o desvalorizaciones de su trabajo, y un 1% sufre esta violencia todos los días.

Para la investigadora, académica y documentalista feminista, Yennué Zárate, los medios de comunicación necesitan garantizar que las periodistas tengan buenas condiciones laborales. Además, menciona que es importante fortalecer los mecanismos de protección a personas periodistas y defensores de derechos humanos, inculcando una perspectiva de género que proteja los derechos de las mujeres periodistas.

“Se necesita más investigación para visibilizar esta problemática y poder hacer conciencia en la población, mediante el fortalecimiento de alianzas entre movimientos feministas y las mujeres periodistas. Las nuevas generaciones, con más conciencia sobre violencia de género, pueden nombrarlo y denunciarlo para visibilizar aún más esta situación”, concluye Zárate.