Por Antoni Pérez

Cayó entre sus dedos,
Perlas desde un domo pálido,
Abandonando la dureza al contacto tibio.

Advirtió el puerto de los tifones
El inevitable socorro de las sirenas
Cuando cayeron perlas a la textura,
De su fragilidad humana.

Duermen… Los secretos de otoño,
En el camuflaje del relámpago y el agua,
En sus manos humectadas de llanto ajeno
Por un cielo a punto del colapso.

Duermen… en sus áridas pupilas,
La metamorfosis de las hojas,
El frío oleaje de los vientos, acechando
Un festival de nostalgia nublada.

Duerme… en el desierto de sus ojos,
En la fisura del corazón, en el peso de la garganta,
El estallido de lágrimas cautivas.