La adicción es una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación, y una de esas actividades ha marcado a jóvenes que han caído en la dependencia de las redes sociales. “Una de las distracciones que me llevan a procrastinar es consumir contenido no educativo en redes”, expresa el estudiante universitario, Lenin Siliezar.

Por: Martín Cortez, Yesica Gómez y Karla Grijalva

Para un estudiante universitario usar las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) es imprescindible, no sólo porque le ayuda en sus estudios sino también porque le sirve como medio para desestresarse después de entregar trabajos o realizar exámenes.

Lenin Siliezar, estudiante de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) cree que las redes sociales son una causa de distracción importante en los estudiantes, ya que el consumir contenido no educativo le lleva a la interacción más continua a través de las plataformas digitales, lo cual considera como una adicción desenfrenada.

“Una de las distracciones que me llevan a procrastinar es consumir contenido no educativo en redes”, expresa Lenin Siliezar, uno de tantos estudiantes que sufren este problema en la era digital.

El psicólogo Oscar Vásquez dice que “se debe considerar una adicción cuando su comportamiento se vuelve compulsivo y afecta negativamente su vida diaria, debido a la dedicación de una gran cantidad de tiempo y recursos a la actividad o consumo, a menudo en detrimento de otras áreas de la vida, como el trabajo, la familia o los estudios universitarios afectando la vida de un estudiante, causando la procrastinación”.

La tesis “Incidencia del uso de redes sociales en la autoestima” elaborada por estudiantes de la Universidad Francisco Gavidia”, dice que adicción a las redes sociales depende de diferentes “factores biológicos, genéticos y psicológicos y sociales, además de ser progresiva y puede caracterizarse por episodios continuos de descontrol, distorsión del pensamiento y negación”.

Algunas personas pueden tener una predisposición genética a la adicción, mientras que otras pueden desarrollarla como resultado de experiencias traumáticas o problemas de salud mental.

“En el caso de las adicciones a las tecnologías y las redes sociales, estas pueden ser especialmente adictivas debido a su diseño y funcionalidad. Las redes sociales, por ejemplo, están diseñadas para ser atractivas y adictivas, y pueden proporcionar una sensación de gratificación instantánea y conexión social. Además, el uso excesivo de las tecnologías y las redes sociales puede activar los mismos circuitos de recompensa en el cerebro que las drogas y otras sustancias adictivas”, es decir que puede desencadenar la liberación de dopamina en el cerebro, lo que refuerza la conducta y puede llevar a una adicción.

La adicción hacia las redes sociales es un fenómeno que afecta a una gran cantidad de personas, enfocado en los jóvenes de hoy en día debido a la evolución en la tecnología, como el caso Lenin, quien es un ejemplo de cómo las juventudes están más expuestas a esta realidad. “Las redes sociales han cambiado la manera de relacionarse con las personas más cercanas en su comportamiento e influye en cómo las personas se valoran por sí mismas. Desde un punto de vista social, el uso generalizado de las redes sociales puede crear presión para participar y estar conectado en todo momento, lo que puede contribuir a un mayor uso y, potencialmente, a una adicción”, menciona la investigación “Adicción al internet y procrastinación académica en tiempos de la COVID 19”.

¿Cuándo las redes sociales se convierten en una adicción?

Se considera una adicción a la actividad continua sobre la que no se tiene control y se vuelve un hábito nocivo en una persona, de esa manera puede afectar su salud tanto como física, mental y emocional, a la vez que también puede interferir en el desempeño académico o en el trabajo. Una persona adicta a la redes sociales se puede considerar compulsiva a permanecer en los medios sociales.

El uso excesivo de redes sociales, puede provocar impactos negativos en la salud mental. Su uso constante puede generar ansiedad, disminuir la concentración y afectar negativamente el rendimiento académico.

La tesis “Incidencia del uso de redes sociales en la autoestima en los estudiantes de la Universidad Francisco Gavidia” dice que “la adicción a una red social es la compulsión por estar siempre conectado en la plataforma social e implica ser un coleccionista de amigos y dedicar mucho tiempo a la decoración del muro o perfil”.

“Se han visto casos de personas que están más de 18 horas conectadas pendientes de su red social; se infiere que la adicción a internet suele afectar a las personas que por la edad son psicológicamente más vulnerables. Un grupo al que hay que prestar especial atención son los adolescentes, pues reúne características de riesgo como la impulsividad extrema, necesidad de relaciones con nuevas personas y autoestima baja. Sin embargo, actualmente la fiebre de Internet no solo afecta a los adolescentes sino a la sociedad en general”, señala la investigación académica.

Uno de los indicadores clave es la pérdida de control, donde el individuo tiene dificultades para limitar el tiempo dedicado a las plataformas digitales, incluso cuando intenta hacerlo. El patrón adictivo se manifiesta con la necesidad constante de revisar las redes sociales, lo que puede interferir en responsabilidades laborales, académicas o personales.

Si una persona prefiere pasar más tiempo en línea que socializando en el mundo real, esto puede indicar una dependencia preocupante. La adicción también se refleja en la ansiedad experimentada cuando no se puede acceder a las redes, lo que revela una conexión emocional intensa con estas plataformas.

La consecuencia negativa en la salud mental y el bienestar general es otro aspecto crucial. Cuando el uso de las redes sociales se convierte en un mecanismo principal para gestionar las emociones y escapar de la realidad, es un indicador claro de que la relación con estas plataformas ha alcanzado niveles críticos.

“Si el uso de las redes sociales comienza a tener un impacto negativo significativo en la vida diaria de una persona, es importante buscar ayuda”, se menciona en la revista “Adicción a las nuevas tecnologías y a las redes sociales en jóvenes”.

La dependencia de las redes sociales a menudo está asociada con la búsqueda de validación social, donde los usuarios buscan constantemente la aprobación a través de likes, comentarios y seguidores. Es esencial reconocer los signos de dependencia de las redes sociales y buscar un equilibrio saludable en el uso de ellas para preservar la salud mental y mantener conexiones sociales significativas fuera del entorno digital.

Las principales señales para que una persona tiene dependencia a las redes son las siguientes: “Privarse de sueño (cinco a más horas) para estar conectado, a los que dedican unos tiempos de conexión anormalmente altos. El descuido de otras actividades importantes, como el contacto con la familia, las relaciones sociales, el estudio o el cuidado de la salud. Recibir quejas en relación con el uso de la red de alguien cercano, como los padres o los hermanos. Pensar en la red constantemente, incluso cuando no se está conectado a ella y sentirse irritado excesivamente cuando la conexión falla o resulta muy lenta” como se menciona en la revista “Adicción a las nuevas tecnologías y a las redes sociales en jóvenes”.

A Lennin, ser consciente de su adicción le permite organizar su tiempo, especialmente en las actividades académicas, ya que ello le ayuda a evitar distracciones. Cuando los estudiantes no encuentran un interés genuino en una asignatura o tarea, es más probable que posponga su realización y se busque refugio en los espacios digitales.

El psicólogo Óscar Vásquez mencionó que el uso frecuente o excesivo de las redes sociales incide en el rendimiento académico de un estudiante o el desempeño de las personas en cualquier ámbito como en la familia o el trabajo. “Todo exceso es malo, y al ser producto de una adicción a las redes, la procrastinación, pues tiene un impacto importante en la salud mental de los jóvenes, en cuanto su percepción de sí mismos está referida al impacto o retroalimentación de otra”, señala.

El impacto de las redes sociales en la autoestima y la percepción de la imagen personal es un tema relevante. La construcción de una «pantalla» o «máscara» a través de las redes sociales puede llevar a una representación distorsionada de la personalidad y la imagen personal. Esta representación puede generar una valoración falsa de la imagen y el autoconcepto, lo que a su vez puede contribuir a una autoestima deformada o negativa.

De la adicción a la procrastinación

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El uso frecuente o excesivo de las redes sociales incide en el rendimiento académico de un estudiante o el desempeño de las personas en cualquier ámbito como en la familia o el trabajo. Imagen libre de derechos de autor tomada de internet.

Cuando un estudiante pospone las tareas y responsabilidades escolares, puede experimentar una serie de consecuencias negativas, como el aumento de estrés y ansiedad, ya que se puede sentir abrumado por tener demasiado trabajo y poco tiempo para realizarlo; puede disminuir de calidad de su trabajo, ya que al posponer las tareas universitarias puede verse obligado a realizarlas con prisa, a última hora y sin la atención necesaria, incrementando la disminución de su productividad.

En la revista de iniciación científica “Factores que promueven la procrastinación y afectan el rendimiento en estudiantes de ingeniería”, de la Universidad Tecnológica de Panamá, se dice que “la procrastinación puede ser un mecanismo de defensa psicológico para evitar enfrentar posibles desafíos o la percepción de que una tarea si es demasiado difícil. Este temor puede llevar a evitar responsabilidades académicas importantes, generando un círculo vicioso de procrastinación”.

El uso excesivo del teléfono y las redes sociales está estrechamente relacionado con la procrastinación, especialmente en los entornos académicos. Las notificaciones constantes, la facilidad de acceder a plataformas de redes sociales y la variedad de contenido en línea, pueden convertirse en distracciones significativas.

Es fundamental que se desarrollen estrategias de gestión del tiempo, se establezcan metas de corto plazo y se busque apoyo cuando sea necesario para superar este hábito perjudicial. En última instancia, abordar la procrastinación en entornos universitarios requiere un enfoque multifacético que incluye tanto aspectos psicológicos como prácticos.

El psicólogo Oscar Vázquez da algunas recomendaciones sobre cómo estudiar evitando la procrastinación, dice que es necesario establecer metas y objetivos claros, ya que es importante tener una idea clara de lo que se quiere lograr. Esto puede ayudar a mantener el enfoque y la motivación. También es importante crear un horario de estudio que debamos cumplir, esto puede ayudar a mantener el enfoque y evitar la procrastinación. Además, es necesario incluir descansos regulares en el horario de trabajo, para evitar la fatiga mental.

También se deben eliminar las distracciones como las notificaciones de las redes sociales, y si no bastara con eso, entonces se vuelve imprescindible buscar apoyo, ya sea de amigos, familiares o tutores puede ayudar a mantener la motivación y el enfoque en las tareas académicas. La práctica de la autorregulación emocional, es importante para manejar las emociones y el estrés, ya que puede ayudar a evitar la procrastinación y mantener el enfoque en las tareas académicas.

Lenin menciona que cuando no está tan ocupado académicamente se da un espacio para revisar sus redes sociales, y muchas veces no es por mucho tiempo, entonces no se le complica tanto. Sin embargo, en los momentos más intensos de trabajo académico, establece límites con el tiempo dedicado a ver sus redes sociales con el fin de mejorar su productividad.

La procrastinación puede tener un impacto negativo en múltiples aspectos del proceso educativo, incluyendo la calidad de la enseñanza y la atención de los estudiantes en clase. Los catedráticos guía pueden sentirse frustrados si los estudiantes están distraídos y no prestan atención en clases debido a su adicción a las redes sociales, lo que puede afectar su capacidad para transmitir información y fomentar el aprendizaje.

Además, la procrastinación también puede generar preocupación y estrés en los padres y tutores de los estudiantes, quienes pueden estar preocupados por el rendimiento académico de sus hijos y su capacidad para alcanzar sus metas educativas. Por lo tanto, es importante abordar la procrastinación académica no solo desde la perspectiva del estudiante, sino también desde la perspectiva de los catedráticos guía y los padres o tutores.

Para el catedrático de la UCA, José Aníbal Meza, la procrastinación en la entrega de tareas no depende solo de la adicción a las redes sociales, sino que también de la responsabilidad y buen uso del tiempo de cada persona.

El tema de la procrastinación académica lo deben abordar las universidades, ya que no es una actitud que haya que cultivar, sino que más bien se debe motivar la disposición para el aprendizaje, la educación en el buen uso del tiempo, ya que es asunto de cada quien, y depende de la organización que tenga el docente y la disposición del estudiante para el aprendizaje.

Oscar Vázquez opina que prevenir y abordar la procrastinación académica ocasionada por las adicciones a las redes sociales entre los estudiantes universitarios debe ser abordado en las instituciones educativas, ya que pueden tomar medidas para comenzar por un programa de sensibilización estudiantil, con el fin que reflexione. Además, se pueden establecer estrategias para fomentar una disciplina basada en la focalización de actividades a corto, mediano y largo plazo que dependan de la motivación directa del sentido del estudio.

También se puede trabajar en estrategias para establecer límites de tiempo para el uso de las redes sociales y proporcionar apoyo para ayudar a los estudiantes a desarrollar habilidades de gestión del tiempo, y a establecer metas claras y motivadoras para el estudio.

La recuperación de una adicción a las redes sociales es posible y muy valiosa. Al igual que con cualquier adicción, el primer paso es reconocer que hay un problema y buscar ayuda. Es importante recordar que la recuperación no es un proceso fácil y puede llevar tiempo y esfuerzo, pero es posible y puede mejorar significativamente la calidad de vida de una persona. La recuperación también puede ayudar a mejorar la salud mental y emocional, las relaciones interpersonales y el rendimiento en los estudios o en el trabajo de una persona.