Conmemoran asesinato de cuatro periodistas holandeses en Chalatenango

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Por Karla Grijalva y Miguel Gallegos.

El 17 de marzo de 1982, en la localidad de Santa Rita, departamento de Chalatenango, a las 5:00 de la tarde fueron asesinados cuatro periodistas holandeses y cuatro guías guerrilleros por parte del escuadrón de élite “Atonal” dirigido por el sargento Mario Canizales Espinoza.


Este mes se cumplieron 42 años del asesinato de Koos Kaster, Jan Kuiper, Joop Willemsen y Hans ter Laag, periodistas holandeses que realizaban un documental sobre las dos caras de la guerra en El Salvador; la primera parte mostraba la opinión de familias ricas de San Salvador, mientras la segunda, buscaba oír la voz de la población de Chalatenango y de las fuerzas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

La fundación Comunicándonos viajó al lugar de la masacre junto a estudiantes universitarios para reivindicar la memoria histórica de este acontecimiento. Fue invitada población estudiantil de las carreras de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Centroamericana, UCA, y la Universidad del Salvador, UES.

Más de cien alumnos realizaron el mismo recorrido que se presume hicieron los periodistas extranjeros antes de ser atacados por los militares. Para la mayoría de estudiantes este era su primer contacto con este crimen considerado como de lesa humanidad.

“Ellos tenían información de que los venían siguiendo, pero no prestaron atención”, comentó Óscar Peréz, director de Comunicándonos. Al llegar al lugar, los cuatro periodistas y cuatro guías que los acompañaban caminaron en fila india hasta donde habían acordado reunirse con guerrilleros del FMLN, pero “fueron interceptados por un batallón de 25 hombres”, agregó Pérez. Estaban distribuidos en forma de “L”, alrededor de las montañas donde se preveía que pasarían las víctimas.

“La intención era asesinarlos, enterrarlos aquí y darlos como desaparecidos o botarlos en el río Lempa”, agregó Peréz. Foto por Montserrat Vázquez.

La masacre terminó a las 5:20 de la tarde. Peréz narró cómo este acontecimiento fue ordenado por el “Estado Mayor” en colaboración con el exministro de Defensa “general José Guillermo García” y el exdirector de la Policía de Hacienda “coronel Francisco Antonio Morán”.

Los estudiantes expresaron sus diversos puntos de vista, evidenciándose el compromiso de los futuros intelectuales del país con estos casos de violaciones a los derechos humanos.

Matías Presa, excombatirente del FMLN y testigo de este hecho histórico, acompañó a Óscar Pérez en la conmemoración, resaltó la importancia de la transmisión de las historias del pasado a las nuevas generaciones. Expresó que él lo hace a través de la Asociación de Veteranos del FMLN (ANVEGE).

En el año 2018 los familiares de las víctimas comenzaron un proceso legal para hacer justicia en este caso de violación a los derechos humanos, siendo parte de más de 32 investigaciones de crímenes de lesa humanidad.

Pérez mencionó que “oficialmente nosotros desde el año 2017”, al referirse al inicio de la recopilación de pruebas para comenzar un proceso legal contra los victimarios. Foto por Javier Martínez.

El caso ha avanzado de manera pausada y lenta. Pérez afirmó que la Justicia salvadoreña no da las pautas para institucionalizar el caso, dificultando su rápida ejecución y protegiendo a los implicados. Pero, inclusive con estas dificultades, el exministro de Defensa general José Guillermo García y el exdirector de la Policía de Hacienda, coronel Francisco Antonio Morán, se encuentran en detención provisional por su presunta participación en la planificación de este crimen.

El coronel Mario Adalberto Reyes Mena, principal acusado, reside en Estados Unidos y un Juzgado de Instrucción ordenó su captura provisional para una posterior extradición.

Pérez mencionó que no es la primera vez que este caso es llevado ante la justicia salvadoreña, en el pasado la primera jueza que tomó el caso fue forzada al exilio por constantes amenazas de muerte. Este es el único caso de periodistas extranjeros asesinados durante la guerra, cuyos familiares deciden buscar justicia, los demás casos han quedado impunes y en el olvido.

Como un símbolo de respeto y admiración, los estudiantes visitantes sembraron dos ramas de jocote en el lugar donde cayeron los cuerpos de los periodistas, para que en la próxima visita al lugar puedan observar el florecer de estos árboles, que simbolizan la causa por la que entregaron su vida más de 17 periodistas en el transcurso de la guerra en El Salvador.