El resurgimiento del cine salvadoreño

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Resurge el cine salvadoreño

“El Kolectivo San Jacinto”, a diferencia de otras casas productoras en el país, está conformado por jóvenes que tienen la finalidad de hacer a través de producciones audiovisuales una crítica social y reflexión sobre los problemas que se viven en la sociedad salvadoreña.

Imagen cortesía de El Kolectivo San Jacinto

Por Antoni Pérez & Carlos Baires

 

Tuvimos la oportunidad de entrevistar a Camilo Henríquez, encargado de la dirección de fotografía en el “El Kolectivo San Jacinto” para acercamos más a la comprensión del trabajo cinematográfico realizado en El Salvador. 

C. ¿Ves algún posible resurgimiento del cine local?

A partir del 2014 se podría decir que ha sido el boom del nuevo cine salvadoreño con el financiamiento de “Pixels”, que es un fondo que da el Ministerio de Economía, y tenemos 6 años de crear 5 películas al año, sin embargo de las 17 películas financiadas solo han salido 5 hasta el momento, pero ya podemos decir que hay una identidad, que ya cuando salgan podemos ir analizando película por película, podemos revisar a qué preguntas y necesidades responden en nuestro cine salvadoreño, será muy interesante analizar esas películas cuando ya estén en taquilla.

C. ¿Qué película ha tenido una gran influencia en el cine salvadoreño?

Nuestro cine a partir del 2014, la mayoría lleva un enfoque social, pero podemos decir que desde Alejandro Cotto con “El Rostro” de 1961 nuestro cine es como una ventana a la realidad, creo que las historias que más nos van a influenciar son sobre las carencias y las injusticias.

C. ¿Por qué elegiste trabajar en cinematografía?

Vengo de una familia multimedia, de niño tuve una cámara mini dv y a partir de esa cámara empecé a realizar mis pequeños trabajos con mis amigos, luego a los 15 años comencé a trabajar en un productora en publicidad que me ayudó un montón en mi formación técnica  y después llegué a tener la oportunidad de estar con El Kolectivo San Jacinto y de hacer cine comunitario, aprender nuevos modos de producción alternativos al modo de hacer cine en Hollywood, en México o en Colombia…lo que más me apasiona es buscar una identidad y contar historias.

C. ¿Quienes marcaron el estilo de tus trabajos audiovisuales?

Alejandro Cotto, en dirección de fotografía el salvadoreño-guatemalteco  Guillermo Escalón, Arturo Menéndez que en 2001 sacó “Cinema Libertad” que sigue con la temática de la pobreza, ellos pueden ser la influencia social del cine en El Salvador.

C. ¿Cómo se consiguen los actores en este país? 

Se ha formado el SAS (Sivar Actor’s Studio) que es una asociación de actores y actrices que me parece fabuloso, han salido gente como Emi Mena con la que he podido trabajar en un par de cortometrajes, también tenemos Las Tres Prietas Teatro, tenemos La Cachada, creo que son algunas de las actrices que van en la vanguardia de la actuación salvadoreña. Ahora se están organizando más en la parte actoral todos estos grupos y a nosotros se nos facilita bastante porque cuando hacemos casting el SAS nos dice “aquí está la persona indicada”, y esa coordinación que ahora se tiene no existía antes. En la parte actoral han avanzado mucho.

C. ¿Cuáles son las carencias de nuestro cine?

Lo más difícil de conseguir es el financiamiento, hasta que no contemos con una cineteca nacional, va a ser muy complicado llevar las películas a taquilla, porque con las distribuidoras los ejecutivos no toman en cuenta que no es por hacer dinero sino por empezar a formar esa cultura de ver cine nacional porque puede ser que las películas no estén al nivel que ellos creen taquillero, pero no es ese nuestro objetivo. Además a partir de este año ya se cortan financieramente los proyectos para 2021 de Pixels.

C. ¿Qué tipo de historia basada en nuestra cultura o pasado te gustaría ver hecha película?

Quiero ver producción que muestre la guerra, además de estos años que han pasado desapercibidos en la historia de 1930 a 1980 hay un gran hueco, hay historias muy interesantes ahí sobre cómo las comunidades indígenas fueron desapareciendo, cómo nuestra identidad se fue perdiendo desde esos años o incluso desde mucho antes, también voy a seguir defendiendo el cine que retrate la realidad tal como la vemos hoy en día, que se puedan reventar esas burbujas sociales y ver más allá del simple cine comercial.

Con Camilo Henríquez nos enteramos de muchos aspectos interesante sobre nuestro cine actual, mientras crecen en experiencia muchos jóvenes en áreas técnicas, como sonido y fotografía, y mientras se obtienen grandes resultados en el manejo de la cámara, que según las palabras de Camilo “han pasado al siguiente nivel”. Aún están presentes importantes problemas que deben ser solucionados para que nuestro cine florezca, entre ellos la poca cantidad de guionistas, escritores, y sobretodo el problema del financiamiento.

También conocimos la opinión de André Guttfreund (cineasta salvadoreño y único centroamericano acreedor de un premio Oscar, 1977). Lo encontramos en un foro sobre cine salvadoreño realizado en la Universidad Tecnológica de El Salvador (UTEC), en el cual mencionó que es un panorama muy complicado el poder realizar producciones a nivel nacional, ya que, los grandes medios de comunicación no están interesados en financiar la las producciones, hasta ver que realmente si pueda ser un producto rentable. “Sólo si nosotros apoyamos los trabajos regionales, ya sea el realizar proyectos tanto nacionales como regionales y aportarnos los unos a los otros, sólo así vamos poder salir adelante con la industria del cine que este país se merece”, señaló el cineasta.

Otro de los grandes problemas que destacó el cineasta salvadoreño es la falta de equipo creativo de producciones audiovisuales, “tenemos grandes camarógrafos que han estudiado en países como Argentina, también grandes directores, lo que necesitamos desesperadamente son guionistas, porque hasta ahora tenemos muy pocos que saben escribir un buen guión, así que, es absolutamente esencial volver a tener guionistas”, expresó.

André Guttfreund, cineasta salvadoreño ganador del Oscar, 1977. Foto por Antoni Pérez

La cinematografía es un arte que amerita mucho trabajo, tiempo y pasión, es una forma de sacarnos risas, lágrimas y emoción. Pero también es uno de los medios más notables en la actualidad para transmitir fuertes, pero necesarias críticas sociales y profundos mensajes de concientización, pues los productos audiovisuales son fáciles de hacer llegar a los ojos y oídos de muchas personas. 

El Salvador puede ser parte de esta red de cine social, compartiendo a su propia gente y al mundo nuestra cultura y nuestra forma de ser.