El Salvador solo tiene 66 psicólogos en el sistema público de salud

0

El Salvador solo tiene 66 psicólogos y psiquiatras en el sistema público de salud

Si los 6 millones de salvadoreños decidieran tratar su salud mental en el sector público, los 66 profesionales en esta especialidad médica atenderían a 91,000 pacientes cada uno. Así de imposible es por ahora la atención de la salud mental como servicio público.

El Salvador únicamente destina el 2 % de su presupuesto en salud a la atención psicológica y al hospital psiquiátrico, aunque la recomendación de la OMS es que se destine entre el 5.1 y 15 %. Foto recuperada de internet

Por Andrea Escobar y Gerónimo Iraheta 

La psicóloga Yansi Salazar explica que la salud mental está relacionada con equilibrar nuestras emociones, tener el control de nuestras conductas y a la vez contar con las herramientas emocionales para enfrentar una crisis. Al no tratar una enfermedad mental a tiempo, la concencuencia puede ser la cronicidad de la condición, hospitalización, tratamiento psiquiátrico, suicidio, enfermedades físicas o desgaste emocional.

“La salud mental es un constructo manejado erróneamente. La OMS (Organización Mundial de la Salud) entiende a la salud mental como un estado de bienestar que lleva al individuo a estar conciente de sus capacidades y le ayuda a ser productivo”, definió Romeo Amaya, psicólogo y catedrático de la Universidad de El Salvador. “Si yo me siento bien, no significa que no soy consciente de mis problemas, sino que soy capaz de disfrutar la vida y continuar por encima de las adversidades”, añadió.

Andrea González estudia cuarto año de Psicología, opina que en El Salvador el personal de la salud no es suficiente para 6 millones de habitantes, ya que el trato deja de ser especializado y viene siendo muy generalizado. “Los 66 profesionales de la salud con plaza, aunque ellos quisieran, no pueden dar abasto y no podrían investigar a todos los habitantes que necesitan ayuda, porque nadie se salva de la salud mental en este país, porque vivimos en pobreza, delincuencia y corrupción”, detalló.

El tema del medio ambiente, crisis económica, empleo, seguridad social, política, situación de la pandemia y el desgaste de la salud mental, son factores que, según Amaya, afectan a la población salvadoreña. Salazar también opina que lo que influye en gran medida es la pobreza y las formas de afrontar esta situación, porque algunos padres toman caminos como la prostitución o integrarse a grupos delictivos, y esto afecta su propia salud mental y la de su hogar. 

Según Andrea Gonzalez, un punto de partida importante en la vida de una persona es la infancia, ya que el vínculo afectivo que se establece en esas edades es lo que marca el resto de sus vidas. “Hay muchos padres que no celebran los triunfos de sus hijos, solo les señalan los errores. Es una carencia afectiva que se pasa de generación en generación”, agregó el psicólogo. 

Según González, en la niñez, la falta de autoestima y de un vínculo afectivo con sus familiares tiende a crear traumas psicológicos que llegan a reflejarse con la enuresis, que es la incontinencia urinaria de manera involuntaria. Foto por Yancy Salazar.

El psicólogo Amaya destacó que esta carencia afectiva trae como consecuencia que muchas personas pongan su salud mental en objetos inanimados como el celular, donde puedan desahogarse, vaciar emociones, compartir la vida, llorar, reír, entre otra serie de acciones.  

 

La estudiante menciona que se sintió interesada en conocer la mente humana y el trasfondo de las emociones. “Yo sabía que en el país no había oportunidades, pero alguien me dijo: estudia lo que querás porque en este país para nada hay trabajo, hay una probabilidad de que tengas un empleo minúsculo, pero al menos que sea haciendo algo que te gusta” comentó.

Los impactos de la pandemia en la salud mental

Julia Ortíz, estudiante de Veterinaria, reconoce haber tenido problemas con su salud mental durante la cuarentena por COVID-19. Comentó que al inicio del confinamiento tenía problemas con las clases y que sentía la preocupación de que ya no continuaría con sus sueños, sin embargo, la sensación de encierro lo que más le afectó. “Tres meses sin salir, en el cuarto encerrada, y de estar con mi familia todo el tiempo desarrollé depresión profunda.” expresó. 

A pesar de que la cuarentena ya finalizó, las consecuencias persisten. “Siento diferencia porque me siento más libre, siento que al estar alejada de un entorno de cuatro paredes me ayuda a estar distraída y no estar enfocada en los problemas. Pero la pandemia quitó la motivación que yo tenía”, explicó. 

“No quería que llegara la noche para ver la cadena nacional”, sentía miedo por la desinformación que se manejaba, por las compras desesperadas que las personas hicieron en los supermercados acabándose la comida, cuando mostraban gráficas en donde aumentaban los casos (de COVID-19) y que sentía que los encerrarían por más tiempo. 

“Fui a escondidas de mi papá donde una psicóloga porque tenía miedo de que me juzgara”, dice Ortíz. Saber que podría tener un diagnóstico difícil era un miedo, al igual que no tenía el dinero suficiente para pagarlo e ir por sus propios medios al psicólogo. “Siento que rompí ese tabú porque hay una gran falta de información”, aclaró.

Tocar fondo fue el punto de partida para que Ortíz comprendiera que necesitaba ayuda de un profesional de la salud mental. “Estaba en un punto de mi vida en donde pensaba en el suicido. Pero luego me dije: no, no puedo seguir así, yo soy más y merezco más. Y aunque no estaba con ánimos, tuve personas que me motivaron. Ya era demasiado mal lo que sentía” recordó.

Por otra parte, Karla Orellana, estudiante de arquitectura,  cuenta que empezó a visitar al psicólogo porque durante la cuarentena sentía un dolor en el pecho, dicha molestia empezó a ser frecuente y ella no sabía qué estaba teniendo ataques de ansiedad hasta que su psicóloga se lo confirmó: “el cuerpo cuando ya no soporta tiene reacciones diferentes”, le explicó la psicóloga a Orellana.

La joven expresó que sus problemas vienen desde la niñez, pero la cuarentena fue lo que hizo que ella colapsara. “No salir, cambiar mi rutina de una manera drástica, fue lo peor, ahí se desarrolló la ansiedad y depresión”, dice.

A lo largo de su camino hacia la salud mental, Karla recuerda que ha recibido comentarios como “usted no necesita ir al psico” y muchos mensajes despectivos como “¿estas gastando dinero en eso”? Ella destacó que la sociedad salvadoreña suele pensar que la salud mental no es necesaria, incluso se ve de menos.

“Es necesario que en los colegios y escuelas haya psicólogos, para ayudar a los niños desde pequeños” comentó Orellana. Ella hace un llamado a que las personas no tengan miedo de acercarse al psicólogo. “Si en algún momento cualquier cosa les hace ver que no están bien emocionalmente, no duden ir, la salud mental debería ser una prioridad porque de ello depende muchas cosas de nuestro diario vivir”, añadió.

Covid-19 y el desgaste mental


La salud mental en El Salvador es precaria y con la llegada del Covid-19 muchos salvadoreños han tenido afectaciones en su estabilidad emocional, según psicólogos entrevistados por Comunica. Con la llegada de la cuarentena, El Salvador ordenó el cierre de espacios que brindan atención psicosocial dentro de las Unidades de Salud Comunitarias y el Hospital Nacional Psiquiátrico.


Bajo este marco, Salazar señala que en los niños se ha creado una dependencia al celular, esto hace que el cerebro se duerma y no aprenda más allá de lo que muestra una pantalla. Otra afectación grave en los niños es el maltrato que algunos recibieron en casa. Mientras que los adultos fueron impactados durante la pandemia por la falta de empleo, el duelo de familiares,  ansiedad, depresión, miedos, desequilibrios emocionales, alcoholismo, entre otros.

Las afectaciones en la salud mental son problemáticas que existen en muchas personas, pero con la llegada del COVID-19, el daño se ha intensificado. Foto obtenida por: Andrea González.

“Creo que lo que más aterró a la gente es no saber si la situación tendría una salida positiva, hubo mucho miedo y desinformación, el cambio genera miedo y desde el principio el cambio no trajo aspectos positivos, por tal razón las expectativas no se veían favorables tanto en materia de salud como económica”, añadió la psicóloga.

 

Para el psicólogo Amaya, la afectación de la cuarentena no fue la sensación de encierro físico, sino la desmedida información que se manejaba, junto con los discursos en cadena nacional que preocupaban a algunas personas, haciéndoles ver la pandemia como un proceso indetenible. “Si uno se sentía angustiado por la guerra buscaba exilio en otro país, pero para la pandemia es complejo, el desespero es mundial”, añadió.

 

“Las consecuencias siguen ahí, la gente está dañada. Aún existe la incertidumbre económica, educativa y laboral”, explicó Amaya. El psicólogo agrega que la pandemia está presente entre nosotros, y que entre sus afectaciones también se puede encontrar el incremento de suicidios. 

 

Amaya explicó que luego de la cuarentena se filtró una tasa alta de suicidios en el país, que hasta el momento aún no se conoce por qué este tipo de información se trata de ocultar. Según el Instituto de Medicina Legal, 1,321 personas se suicidaron entre enero de 2016 y diciembre de 2018.

 

En el año 2020, 250 personas se suicidaron, antes, durante y después de la cuarentena, según datos  del Instituto de Medicina Legal. “La normalización de la violencia social es una realidad que no se ha abordado de la manera correcta, los divorcios, suicidios y feminicidios realizados en la cuarentena son vulneraciones que algunas personas tuvieron que enfrentar, explicó Amaya.

La falta de soporte emocional en los ritos fúnebres ha generado malestar en la salud mental de muchas personas. Amaya comenta que a la familia se le hace más difícil despedirse, porque no es fácil recordar a un ser querido dentro de un ataúd sellado, saliendo del hospital. 

 

 

El tabú y el prejuicio hacia la salud mental

En El Salvador existe un tabú exageradamente grande con la salud mental, ya que se llega a asociar al psicólogo con la locura, “también tenemos una cultura en donde tu mamá es la única que va a solucionar tus problemas y es aquí, donde inicia una cuna de trastornos de personalidad, porque hay adultos que no cuentan con una salud mental estable y por ende están criando a los niños con estos problemas”, expresó González.

La estudiante de Psicología destaca que en el país no se ha educado correctamente a la población respecto al tema de salud mental, “el salvadoreño está acostumbrado a que le pasen cosas para pedir ayuda”.  Hay muchos factores que invisibilizan la salud mental  como el machismo, ya que siempre están los comentarios: “ para qué vas a ir al psicólogo, puedes arreglar tus cosas vos sola, por qué vas a llorar si vos sos macho”, agregó.

Para González, visitar al psicólogo ayuda a que la persona misma encuentre las herramientas necesarias para llevar sus cargas, “no es un instructivo, no es una orden. El psicólogo tiene técnicas para poder llevarte a la decisión propia, y no a la que él dice, solo te ayuda a encontrarte a vos mismo”, expresó.  

Otro de los mitos que se tiene sobre la salud mental es que solo puedes estar afectado si tienes esquizofrenia y hay que ingerir fármacos, pero para Amaya, la salud mental está por todos lados; estas ideas erróneas son las que más afectan a las personas y no debería de ser así, por el contrario, las personas deben ser felices. 

“Los procesos farmacológicos a veces no funcionan porque el problema no es mental sino que es emocional, y esto se debería resolver con terapia”, mencionó el psicólogo. Amaya aclaró que el psiquiatra ve una falla a nivel del cerebro, ya que es un médico, pero lo que concierne a lo emocional se debe de tratar con los psicólogos. 

La oferta de salud mental en el país es poca, según Amaya, ya que no todas las personas tienen acceso a una buena formación en psicología. A la vez, mencionó que la población salvadoreña no tienen conciencia de lo importante que es la salud mental. “Aunque tengan oportunidades no la buscan, el problema está ahí” señala.

La salud mental necesita ser visibilizada

Amaya mencionó que en este tema de salud mental es necesario que haya más trabajo de campo, charlas donde se exprese la verdad de las cosas; opinó que el descuido de este rubro no solo es por falta de personas capacitadas, sino que hay un problema estructural en toda la nación.

La psicóloga Yanci Salazar destacó que falta una mejor integración de psicólogos en las escuelas, clínicas y alcaldías. Ante esta situación, la psicóloga propone desarrollar campañas de visualización, ya sea por medio de redes sociales, radio y televisión que muestren estadísticas reales de lo que pasa en materia de salud mental.

Hay estudios que señalan que las personas caen en ansiedad y angustia cuando no ven solución a sus problemas, explicó Amaya. Él propone a la población que tenga metas y aprendan a valorar lo bueno que cada uno tiene, así tener una mejor motivación. 

“Cada persona es muy diferente, pero estamos de acuerdo que todos deberíamos hablar de nuestra salud mental, no somos autónomos, no somos individuales, es importante que busquemos de otra persona que nos ayude a encontrar nuestro camino”, comentó la estudiante de Psicología. 

González invita a que todos intentemos decir cosas positivas de nosotros mismos,  ya que a veces nos tratamos mal y nos auto exigimos demasiado, lo cual no está bien. Ella anima a que nos cuidemos tanto física como emocionalmente y que aprendamos a encontrar zonas de confort en momentos de estrés sin necesidad de alejarnos de las personas. “Todo va a salir bien, y si no sale bien, ni modo, hay que salir adelante. Date tu tiempo para sufrir, para ser feliz, para estar de hueva, date el valor de ti mismo y que nadie te diga quien sos”, finalizó.