Por Serafín Valencia con reportes de Ana Basilio, Milagro Orellana y Mario Menjivar

El día amaneció fresco en el cantón La Esperanza, distrito de Olocuilta, departamento de La Paz. Varios votantes madrugaron para ser los primeros en llegar a hacer fila, incluso antes de las 6:30 de la mañana, pese a que los centros de votación abren a las 7:00 AM.

Pero las cosas no pintaban nada bien desde la noche anterior, a una reportera de Comunica se le impidió el ingreso al centro de votación para verificar cómo estaban los preparativos del lugar. Los materiales, anaqueles y mesas no habían sido instalados todavía.

A las 6:30 de la mañana del domingo ya había votantes haciendo fila. Minutos antes de las 7 comenzó la incertidumbre al ver que no habían asomos de apertura del centro. Los primeros de la fila comenzaron a preguntar y los agentes policiales respondían que todavía no estaba listo todo allá adentro.

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) no alcanzó siquiera a carnetizar y avisar a todas las personas que integrarían las Juntas Receptoras de Votos. Así lo hizo saber en la noche del sábado a través de un comunicado de última hora, en el que pedía a las Juntas Electorales Municipales guardar las consideraciones del caso.

De nuevo Comunica pidió permiso para ingresar al centro de votación pero se le impidió argumentando que el TSE no lo había autorizado. Un agente policial explicó que los medios iban a poder pasar cuando ingresaran los votantes.

La falta de organización era evidente. El personal que integraría las Juntas Receptoras de Votos ni siquiera estaba completo y el personal del TSE parecía no tener control de la situación. Faltaron también las capacitaciones a todos el personal involucrado en las JRVs.

Se hicieron las 7:30 de la mañana y los primeros de la fila tenían ya una hora de estar allí esperando marcar las papeletas por sus candidatos preferidos. A medida que subía el sol, también los ánimos comenzaron a calentarse y algunos comenzaron a murmurar contra el personal del TSE.

Ante la inconformidad expresada por los votantes, que a esa hora ya hacían una larga fila afuera del centro escolar, sobre la carretera antigua a Zacatecoluca, un trabajador del TSE expresó que el retraso se debía a que los miembros de las JRVs no habían llegado a tiempo para instalarse. Y para colmo, cuando llegaron, primero decidieron tomar su desayuno.

A las 7:45 de la mañana apareció una mujer que dijo ser la supervisora del TSE en ese centro de votación. Los ciudadanos la cuestionaron y ella molesta les respondió que no tenía la culpa del retraso.

Cinco minutos más tarde, los votantes comenzaron a cuestionar también a los agentes de la PNC que estaban en el lugar. Les reclamaban que por qué no intervenían ellos en el problema de la tardanza.

Finalmente, el centro de votación fue abierto unos minutos después de las 8:00. Los que llegaron a las 6:20 ya tenían más de una hora de estar haciendo fila a la orilla de la carretera. Y a esa hora también dejaron pasar a la prensa.

Las personas de la tercera edad fueron las primeras en ingresar y votar. Después continuó el resto de los habitantes de La Esperanza.

Los mismos problemas a miles de kilómetros

El hastío de los votantes del cantón La Esperanza, en Olocuilta también lo sintieron miles de electores en la ciudad de Los Ángeles, EE.UU y Barcelona, España. Al menos en esas dos ciudades lo pudo constatar Comunica.

En Los Ángeles, hubo personas que anduvieron de la seca a la meca buscando orientación para votar y se toparon con los mismos males. Falta de coordinación entre los centros de votación, como lo denunció esta mujer cansada de andar para arriba y para abajo queriendo votar por su presidente.

Otros simplemente no pudieron votar porque no les aceptaron el documento que llevaban, ya sea pasaporte o DUI, pese a que las leyes autorizaban a votar con ambos documentos, incluyendo el DUI vencido.

Más lejos, en Barcelona, España, cientos de salvadoreños pasaron horas haciendo largas filas en el centro de votación instalado en esa ciudad. Algunos del cansancio decidieron abandonar la cola e irse a sus casas, según lo constató nuestro corresponsal en aquella ciudad.

Los movimientos de última hora, la falta de control de proceso, las aperturas tardía de los centros de votación ocurrieron en El Salvador y en el exterior. Muchos salvadoreños se quedaron con el deseo de elegir a presidente y diputados para los próximos cinco años.