Una carta de amor que no llega al podio de Tarantino

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Una carta de amor que no llega al podio de Tarantino

La ilusión que había generado la campaña de la novena película de Quentin Tarantino fue altísima, y era algo inevitable, pues con un reparto estelar, un gran presupuesto, y claro, con el nombre de Tarantino en los pósters, era imposible no emocionarse con “Once Upon a Time in Hollywood”. Pero aunque fue exaltada por los críticos y aclamada en el festival de Cannes, muchos fans se decepcionaron. ¿Qué fue lo que pasó?

Por Antoni Pérez 

 

La forma más rápida de entenderlo es que el resultado de la cinta es muy diferente al que se esperaba. La película nos narra la historia de Rick Dalton (Leonardo Dicaprio) un actor de películas western que ve cómo su carrera va en decadencia a finales de los años 60, pero su doble de acción y mejor amigo Cliff Booth (Brad Pitt) no deja de apoyarlo, en una época en la que Hollywood brillaba como oro puro, los hippies también eran frecuentes en la cultura. La historia de nuestros protagonistas se desarrolla mientras tenemos la presencia de la actriz Sharon Tate (Margot Robbie), que en la vida real fue asesinada brutalmente en su casa mientras estaba embarazada, por una banda de estos hippies, conocida como “la familia Manson”, liderada por el famoso sectario y asesino en serie Charles Manson. Al promocionar la película de esta forma, generó un poco de polémica por tocar el tema del asesinato de Sharon y algunos de sus amigos; pues sabemos que en las películas de Tarantino hay mucho humor negro y bastante violencia, y al ser un caso que conmocionó al mundo del cine, algunos, sobretodo familiares de la fallecida actriz mostraron su descontento y preocupación porque el caso no fue tomado con respeto; a pesar de que Tarantino ya ha hecho una historia alternativa a acontecimientos de la vida real, como el de “Inglourious Basterds”.

Pero la verdad es que en la película el caso de Sharon Tate es casi poco menos que el telón de fondo, y sucede que el principal problema de la cinta no es que tenga menos sangre o violencia sino que carece de un conflicto lo suficientemente fuerte como para atrapar a las audiencias, lo que provoca que las casi 3 horas que dura la película sí se sientan; la masacre cometida por la familia Manson era un elemento de sobra llamativo, pero no es para nada la trama principal, incluso el mismo Manson queda como un extra. Eso no quita mérito a las deslumbrantes actuaciones de Dicaprio y Pitt, que sin duda se roban el film, pero sí resulta decepcionante no ver a grandes personajes enfrentarse a un gran conflicto, algo que es sello en las películas de Tarantino; y hablando de personajes, a pesar de tener muchas escenas, Sharon Tate que le da vida la talentosa actriz Margot Robbie queda casi sobrando para la verdadera historia, la carrera en declive de Rick.

Con todo esto, la película es un completo homenaje, una carta de amor al Hollywood de los 60’s y en general al cine, motivo por el que es tan aclamada por los críticos y seguro estará en los Oscar. La música, fotografía y el montaje es de los mejores en el catálogo de Quentin; la dirección y el diseño de producción es quizá el más bello en su carrera, su elenco de estrellas y sus interpretaciones son entrañables, su película más ambiciosa en casi todo sentido, pero lamentablemente con una historia muy débil, aún cuando en las escenas de la familia Manson puede crear escalofriante tensión (sobretodo si ya se conoce la historia real) pero el resultado final no alcanza la nota que se esperaba. 

En general, la cinta es buena, superior al promedio de hoy en día; el último acto es fascinante, la comedia es excelente, la película tiene estilo, es cool, las referencias y guiños están ahí, Polanski está ahí, Bruce Lee está ahí, pero quién no está es el mejor Tarantino.