La ilustración salvadoreña: Una disciplina en bocetos

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Laura Escobar elaborando una ilustración. Foto por: Diana Carranza.

La ilustración es un medio de comunicación. Puede estar ligado o no al texto, pero siempre contendrá un mensaje por sí mismo. En este arte, es posible abordar todo tipo de temáticas. En los últimos años, esta práctica ha ido en aumento en El Salvador. Si bien es una disciplina nueva, cuenta con el apoyo de diversos sectores privados y gubernamentales del país que han permitido su posicionamiento en la cultura local.

Por Nataly Ayala, Diana Carranza & Katherine Menéndez

Las líneas, la creación de trazos y la posterior realización de bocetos se observan desde el inicio de los tiempos. Sin embargo, ¿qué se entiende actualmente por “ilustración”? “Son imágenes asociadas con palabras”. También, se puede decir que es un “componente gráfico que complementa o realza un texto”.

Una ilustración es diseñada con un fin comunicacional específico. Va un paso más allá del dibujo ya que busca transmitir una idea o un solo concepto. Así logra una acción-reacción concreta en el público al que están dirigidos.

En El Salvador, este mercado ha ido popularizándose con el paso de los últimos años. Laura Escobar, alumna de Diseño Gráfico de la Universidad Don Bosco, explica que este mercado “está en pañales, pero mejor que años anteriores”. Ella, como ilustradora, asegura que dicho rubro ha ido creciendo; en parte, gracias al interés de los jóvenes artistas y, también, a la creación de diversos colectivos que se interesan por este sector.

A propósito de lo dicho anteriormente, un colectivo es “una agrupación social donde sus integrantes comparten ciertas características o trabajan en conjunto por el cumplimiento de un objetivo en común”. Por mencionar algunos de los colectivos nacionales se encuentran: “27 PM”, “Prisma”, “Art-code” y “Arca”.

Banner con el logo oficial del Festival de Ilustración Salvadoreño y Terrícola (FIST). Foto por: Nataly Ayala.
Banner con el logo oficial del Festival de Ilustración Salvadoreño y Terrícola (FIST). Foto por: Nataly Ayala.

Como parte de sus tareas en conjunto, se puede mencionar la realización de diferentes eventos, festivales, talleres y programas en líneas (con colaboraciones de artistas extranjeros). Lo más representativos son el “Comic-Con” nacional, realizado anualmente en la capital, las distintas “Batallas de Ilustración” llevadas a cabo, tanto en línea como de manera presencial, en el “Festival de Ilustración Salvadoreña y Terrícola (FIST)”, efectuado a partir del año pasado.

Todo lo anterior es realizado con la intención de lograr encuentros de ilustradores donde se genere la producción de ilustraciones inéditas. Así también, buscan promover la incursión de más y nuevos artistas en dicha disciplina.

Los distintos eventos realizados a nivel nacional comprueban que sí hay una popularización de la ilustración en El Salvador. Sin embargo, ¿qué implica y llegar a ser ilustrador qué tan difícil es? ¿Dónde adquieren dichos conocimientos? ¿Cómo es posible abrirse paso en un mercado naciente y ante un público desconocedor? ¿Ante qué retos se enfrentan los artistas?

Algunos de los ilustradores locales coinciden en tres áreas de acción y preparación para lograr conseguir un sello que los distinga de los demás.

En primer lugar hablan de contar con un amplio y pertinente bagaje de “referentes artísticos”. Ana Rubio considera que “la ilustración gráfica a comienzos del siglo XX y durante todo su transcurso se encuentra visiblemente influida por las tendencias creativas recientes”. Por ello no es de extrañarse que grandes ilustradores que trabajan para exitosas empresas del entretenimiento como Disney, MARVEL comics y el Manga sean quienes influencian a los artistas locales.

Un segundo ámbito de diferenciación entre los ilustradores es “el estilo” que cada uno desarrollará. “No lo encuentras de la noche a la mañana. El estilo se forma, primero, por las influencias. Segundo por la percepción que tienes del mundo. ¿Cómo quieres que la gente perciba tus personajes?”, explicó Fátima Anaya, ilustradora nacional y diseñadora gráfica. Así mismo, comentó la ilustradora, influye la educación recibida en casa y en la escuela. Además de la música que escuchan, la infancia, adolescencia, y la forma de ser del artista.

Por último, la cultura local también es propicia para influenciar, impulsar o frenar a los ilustradores. Puesto que ellos se enfrentan a un mercado naciente, se arriesgan a la desvalorización de sus productos.

Es aquí donde reconocen la existencia de una gran dificultad a la que se enfrentan y es la escasa preparación que tiene la población local acerca de las ilustraciones. Creen que la sociedad salvadoreña no valora su arte puesto que no conocen qué es propiamente una ilustración, para qué puede servir, cómo han llegado a ser ilustradores, el proceso que implica convertirse en uno. Además, en la región muy poco se está al tanto de cómo se cotiza estos productos a nivel internacional.

Esto, a largo plazo, provoca desmotivación y poco interés en los mercados nacionales. Entonces, los ilustradores ven viable la posibilidad de vender sus trabajos únicamente en el exterior o, incluso, migrar del país para lograr reconocimiento y estabilidad laboral, y así poder desarrollarse plenamente como profesionales y artistas.

Por eso, culturizar a los salvadoreños es clave: despejar dudas sobre esta área visual y lograr transmitir parámetros de valoración para evitar que el mercado se estanque.


Internet, la escuela de los ilustradores

En El Salvador no existe una escuela que instruya y forme ilustradores artísticos. Los jóvenes talento que desean entregarse a la disciplina, deben buscar alternativas afines que les brinden insumos para convertirse en profesionales de la rama. Por eso, una de las mayores y principales escuelas es el la red.

POR NATALY AYALA

Américo Andrade, ilustrador y coordinador del FIST, en el Museo de Arte de El Salvador (MARTE). Foto por: Nataly Ayala.
Américo Andrade, ilustrador y coordinador del FIST, en el Museo de Arte de El Salvador (MARTE). Foto por: Nataly Ayala.

La ilustración artística es un rubro que ha ido en crecimiento a lo largo de los últimos años en El Salvador. Y, cabe destacar, que es una forma de arte que recrea un aspecto subjetivo de la realidad, y, en específico, del propio artista. Los autores y apasionados de esta disciplina se valen de técnicas estéticas únicas y complejas que requieren de una enseñanza. Es decir, para convertirse en ilustradores artísticos deben de tener cierta formación en el ámbito.

Actualmente, en El Salvador, ninguna de las universidades o escuelas superiores ofrecen una carrera específica en ilustración artística. Los jóvenes que anhelan dedicarse a este ámbito buscan carreras afines como: Licenciatura en Diseño Gráfico, Diseño Artesanal, Diseño Estratégico o Arte, entre otros.

“En el país no hay como que una carrera especializada en ilustración, lo más cercano es diseño gráfico donde aprendés un montón de criterios de diseño, que no quiere decir que no te vayan a servir si querés dedicarte a ser ilustrador. De hecho, se utiliza mucho más, siento yo, conceptos de composición, conceptos de color, que sí tienen que ver mucho en la ilustración. La carrera de diseño sí te ayuda mucho para empezar el camino en esto”, manifestó Américo Andrade, quien es ilustrador, miembro fundador del colectivo 27PM y coordinador del Festival de Ilustración Salvadoreño y Terrícola (FIST).

Cabe mencionar que para estas carreras escogen las facultades de la Universidad Dr. José Matías Delgado, Universidad Don Bosco, Universidad de El Salvador, la Escuela de Comunicación Mónica Herrera, entre otros. Esto sucede porque estos centros de estudios les ofrecen, en cierta medida, la calidad académica que los jóvenes ilustradores necesitan y que, además, pueden costearse.

Por falta de una formación profesional en una universidad o centro de estudios especializado en el país, han surgido distintas iniciativas privadas con la finalidad de instruir a quienes desean dedicarse al rubro de la ilustración artística. Andrade explica que una de estos proyectos es Art-Code, una escuela dedicada a la enseñanza de la creación videojuegos; posee cursos en el diseño de personajes, arte conceptual y en la elaboración de gráficos para videojuegos.

Asimismo, se encuentra la iniciativa que pertenece a 27PM, el FIST, La Casa Tomada y WIP (por sus siglas en inglés Work In Progress, que significa ‘Obra en Construcción). “En esta profesión nunca terminamos de aprender. La idea es ir dando varios talleres que tengan que ver con diferentes cursos de ilustración; de cosas básicas como anatomía, hasta concept art, que es algo que implica visualizar ideas en la producción de algo que puede ser una película, un videojuego, una serie animada… La idea es ir llenando un poquito esa brecha educacional que todavía no hemos logrado llegar”, aclaró Andrade.

Otra manera en la que algunos ilustradores han adquirido insumos para irse abriendo paso en la disciplina son las clases de arte o dibujo que recibieron a lo largo de su infancia. Si bien no eran plenamente dedicadas a la ilustración artística, hoy en día las ven como la primera herramienta que los introdujo al ámbito.

“Me sirvió bastante ir a clases de pintura, a los 14 años, en el Centro de Artes de Santa Ana. Me sirvió bastante porque ahí era bastante de trabajo de dibujo al natural y, todo, dibujo académico, así como figura humana”, contó Karla Zepeda, una joven ilustradora que trabaja freelance y ha sido beneficiada por los proyectos de 27PM.

Ilustrador Guillermo Girón en su stand durante el Creatyum Fest, en la Alianza Francesa. Foto por: Nataly Ayala.
Ilustrador Guillermo Girón en su stand durante el Creatyum Fest, en la Alianza Francesa. Foto por: Nataly Ayala.

“Cuando era pequeño, en vacaciones de final de año, iba a clases de dibujo al natural en Santa Tecla, a diferentes lugares. Fue una educación bien informal, la verdad, nunca tuve como una educación formal. De ahí empecé a estudiar diseño gráfico”, expresó Guillermo Girón, ilustrador artístico.

El Centro Nacional de Artes (CENAR) es uno de los lugares que ofrece cursos de verano de dibujo y pintura para niños de 6 a 9 años y para adolescentes de 10 a 15 años. Hasta el momento, no se han brindado clases de ilustración como tal.

En el mundo contemporáneo, repleto de tecnologías de diversos tipos, existe otra forma en la que una persona puede instruirse como ilustrador artístico: el magnífico internet.

“Internet, que es su mejor amigo, que ahí está todo el conocimiento que ustedes necesitan saber. Igual, hay muchos cursos en línea, la inversión es relativamente poca en relación a lo que ustedes pueden aprender. Digamos que es el momento propicio para el que de verdad quiera tener una formación en esto. Y, sobre todo, además de recibir todo esto también está la práctica; si no practicas, no haces, no dibujas todos los días tampoco vas a ver una evolución en vos”, expuso Andrade.

Si bien no existe una formación profesional como tal, para los apasionados por la disciplina de la ilustración, hay un gran número que se encuentra “ávidos de conocimiento”, en palabras de Roberto Galicia, director del Museo de Arte de El Salvador (MARTE). Y, gracias a ese afán de empaparse de estudios por esta rama, han salido adelante en el desarrollo de este rubro a nivel nacional, prueba de ello es el Festival Creatyum, el FIST y los diversos colectivos que se han formado. “Los ilustradores han ido desarrollándose gracias a esfuerzos bien personales”, concluyó Galicia.


Confía en el proceso

Los ilustradores siempre siguen un proceso para llevar a cabo su arte. La mayoría contempla diferentes elementos que le son útiles para la realización de ellos. Sin embargo, todos coinciden en la idea de que este proceso puede ser muy variado dependiendo el destino que tenga.

Por Katherine Menéndez

El proceso para la realización de una ilustración se da de distintas maneras. La mayoría de personas afirman que los pasos para comenzarla son pocos, pero efectivos. Algunos inician tomando en cuenta todos los conocimientos adquiridos gracias a sus estudios, mientras que otros lo hacen de una forma más libre, siguiendo sus gustos y aspiraciones.

f4df-ed01-16Como principio, se dice que toda ilustración parte de una idea. Esta puede surgir de diferentes aspectos. Comúnmente, nacen de un sentimiento, una plática casual con amigos o familiares; al ver o escuchar algo por la calle, de peticiones diversas, entre otros. Las formas de inspirarse son variadas. Muchos ilustradores traen sus referentes desde la infancia y estos son los que dan el entusiasmo para que cada uno comience a ilustrar.

Los referentes son una parte vital para cada persona que desea convertirse en ilustrador artístico. Gracias a ellos, estas personas se van formando, van consiguiendo su propio estilo y logran construir la línea gráfica y conceptual que seguirán sus ilustraciones. Si bien es cierto, las ideas no surgen de un solo referente, el hecho de haber una variedad de ellos, hace que cada ilustración tenga una riqueza propia y característica de cada artista.

Andrea Altamirano, ilustradora de 28 años que exhibió su trabajo en el Festival de Ilustración Salvadoreño y Terrícola (FIST), dice que el proceso que se sigue “es súper personal varía de artista en artista porque sí he visto cosas bien variadas. Hay gente que ocupa mucha referencia, hay gente que no ocupa referencia, gente que se tarda mucho o que lo hace súper espontáneamente”. Para ella, todo depende del proyecto, pero normalmente, por tener fundamentos de diseño gráfico, le gusta trabajar con base en un concepto o tener por lo menos una idea clara de qué es lo que quiere comunicar.

Jaqueline Quinteros, ilustradora salvadoreña que también presentó su trabajo en el FIST, sostiene que “es bien difícil decir un solo referente porque mi estilo es bien variado. Además de las caricaturas y el anime, en general, de todo lo que veo puedo tomar una referencia”.

De igual forma, no hay un lugar específico para crear las ilustraciones. Algunos poseen un ambiente en el que tienen mayor creatividad. Otros dicen que simplemente las ideas salen en diferentes lugares. No es necesario tener uno en particular. Estos pueden ser un restaurante, el bus, un parque o su propio cuarto. Altamirano comentó que “casi siempre las ideas te surgen en cualquier lugar realmente, normalmente antes de dormirme me surgen bastantes. A veces, cuando uno está súper ocupado y está súper clavado en producir, le dejan de surgir ideas pero uno medio se da una salidita y se le resuelve todo en la cabeza”.

En lo que respecta a los materiales que los ilustradores utilizan al momento de crear, se pueden dividir en dos: los tradicionales y los digitales. La elección depende de cada artista. La mayoría está familiarizado con todo tipo de plumillas y diferentes tipos de papel. “No se necesita mucho porque la verdad con cualquier cosa lo podes hacer. Con una hoja de papel y lápiz ya podes. Yo me voy por las plumas, plumones, lapiceros de colores. Soy bastante fanática de las libretitas chiquitas, siempre ando una, sea donde sea que vaya o cualquier papel chiquito que ande siempre sirve”, explica Quinteros.

Otros toman el lado más moderno: utilizan todos los beneficios que ofrecen los programas de diseño gráfico, como Photoshop e Ilustrator, por mencionar algunos. Altamirano es una de ellas. “No siempre trabajo con Photoshop, algunas veces lo hago con Ilustrator. Es bien variado, todo depende del proyecto”, aclara.

Muchos coinciden en que las herramientas tradicionales son y serán sus predilectas. No solo por la variedad de elementos con los que pueden jugar sino también, por la facilidad y la libertad que les brinda esta técnica. Es por eso que una buena parte del colectivo de artistas se aleja de las herramientas digitales, gracias a la formación que están recibiendo; tal es el caso de Quinteros. “Ahorita que entré a la Universidad Don Bosco, si me agarró en curva (el conocimiento de los programas), pero últimamente por tareas lo he hecho así. Si me he acercado un poquito a lo digital, pero siempre me voy por lo tradicional, es el que está siempre con vos”, menciona.

Después de haber elegido con qué herramienta se trabajará, se debe poner en práctica la información adquirida. Es necesario hacer una investigación previa sobre conocimientos básicos de luces y sombras, dimensiones y anatomía ya sea, humana o animal. Así también, qué tipo de estilo se va a implementar al momento de ilustrar, colores, formas, tendencias, entre otras.

Algunos ilustradores, como Andrea, indagan con anticipación qué cosas se han hecho y publicado en el mercado para evitar repetir el estilo. Todos estos conocimientos son básicos para la creación de una obra. Por tal razón, el tiempo que se invierte es bastante. La mayoría de ilustradores concuerdan al afirmar que no hay un tiempo establecido para crear. Algunas pueden surgir en un día, mientras que otras pueden tardarse semanas o meses. Todo depende del proyecto al que se estén enfrentando.

Finalmente, llega el instante en que la ilustración está totalmente terminada. En este punto, se presentan dos caminos: guardar el arte o publicarlo. Esta es una decisión que recae en el artista, puesto que son los únicos que tienen la potestad de determinar si su ilustración está lista para que el público la conozca, o bien, debe ser guardada porque aún no es el momento de mostrarla.

“Hay muchas (ilustraciones) que se me quedan en bocetos, pero hay unas que siento que si tienen mucho potencial para ser terminadas. Otras solo quedan como ejercicios mentales o conceptuales. A veces las escaneo, las saco en grande y las vuelvo a trazar hasta que estoy contenta con el dibujo final. Luego observo si a lápiz funciona, ya lo paso a digital”, explica Altamirano.

Los procesos siempre tendrán mucha importancia para los ilustradores, dado que tienen como finalidad mostrar el estilo particular de cada artista. A través de esto, es que se conoce de dónde viene su inspiración, si fuesen muchos o pocos los referentes, cuáles son las técnicas utilizadas y así muchos elementos más que llevan a un solo lugar: su obra concluida.


¿Aquí o allá? Ilustrando para dos mundos

Un mercado naciente implica grandes riesgos. Los ilustradores salvadoreños se enfrentan al desconocimiento que existe en el país sobre su trabajo y el valor de sus productos. Por eso, buscan exportar su trabajo a nivel internacional. Ahí encuentran más campo laboral y mejores retribuciones.

Por Diana Carranza

Los ilustradores se forman empíricamente o con estudios formales. Han aprendido técnicas. Poseen referentes. Construyen su propio estilo. Para cada ilustración recorren un largo proceso. Algunos de sus productos se imprimen, otros solo los almacenan. ¿Qué viene después? Dar a conocer su trabajo al público.

f4b-ed01-16El internet, es una herramienta indispensable en este rubro. Las redes sociales, en general, les permiten a los ilustradores nacionales exponer su trabajo y les abre nuevos campos no solo en El Salvador. Daniel Vega, ilustrador de 29 años de edad, explica que “las formas en las que he vendido son en internet, haciendo contacto con personas en otros países. Ellos conocen mucho de la parte digital. Entonces, he logrado hacer contactos”.

Asimismo, a nivel local, las diferentes ferias, exposiciones o convivios de ilustradores, sirven también como un medio para darse a conocer ante posibles clientes. Estos festivales, aparte de que les permite darse a conocer, les ayudan a interactuar con otros artistas. “Eso es muy importante. No debes quedarte aislado. Debes valorar lo que los demás hacen”, comenta Vega.

Sin embargo, reconocen que abrirse campo en un mercado como el salvadoreño es bastante difícil. Según ellos los salvadoreños aprecian bien poco este arte. Quien no sabe sobre ilustraciones, las confunde con dibujos simples o creen que son imágenes descargadas e impresas directamente de internet. Ante esto, Laura Escobar engloba el desarrollo del mercado nacional de ilustración en una frase: “(el mercado nacional) está en pañales”.

En este sentido, Jennifer Dahbura, ilustradora que expuso su trabajo en la Alianza Francesa, declara que “no es tan fácil vender esto acá (en el país) porque la gente no paga lo que es. Por ejemplo, si haces un cuadro y decís ‘cuesta 60’ (dólares), la gente te dice ‘¿y por qué tan caro?’ No saben todo lo que te has esforzado por hacer eso”, concluyó.

Otro ejemplo práctico sobre estas diferencias de precios se encuentra en las ventas de las ilustraciones, a nivel nacional e internacional. Artistas latinos como Chris Moreno, en macro eventos como La Convención Internacional de Cómics de San Diego (San Diego Comic-Con), venden sus ilustraciones de 11×17 pulgadas (28×43 cm aproximadamente) hasta en $100 dólares. En El Salvador, los artistas se ven obligados a reducir esos precios, pues saben que el mercado no les permitirá realizar dicha venta. Entonces, un arte de ese mismo tamaño la ofrecen en ocho o diez dólares.

Por eso, para los artistas, quienes representa un mercado rentable son los mercados extranjeros. Algunos de los ilustradores locales cuentan que sus trabajos han llegado a países como Estados Unidos, México, Argentina, Colombia, Suecia y Australia. Países de primer mundo que, según ellos, valoran más este trabajo. “(En el exterior) prácticamente es una industria. Eso es lo que hace que ellos se interesen más por estas cosas”, confirma Daniel.

¿Por qué ocurre este fenómeno? ¿Por qué se presenta una diferencia tan marcada en ambos mercados? Los ilustradores consideran que esto se debe a que la ilustración es un rubro relativamente nuevo en El Salvador. También, se recalca la poca información que hay sobre este tema y los escasos referentes universales.

“A nivel internacional hay gustos y amplitud de conocimientos y temas mucho más variados de lo que puede haber aquí. Siento que, ciertos productos, pudieran tener mucho potencial afuera y aquí, tal vez, no tengan tanto atractivo…” declara la ilustradora Andrea Altamirano, de 28 años.

Puesto que ambos mercados son bastante variados, el problema de no avanzar en el mercado de la ilustración local y de no valorar lo realizado por los artistas salvadoreños, es que se puede realizar una “fuga de cerebros”. Muchos de los ilustradores ya cuentan con planes de “probar suerte” en otros países. Quieren viajar o vender sus trabajos en aquellos lugares donde sí reconocen el valor de su arte.

Entonces, según los ilustradores salvadoreños, el reto al que se enfrenta el mercado nacional se halla en educar a la sociedad en este rubro: mostrarles qué es la ilustración, qué es el arte digital, cómo apreciar el trabajo de los artistas y todo el esfuerzo que implica realizar estos productos. Ven indispensable abrirse espacios más grandes y variados donde expongan sus trabajos.

La ilustradora Fátima Anaya recalca que se trata de un esfuerzo en conjunto (ilustradores-sociedad en general) el poder lograr un campo fuerte y estable para la ilustración salvadoreña. “No es solo cuestión si el mercado lo permite, sino que también uno debe crear esas oportunidades en el mercado. Es una responsabilidad de todos los que somos ilustradores tratar de abrir un mercado. Tratar de crearle futuro a la ilustración en el país”, concluye.

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