El proyecto Canasta Campesina ha logrado establecer un modelo de agricultura orgánica y sin intermediarios comerciales, en el municipio de Comasagua, departamento de La Libertad. Esta iniciativa involucra a mujeres y jóvenes de nueve municipios los cuales, hasta la fecha, han incrementado sus ingresos hasta percibir un salario mínimo. El volumen anual de producción en conjunto es de 60 toneladas. Inició en el año 2012 gracias a la inversión y apoyo del Socorro Popular Francés.
Canasta Campesina
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La Cooperativa Canasta Campesina es un grupo organizado de agricultores de nueve comunidades del municipio de Comasagua, La Libertad. Ellos trabajan en conjunto para desarrollar una agricultura orgánica sostenible, con respeto al medio ambiente, el proyecto inició en 2012.

Guadalupe Sigarán es una de las beneficiadas con el proyecto. A pesar que no tenía experiencia en el cultivo de hortalizas, adquirió un gusto por la actividad, se inscribió como socia del proyecto y recibió el beneficio de los macro túneles, que ayudan a proteger los cultivos de los factores externos. Su esposo, Héctor Girón, elaboró el diseño y llevo a cabo el montaje de estos en las comunidades.

El principal reto de Guadalupe fue acostumbrarse a no utilizar químicos en ninguna etapa de la producción. Los repelentes y fertilizantes son hechos por ellos mismos.

Además de los fertilizantes orgánicos, las nueve comunidades que conforman el proyecto preparan sus propios repelentes. Por ejemplo, para combatir la mosca blanca, son utilizadas las plantas de chile, cebolla, cebollín y el ajo.

Guadalupe comenzó con pequeños huertos, ella y su familia se dedicaban al trabajo en cafetales, del cual percibían ingresos mínimos al día. Desde el inicio recibió ayuda técnica en materia agrícola, por parte de a Fundación para el Desarrollo Socioeconómico y Restauración Ambiental (FUNDESYRAM).

Los agricultores de la cooperativa ya cuentan con el conocimiento para producir productos orgánicos, para 2016 uno de los objetivos es certificarlos como 100% orgánicos, a través de la empresa Latinoamericana BIO LATINA.

En la actualidad, la cooperativa esa conformada por 52 socios. Sin embargo, un grupo de productores no asociados reciben ayuda, esto suma más de 70 familias beneficiadas.

La comunidad a la que pertenece Guadalupe es consciente de la responsabilidad con el medio ambiente, durante la celebración del Día Internacional de la Madre Tierra, su vecina, Marta, le regala flores para que, Julissa, hija menor de Guadalupe, las lleve a la actividad conmemorativa en su centro escolar.

Darlin Andrade vive en la comunidad Los Cortez, a su corta edad, tiene gran interés por ayudar e involucrarse en las actividades de la cooperativa.

El hijo de Guadalupe fue uno de los 20 niños beneficiados para realizar un viaje a Francia en agosto del 2015. El chico tuvo la oportunidad de ser parte de una actividad del Socorro Popular Francés que reunió a grupos de niños de países que reciben ayuda de la ONG. Para ella y el chico de 12 años, esa experiencia fue todo un sueño hecho realidad.

Para vender sus bienes los pobladores requieren de una adecuada recolección de la producción, que inicia a las 7.30 am, todos los miércoles y se alarga hasta horas de la tarde.

Del producto entregado, los agricultores reciben un comprobante donde se refleja su costo. Bajo esta dinámica funciona la repartición de ganancias, debido a que las hortalizas de todos los agricultores se mezclan al momento de elaborar las canastas.

El proyecto tiene como objetivo acercar a los consumidores y campesinos para crear un sistema de comercialización solidario más directo, además de proporcionar un sentido de pertenencia y valor al trabajo agropecuario, garantizando al consumidor el origen natural y la calidad en las hortalizas.

Las entregas son realizadas los jueves y viernes en diferentes puntos de la ciudad, como las instalaciones de las Naciones Unidas (ONU) y el Liceo Francés. Ángela Flores, agricultora de la comunidad El Peñón, coloca tablillas de chocolate en las canastas, esto representa una muestra de agradecimiento de los productores hacia sus clientes.

Patricia Lick, profesora del Liceo Francés, recibe su canasta cada quincena, la educadora valora la excelente calidad los productos. Para ser cliente debe ser entregado un aporte del 50% del valor total de las canastas que serán recibidas en un periodo de tres meses, las cuales se entregan cada 15 días, el anticipo servirá para apoyar en el ciclo de producción.
La Canasta Campesina ha superado las expectativas iniciales, que consistían en fortalecer las bases en las comunidades. Los agricultores han logrado mejorar su productividad y han vuelto el proyecto autosostenible.