Blanca Celia Henríquez Menjívar, inspectora Jefa de la Policía Nacional Civil (PNC), habla sobre los retos, limitantes y lo que implica el trabajo policial para una mujer.
Por: Lorena Rodríguez
Tras culminar sus estudios de la Licenciatura en Periodismo en la Universidad de El Salvador (UES) en 1996, siete meses después entró a la institución. Tiene 17 años de ser policía y funge como jefa de la Unidad de Género de la PNC, ubicada en San Salvador. Describe el proceso de preparación de los agentes como duro, injusto y fuera de la realidad. Define que una mujer policía debe ser fuerte, determinada y segura.
En este país ser policías los hace más vulnerables. Ir a un lugar donde ha ocurrido un hecho genera mucho estrés, pues no se sabe lo que va a suceder o si serán atacados. Esas situaciones demandan niveles de serenidad enormes. Esta profesión es complicada. “Hay que perderle temor al hecho de morirse”, dice.
¿Con qué limitantes se ha encontrado en su profesión, sobre todo por ser mujer?
Obstáculos son los que la gente tiene en la mente. La manera en cómo nos han formado: todo gira en torno a los hombres. Siempre hay uno que otro jefe que cree que las mujeres debemos estar haciendo tareas domésticas y nos mandan hacer trabajos administrativos, de atención, trabajos que ellos consideran en los que debemos estar por el simple hecho de ser mujeres. Nos limitan a participar en cualquier otro tipo de actividades.
¿En algún momento de su carrera ha hecho intervenciones?
Sí, me ha tocado intervenir en algunos procesos, detener personas en flagrancia. Los hombres de por sí no hacen caso y son irrespetuosos cuando una mujer les llama la atención. La ventaja con las mujeres es que somos mucho más creativas que los hombres porque, como no podemos resolver las cosas como lo hacen ellos, tenemos que idear otras formas. Hay formas más pacíficas porque no estamos preparadas para hacer la guerra o utilizar la violencia.
¿En alguna de esas intervenciones intentaron agredirla?
No he tenido esa experiencia que alguien intente agredirme de manera directa. Sin embargo, sí me han insultado al igual que a todos los policías. Que nos griten “perros” es como decirnos “hola”. A menos que estén en grupo y estén bebiendo, la gente es irrespetuosa y malcriada con los policías.
¿Cuáles serían los retos al ser mujer policía?
El reto es más personal: demostrar que no somos limitadas, que también podemos y que sabemos hacer las cosas, que las hacemos mejor que los hombres y que tenemos diferentes formas de hacerlo. El reto es no ceder el espacio, no descansar. Todo tiene un nivel de sacrificio y va a depender de los niveles de conciencia que se tengan para lograr y preservar lo que se tiene. Mejorando en lo que se tiene y en lo que se hace.
¿Es usted madre de familia?
No. Intenté ser madre antes de estar en la policía y después de venir a la institución entendí que no era compatible ser mamá con esta profesión. No me gustaría tener un hijo que pase la mayor parte del tiempo solo o con una persona extraña cuidándolo, o que me lo eduquen de una manera que yo no quiero para que termine siendo al final un mal ciudadano. Yo decidí, a mediados de mi carrera, no ser mamá. O me dedico y hago bien una cosa pero no hacer a medias dos cosas. No me sentiría a gusto teniendo hijos casi abandonados.
¿Cómo hace para tener un equilibrio entre su trabajo y su vida personal?
Desde que me nombraron en esta unidad ya tengo un poco más de tiempo para mí. Estoy un proceso de recuperación de mi salud mental, física. Siete años atrás he trabajado mucho, más de 16 horas diarias. Estaba cansada y creo que había llegado al límite. La policía es muy absorbente. Es una carrera que le absorbe la mayor cantidad de tiempo y energía. Estoy tratando de cuidarme un poco más, dedicando tiempo a hacer ejercicio, ir al médico, ir a terapia, a pasear, a ir de compras, etc.
¿Cómo es el trato que ha recibido por parte de sus compañeros?
Yo tengo un grupo de compañeros que son muy especiales: todos son machistas. Con los que son de mi promoción tengo muy buena relación, y con el resto de compañeros del nivel básico hemos tratado de hacer las cosas de manera que todo sea en armonía. No soy una persona polémica, conflictiva. Trato de ser respetuosa, considerada con los demás, darle y respetarle a cada quien su espacio y sus funciones. Eso ha contribuido.
¿En el tiempo que tiene de ser policía le tocó ir a un homicidio?
Sí, me tocó ver una gama de hechos en la época que estuve en Apopa, sobre todo contra hombres y mujeres. Hay cosas que uno no se imagina los niveles de maldad y de saña con que las personas pueden actuar contra otro. Sí, me ha tocado. Desde escenas de homicidios recién cometidos hasta sacar gente de pozos, gente calcinada, gente semienterrada, personas que se desaparecen y pasamos una semana buscando y después aparecen muertos. Son escenas feas.
Desde su punto de vista, ¿qué acto podría considerarse de discriminación?
A veces son actitudes, gestos, medias frases. Pero quizá lo más común sería el irrespeto hacia las ideas. También el hecho que aún no hayan mujeres y que no se les haya tomado en cuenta para que sea directora de la policía. No tenemos mujeres en esos puestos y eso es un hecho de discriminación palpable, el no considerarnos para puestos de dirección, de mayor importancia.
¿Qué experiencia la ha marcado como policía?
De las primeras cosas que me encontré haciendo mi servicio en las áreas operativas son los niveles de violencia que enfrentamos las mujeres, los niños y los ancianos. Cuando empecé a ver esa realidad le vi el sentido al hecho de estar en la institución y cuál iba a ser mi propósito institucional. El primer caso que vi fue de una mujer que había sido golpeada por la pareja, le provocó un aborto de 8 meses de embarazo y el bebé nació muerto. Ver esa escena triste a la mujer en la cama maltratada y a la par el ataúd de su hijo con unas velas encendidas, eso me impactó.
¿Cómo lidiar con ese tipo de situaciones?
Deberíamos de tener un programa de salud mental con apoyo psicológico bastante intenso para evacuar todos esos horrores que nos toca ver. Los psicólogos que tenemos no cuentan con la experticia y preparación para lidiar con ese tipo de problemas. Toca hacerse autocuido.