A pesar de que los jóvenes son los protagonistas en las fiestas patrias, un sondeo realizado por Comunica demuestra que seis de cada diez no se sienten identificados con dicha celebración.
Por Laura Flores, Doris Rosales y José García
Una de las frases que se vuelve más popular entre los jóvenes durante la celebración del mes cívico es: ¿Cuál independencia? A pesar de que son ellos los protagonistas en los desfiles del 15 de septiembre.
Comunica realizó un sondeo a jóvenes, a quienes preguntó sobre su percepción de la celebración de la independencia. Los resultados revelaron que el 53% no se siente conforme con la manera en que se realiza la celebración, pues consideran que tiene un enfoque comercial y político.
Asimismo, cuando se les preguntó quiénes fueron los próceres de la independencia, la mayoría solo pudo recordar a José Matías Delgado, José Simeón Cañas y Manuel José Arce. Expresaron que se sienten poco identificados con estos personajes y con los símbolos patrios.
Según la catedrática de la UCA, Amparo Marroquín Parducci, esto ocurre porque “vivimos en un país donde no hay políticas culturales que construyan procesos de identidad más allá del espacio escolar, que normalmente es un lugar represivo”. También afirma que en la medida que no tenemos espacios cotidianos donde estos símbolos creen significados, no es posible que se genere identidad a través de ellos.
El Sociólogo Domingo Pereira agrega que “las prácticas en cuanto a la forma de enseñanza o transmisión de esos elementos no ha cambiado mucho desde que se inició en el último cuarto del siglo XIX con el proyecto político de construcción de nación impulsado por los gobiernos liberales en el país”.
Los temas relacionados con la independencia patria son parte del plan de estudios de educación básica. Sin embargo, el relato que se plasma en los libros de Estudios Sociales, es distinto del hecho histórico abordado por historiadores.
El historiador Ricardo Ribera, afirma que contrario a lo que se enseña en los centros educativos, “no hubo guerra de independencia. Las propias autoridades coloniales fueron quienes la declararon”. Ribera explica que además había intereses de poder que quedaron plasmados en el acta de emancipación, que reza así: “declaramos la independencia antes de que el pueblo la declare por sí mismo, lo cual tendría consecuencias nefastas”.
Esto demuestra que lo ocurrido hace cerca de 200 años no coincide con el relato que se difunde oficialmente. Más bien, “se genera una narrativa o un relato que tiene que ver con la necesidad de que los habitantes de este país se sientan compatriotas”, dice el historiador.
Lo que se enseña en las escuelas no está apegado al hecho verdadero de la llamada independencia. La narrativa divulgada por centúrias no ha logrado generar identidad.
El periodista, investigador y profesor de Comunicación y Periodismo de la Universidad de los Andes, Omar Rincón, explica que en países como El Salvador no tenemos un mito fundador que genere sentido, a diferencia de México donde es muy fuerte la construcción de la nación mexicana a partir de un hecho al que se le creó significado, como el de la independencia.
Rincón afirma que para los jóvenes lo que está de moda es tener muchos mitos débiles que construyen un relato de nación. Les encantan las culturas bastardas, les puede emocionar el Barcelona o el Real Madrid pero lo gozan a su estilo. Pero es lo local lo que genera sentido, no importa que estén con identidades pop, en la medida en que se mezclan con las propias.
De este modo, se puede entender por qué los jóvenes adoptan rasgos de otras culturas y muestran rechazo o falta de identidad hacia la propia cultura. Dado que no hay políticas culturales que generen narrativas o que refuercen las que ya tenemos. Y así, historias como la de la independencia, continuarán celebrándose sin hacer mucho sentido de identifidad en la generación que la celebra.
Y entonces, según los entrevistados, ¿cuál es la solución? ¿O sólo se les entrevistó y puras críticas dijeron y se lo van a dejar todo a papá Gobierno?