La procrastinación se ha convertido en un fenómeno que afecta al estudiantado de educación superior, durante la transición del colegio a la universidad. Por eso, un grupo de estudiantes de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), investigó la influencia de la procrastinación en estudiantes de nuevo ingreso de dicha facultad.
Por Gabriel Martínez
Basados en el método deductivo de investigación, los estudiantes de primer año de ingeniería, Ana Sophia García, Andrea Carolina Hernández, Karina Daniela Mina, César Alejandro Rosales, José Alejandro Olmedo y Carlos José Trigueros, trataron de responder a la pregunta: ¿De qué manera influye la procrastinación en los estudiantes de primer año de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas?
La procrastinación es definida como “el acto de posponer diferir o aplazar el desarrollo de actividades o cumplimiento de responsabilidades”, algunas veces influidos por el decaimiento físico y otras distracciones variadas. Para dar respuesta a la pregunta planteada usaron técnicas e instrumentos de investigación cualitativa y cuantitativa como la entrevista, la encuesta y observación no participante.
Una encuesta pasada a un grupo de 50 estudiantes de la UCA, arrojó que la procrastinación es una costumbre que se adquiere en la vida de colegio (72%) y que el estrés es causado principalmente por preparar una actividad o parcial con pocos días de anticipación (76%).
Los estudiantes también utilizaron una técnica poco ortodoxa en la investigación: el “Shadowing”. Esta herramienta consiste en “la intervención de una manera muy discreta en la rutina de un individuo, lo suficiente para que la persona en estudio no cambie su forma de comportarse y así obtener resultados más precisos”.
El sujeto de estudio fue un estudiante a quien identificaremos únicamente como Carlos S. El equipo dio seguimiento al comportamiento de Carlos durante dos días, en el campus de la UCA. En una de sus clases, el joven se desenvolvió como un estudiante dedicado, hasta que la misma clase exigió una tarea grupal evaluada en el momento. En este caso, Carlos dedicó el tiempo restante a la tarea para procrastinar.
Dos días después, se le vio estudiando en unas mesas del campus. Durante la observación se detectó que predominó la procrastinación sobre el estudio, ya que dedicó cinco minutos de lectura y veinte al ocio con el smartphone.
El grupo también entrevistó a expertos de tres áreas distintas entre sí: una nutricionista, una psicóloga y un docente universitario, disciplinas que ayudan a comprender mejor la conducta de los procrastinadores.
La psicologa Elsa Marina Amaya consideró que en la procrastinación inciden: “El entorno familiar y social, los hábitos de la persona… los amigos. Afecta también la transición de infancia a juventud debido a los cambios hormonales, sociales, fisiológicos y psicológicos que se dan en esa etapa”.
De igual manera, Amaya cree que existen factores sociales. “La inseguridad y la delincuencia que se vive en el país es uno de los factores que más influye, ya que limita el desarrollo normal de las actividades…”. Destaca también las relaciones con personas del sexo opuesto, ya sea para amistad o noviazgo, debido a las expectativas que se crean, en donde puede haber decepción o tristeza que afecta el rendimiento académico.
Además, los factores económicos juegan un papel importante en el tema, ya que depende mucho de la madurez de cada individuo para afrontar la situación económica familiar: “Una actitud madura le ayudará (a un joven) a buscar soluciones para ahorrar o generar algún tipo de ingreso extra… Por el otro lado, si la persona no tiene la madurez suficiente puede llegar a tener problemas de autoestima o estrés debido a la situación económica de la familia”.
Por su parte el catedrático de la UCA Cesar Edgardo Melara Gálvez, considera que es fácil reconocer la influencia de la procrastinación en los estudiantes. En los trabajos evaluados es muy perceptible, cuyas características principales son la redacción y estética de los mismos.
Algunos jóvenes creen que la presión les ayuda a desenvolverse mejor en las tareas, pero no a todos les funciona. El ingeniero Gálvez cree que a largo plazo el estudio sistemático prioriza el aprendizaje por encima de la inmediatez de pasar la materia.
Además, la nutricionista Irene Paz indicó que la dieta es otro factor determinante para la procrastinación. El estudiante promedio debe lidiar con los horarios de clase, debe fraccionar el tiempo de comida antes de enfrentar una jornada temprano del día, donde es recomendable consumir alimentos ricos en vitaminas, minerales y fibra dietética. Además, los alimentos demasiado procesados no son idóneos para afrontar una rutina extensa porque puede generar el llamado “bajón”, que causa una eventual fatiga.
La cotidianidad de los estudiantes es muy intensa, especialmente cuando pasan del colegio a la universidad, y es más fácil perder la concentración cuando no se sigue una buena rutina. Por eso es imperativo que los jóvenes sepan organizar su tiempo, tengan una dieta adecuada y mantengan la mente libre, al menos para el momento de estudiar. Mientras eso no cambie, las calificaciones darán fe del desempeño.