El reino de Dora Alicia

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Alumnos de Dora Alicia limando las piezas durante una clase. Foto por: Diana Pimentel.

Dora Alicia Cruz, de 46 años de edad, es una mujer fuera de lo común. Aunque físicamente es igual que todas, lo que la hace diferente son sus habilidades y roles que están distribuidos en tres grandes áreas totalmente distintas como: docencia y abogacía.

Por Diana Pimentel

-Hora de iniciar la clase muchachos- Es la 1:00 de la tarde y la clase de mecánica automotriz empieza en el taller. Los muchachos se visten con unos overoles color caquis. Aunque pensándolo bien no son caquis, son negros de tanto aceite y polvo. Cada uno empieza a buscar la herramienta que necesita para terminar de perfeccionar su pieza, ya que están en el área de medición y ajuste manual. Se ponen a trabajar.

Todos los alumnos están enfocados en pulir, limar y taladrar, ya que sus piezas deben pasar estos procesos para estar bien moldeadas. Cada uno quiere que su pieza sea la mejor, pero eso requiere de mucha fuerza. De pronto, en ese espacio de, aproximadamente, 3 metros de largo por 2 metros de ancho se escuchan diferentes estruendos de soldaduras, de hierro afilándose y del extractor de polea. Es una bulla inmensa que a cualquiera molesta.

Pero en la esquina del taller hay un par de oídos que se endulzan con tan “suaves melodías”. Sí, exactamente, son los oídos de la única mujer que imparte la materia de mecánica automotriz en el Instituto Nacional Técnico Industrial (INTI). Ella es Dora Alicia Cruz, la reina del taller.

Todas las tardes en el INTI se observa una mujer trigueña, con una estatura promedio de 1.65 metros, con sus uñas bien arregladas y de color rosa. Con su cabello color café como el chocolate sostenido por un gancho plateado.

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Dora Alicia desde sus 16 años sintió una atracción por la mecánica. Conocer cada parte del carro, sus funciones, como quitar y poner cada pieza. Prácticamente, estar tirada en el suelo con un carro encima, llena de aceite y de polvo. A tan temprana edad comenzó a laborar en un taller para ir adquiriendo experiencia y saber si era su vocación.

Pero sin duda, la mecánica tiene dueña en ese pequeño taller. Son apenas las 2:30 de la tarde y los muchachos siguen raspando el hierro. Sus caras están bañadas de sudor, pero el calor no es un impedimento para hacer lo que les gusta. Y lo que les dará la nota.

Dora Alicia los observa disimuladamente, sus anteojos le ayudan a hacer una mirada secreta para que los muchachos no se den cuenta que tienen un ojo del halcón cerca. Ella ya sabe cada proceso, la posición de las manos, como es el movimiento para raspar y sabe cuándo la pieza está dispareja, porque ella es ex-alumna del INTI. Ella se graduó de Mecánica Automotriz hace unos, aproximadamente, 30 cuantos años.

“A ver jóvenes. ¡Silencio por favor! No les volveré a decir que tienen que terminar esas piezas. La expo ciencia se acerca y ustedes ahí están bromeando. Yo desde aquí veo algunas piezas desniveladas y sin la técnica que les mostré la clase anterior. Eso les baja la nota. Así, que esfuércense porque sus reportes no están tan excelentes” dijo Dora Alicia con un tono fuerte y exigente que hacía buena pareja con su mirada fija.

En los pasillos, salones y talleres los alumnos murmuran que Estudios Sociales es muy difícil, que la seño Dora Alicia es bien “yuca” y que en el taller es aún más. Pero ellos la respetan y la admiran porque su trabajo es excepcional. Así cuenta Wilson Guzmán, estudiante de tercer año: “La seño Dora Alicia es muy exigente, pero he aprendido mucho de ella”.

Su excelencia academia le dio la oportunidad de impartir lo que más le encanta. “Siempre fue una alumna muy aplicada. Y lo que más me admira es que siempre supo desenvolverse en un ambiente masculino”, expresó su profesor de lenguaje, José Antonio Escobar Miranda, con una sonrisa en su rostro y su mirada estaba en el recuerdo como que ayer hubiera sido.

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Los minutos pasan y el reloj marca las 3:30 de la tarde. Uno de los muchachos de la clase tiene problemas con su pieza. El deber de Dora Alicia es auxiliarlo, así que ella toma un desarmador con sus delicadas manos que portan unos hermosos brazaletes dorados. Empieza a trabajar para ayudarle a su alumno.

-Mira Jaime, ¿estás seguro que limaste la pieza con un ángulo de 90 grados? Yo veo aquí un desnivel algo grande- le dijo Dora Alicia al alumno más distraído de la clase.

-Sí, seño yo creo que así lo hice- contestó Jaime con su voz nerviosa.

-Bueno vamos a ver como arreglamos esto- Dora Alicia empieza a analizar la pieza de su alumno y trata de ayudarlo. Le pide algunas herramientas mientras ella le da consejos para que mejore su trabajo y técnica. Simplemente, ella sabe lo que hace.

Lo sabe desde sus 16 años, ya que a sus 17 años se casó con el hombre que le enseñó elementos esenciales de la mecánica. Juntos disfrutaban desarmar y colocar piezas nuevas o mejoradas por ellos. Pronto su relación fue creciendo e iniciaron su propio negocio. Emprendieron un taller de mecánica. Taller que aún sigue en pie después de 27 años.

Años más tarde su relación tuvo frutos, dos hijos que llenaron aún más de alegría a ésta mecánica familia. Su hijo decidió seguir el camino de sus padres y enamorarse tanto como ellos de lo que los unió y les da vida.

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Dora Alicia es maestra de mecánica automotriz, estudios sociales y abogada. Foto por: Diana Pimentel.
Dora Alicia es maestra de mecánica automotriz, estudios sociales y abogada. Foto por: Diana Pimentel.

El reloj marca las 4:00 de la tarde. Dora Alicia tiene sucias sus manos de tanto polvo y manchas de lapicero de tanto calificar, pero no son los reportes de los muchachos de mecánica. Son los cuadernos de sus alumnos de Estudios Sociales. Dora Alicia también estudió un profesorado e imparte dicha materia por las mañanas en el mismo instituto.

Todos los días entra un carro plateado, año 92 conducido por su esposo. Siempre llega temprano para tener todo listo en otra de las cosas que le apasiona. Le encanta poder enseñarles a sus alumnos sobre los derechos humanos, sobre la sociedad y sus problemas. Ella nació para estar en el mundo de la docencia.

“Me fascina poder compartir mis conocimientos con los muchachos. Estudios Sociales es una materia que me apasiona por sus contenidos, porque sé que con un poco de esfuerzo nuestro país puede salir adelante. Y mis muchachos pueden aprender a poner su granito de arena” expresó Cruz con un tono de esperanza.

“Desde que la conozco ella siempre ha sido una maestra muy exigente, pero a la vez es llevadera. Siempre la he admirado porque no reniega por nada y lucha por lo que quiere. Es muy buena compañera y he aprendido mucho de ella”, dijo Marlon Colocho, compañero de Dora Alicia.

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La tarde está llegando a su fin, ya son las 4:30 de la tarde y los muchachos siguen trabajando para tener un buen proyecto. Su uniforme “caquis” está lleno de sudor y sus brazos ya están agotados. Dora Alicia se levanta de su silla vieja para supervisar el desempeño de sus alumnos, luego regresa a su silla mientras da un gran bostezo de cansancio. Bajo sus ojos hay un par de pruebas que demuestran sus constantes desvelos.

Y es que Dora Alicia además de estar sumergida en el mundo de la docencia, ella tiene otro gran secreto. Su reino es más grande de lo que piensas, Dora Alicia también se graduó de abogada. Estudió sus dos carreras en la Universidad Cristiana de las Asambleas de Dios. Pues claro, una reina tiene varias obligaciones y funciones a la vez. Ella funge en el área jurídica por vocación, le encanta conocer las leyes, leer y analizar casos.

Todas las noches al llegar a su casa, toma un breve break y revisa su correo para ver cuál es el caso que analizará toda la noche, ya que ese es su método de trabajo, trabajar por las noches. Así lo podrá enviar temprano a sus colegas que se encuentran en la oficina. Aunque a veces el cansancio gana y ella espera que esa noche la abogada descanse.

Dora Alicia cuenta que estudió y realizó el examen para tener el sello de Notaria en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, así podía seguir superándose como abogada. Pero, lastimosamente, no aprobó el examen. Para ella no es una derrota, porque seguirá luchando hasta conseguirlo. También las reinas se equivocan y no todo es perfecto como parece.

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El timbre anuncia que son las 5:00 de la tarde. El día ha llegado a su fin. Los muchachos empiezan a guardar las herramientas mientras Dora Alicia también se alista para retirarse. Toma sus cosas y va a marcar la hora de salida a coordinación. El mismo auto plateado año 92 entra al instituto a recoger a su extraordinaria mujer para llevarla a casa.

Definitivamente, una mujer no necesita tener grandes autos o ropa de marca para ser una reina y sobresalir. En ese carro va una y va lista para cambiarse de vestido y de rol, porque Dora Alicia tiene el control de cada área de su reino.

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