Boutiques al paso

Por Redacción -
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 Por Julissa Menjívar y Jorge Cruz

Los miércoles y sábados  muchas mujeres se dedican a vender ropa de segunda mano en las cercanías de Metrocentro San Salvador, previamente, dedican uno o más días para visitar establecimientos de ropa usada y así adquirir lo “nuevo de la semana”.

El siguiente paso es toman fotografías de cada prenda. Algunas colocan la ropa sobre un fondo llamativo, otras utilizan maniquíes, mientras que otras la modelan ellas mismas. El propósito es que la prenda se vea atractiva ante los potenciales clientes.  

Finalmente las publican en sus cuentas de Facebook, en las que  tienen cientos de contactos. En cada fotografía especifican tallas, precios y si la prenda tiene alguna avería, si uno de los contactos quiere la prenda la debe reservar mediante un comentario.

Posteriormente, vendedora y cliente intercambian números de celular y coordinan el día de entrega.

Boutiques al paso
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Las vendedoras se ubican en la acera, en las "medias lunas" de Metrocentro. Es su lugar de entregas, en el que reciben a los clientes que durante la semana reservaron alguna prenda.
Realizan llamadas a cada uno de los clientes para informales que ya se encuentran en el lugar acordado y que esperan por ellos. En muchos casos deben describir cómo andan vestidas para que las puedan reconocer fácilmente.
Comercializan ropa solo para mujeres porque consideran que es más fácil apelar al consumismo de estas. Aun así tienen clientes hombres que compran para sus novias o hermanas.
Constantemente deben esconderse de la seguridad del centro comercial. No tienen permiso porque se trata de ventas informales. En otras ocasiones, el CAM les pide que se retiren y amenazan con decomisar la mercadería.
Estefany Vides lleva a su bebé cada día de entregas. Ella debe hacer malabares para poder cuidar a su hija y atender a los clientes.
El horario de entregas por lo general es desde las 11:00 a.m. hasta las 2:00 p.m. Xiomara, Joyce y Erika almuerzan mientras esperan a las compradoras.
De 12 p.m. a 1:00 p.m. es cuando llega la mayoría de compradores. Los clientes aprovechan su hora de almuerzo para pasar a retirar sus reservas.
Algunas ven en este trabajo una oportunidad para poder costearse sus carreras universitarias. Xiomara de Martínez (izquierda) estudia comunicaciones, en la semana debe coordinarse con el tiempo que le demanda la universidad y su trabajo.
La mayoría considera que una ventaja de este negocio es que no cuentan con un jefe. Así pueden organizar su tiempo según crean conveniente para estar pendientes de su familia y de otras responsabilidades.
Un problema común es que algunas personas no llegan a retirar lo reservado. Esto les ocasiona desajustes de presupuesto y acumulación de mercadería. Por lo general, ese cliente pasa a una “lista negra”.
Rogelio Barrera es uno de los pocos hombres que realizan entregas. El negocio es de su esposa, ella se encarga de comprar y promocionar la ropa. Y él, luego de quedarse sin empleo, empezó a encargarse de las entregas. Lo ve como algo temporal, pero que sin duda es una buena fuente de ingresos para los gastos del hogar, como también para pagarse su carrera universitaria.
Otro problema que identifican es la inseguridad. Debido a que toda la transacción es de forma pública temen ser víctimas de asalto al finalizar la jornada.
A pesar de su embarazo, Erika Martínez continúa en el negocio. En la fotografía muestra un overol que acaba de adquirir gracias a otra colega.
Al final, el deseo de cada vendedora es que cada una de las personas que reservó haya pasado a retirar sus productos, y así, regresar a sus casas con las maletas vacías.

Los días destinados para adquirir mercadería, promocionarla durante toda la semana, y los días de entregas resultan agotadores. Sin embargo, para estas mujeres, este peculiar trabajo significa la única posibilidad de llevar ingresos al hogar cuando existen dificultades para encontrar un empleo formal. También representa la libertad de administrar un negocio, y para muchas, dedicarse a esto es ver materializado el sueño de poseer su propia boutique.

 

 

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