La Organización Mundial de La Salud (OMS) define el “mobbing” como una situación de violencia o acoso recurrente dirigida hacia una persona. Esto con el objetivo de lograr que la persona abandone su trabajo. Se caracteriza por conductas crueles y hostiles, que se convierten en una tortura psicológica para la víctima. Fue el psicólogo alemán, Heinz Laeymann quien introdujo el término por primera vez.
La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSI-F), lo clasifica en tres formas diferentes. La primera es la horizontal. En ésta, el trabajador se ve acosado por un compañero del mismo nivel jerárquico. Por otro lado, en la forma ascendente, la persona con un rango jerárquico superior, es agredida por una o más personas de la misma empresa. Por último, se encuentra la forma descendente, donde quien ostenta el poder, busca sobresalir atacando a otro compañero con insultos y humillaciones.
Para muchas personas el “mobbing” es un término completamente desconocido. Sin embargo es un fenómeno que sucede a menudo, y no hace distinción alguna entre hombres y mujeres. Es posible que sin darse cuenta muchas personas, ya hayan sido víctimas del mismo. Los agresores disfrutan el intento y resultado de hacer daño, eliminar o destruir a la persona que no les agrada dentro de su ambiente laboral.
Las causas por las cuales se da principalmente están relacionadas con la organización del trabajo, las malas relaciones entre el personal y la dirección. Estas causas producen envidia, rivalidad y competitividad entre compañeros. El problema puede agravarse debido a factores como la discriminación, problemas personales, intolerancia y en casos extremos por el consumo de bebidas alcohólicas.
Como es de conocimiento, toda acción genera una reacción. Por lo tanto, las consecuencias del “mobbing” se dividen en psicológicas, las cuales pueden ser ataques de ansiedad, depresión y fobia en las víctimas. Consecuencias físicas, las cuales derivan en problemas digestivos, dolores musculoesqueléticos y trastornos de sueño. Por último se encuentran las consecuencias sociales, que es cuando los trabajadores se aíslan y evitan el contacto con las personas de su entorno laboral.
En El Salvador, en el artículo 29 del código de trabajo se establece que se debe “guardar la debida consideración a los trabajadores (y trabajadoras) absteniéndose de maltratarlos (o maltratarlas) de obra o de palabra”. Sin embargo siempre se dan casos que reflejan este tipo de acoso, como el que se presenta a continuación.
Cómo el “mobbing” afecta a una mujer de 35 años: Ingeniera en sistemas y especialista en auditoría de procesos. Sufrió acoso escolar por su estatus económico y el oficio de sus padres. En su primer trabajo, su jefe le pidió mentir en la ficha técnica, cuando ella se negó la tachó de problemática. Le negó la entrada al edificio y el contacto con sus compañeros. Finalmente, la trasladó a un área diferente a su especialidad. Durante este periodo se enamoró de un compañero laboral y debido al coqueteo que él mostraba con otras trabajadoras, ella fue objeto de burlas de sus colegas. Como secuela, presentó problemas de autoestima y autoimagen. Luego de recibir ayuda psicológica logró salir adelante y ahora su vida ha tomado un rumbo positivo.
De acuerdo con Ann Marie Rivas, licenciada en psicología, es importante buscar ayuda psicológica en el momento que esta situación afecte a la persona. El tratamiento más adecuado para superar el acoso laboral es trabajar principalmente en la autoestima de la persona. En segundo lugar, se debe mantener una comunicación efectiva con la víctima. Por último, implementar estrategias de afrontamiento y resolución de conflictos.
Un ambiente laboral sano contribuye a que todo trabajador, desempeñe sus funciones de la mejor manera, dentro de un ambiente cálido, organizado y donde sobre todo predomine el respeto y la igualdad entre cada trabajador.