El cambio climatológico ha generado atrasos en el trabajo con las abejas. Así mismo generó pérdidas cuantiosas en el 2015 en la producción de miel y de otros productos relacionados con la apicultura.
Por Keila Noyola y Rosa Ortiz
Debido al fenómeno del Niño, experimentado en los últimos tres años, los productores de miel han tenido un desfase en sus cosechas. Como consecuencia de la sequía que hubo se dio una floración más tardada y las flores presentaron una reducción de néctar.
José Ernesto Rodas, gerente de la Sociedad Cooperativa de Apicultores de El Salvador (SCAES), explicó la problemática: “de octubre a noviembre es la producción de campanilla, pero no hubo porque no se dio la humedad suficiente y la abeja tuvo que buscar otros orígenes para colectar el néctar o lo que necesitaba como fuente de alimento como el melato, que es la sudoración de plantas y árboles”.
“Desde hace tres años se ha corrido la época de cosecha de miel por las sequías prolongadas que se dan. Normalmente se empezaba en octubre, pero por ejemplo el año pasado se empezó a mediados de diciembre”, así lo aseguró el ingeniero agrónomo y apicultor de la Cooperativa Colombia, Saúl Morán.
La pérdida en la producción ha sido muy sentida por los apicultores. Para el gerente de SCAES ha habido una reducción de un 40% de producción hasta finales del 2015. Pero también están a la expectativa de los resultados de abril y mayo, donde esperan incrementar la cosecha, aunque la inversión inicial ya no se pueda recuperar. De estos meses dependerán los resultados 2016.
Las abejas realizan una función polinizadora que permitan un incremento en la producción de frutas y hortalizas. “Mejora el volumen de producción, en cuanto a cantidad; también en calidad por el sabor, tamaño y color. Más o menos un 30% de la producción agrícola no estuviera sino hubiera abejas”, detalló el gerente de SCAES. Resalta que la falta de abejas se suma a una mayor afectación en la agricultura.
La falta de abejas y de los productos de la apicultura también produce afectaciones a largo plazo como la panadería, la confitería y la medicina. En cuanto a empleos se afecta directamente a quienes trabajan con apiarios e indirectamente a quienes comercializan los productos.
El invierno es una etapa crítica para las abejas. Durante esta estación no hay colecta de polen porque las flores se estancan de agua y el néctar se diluye. El exceso de las lluvias perjudica directamente a las flores, no produce segregación de néctar y reduce la producción. Jorge Guillermo Herrera, gerente de la Comisión Nacional Apícola de El Salvador (CONAPIS) dijo que “se está viendo que hay lugares donde anduvieron casi por la mitad de la producción que se esperaba normalmente en la zona, eso es un golpe para el apicultor “.
Ya no es como antes
El ingeniero Morán habló de las producciones anteriores y manifestó que “hace 30 años se colocaban hasta cinco cajones por cada colmena y que llenaban un barril hasta con 13 de estas, pero ahora el tiempo ha cambiado y lo más que se colocan por colmena son tres cajones y que necesitan mucho más de 13 colmenas para llenar un barril».
El trabajo con las abejas requiere de un conocimiento práctico y teórico. Para Ramón Serrano, nombrado Apicultor del Año en el 2014, los mejores conocimientos los brindan las abejas. “He recibido capacitaciones sobre el manejo de las abejas pero lo que he aprendido es porque ellas mismas me han enseñado”, reiteró el apicultor.
Para solventar la problemática el ingeniero Morán habló de una recuperación en los cafetales, sembrando más árboles de sombra. Así mismo, mencionó que el Gobierno puede apoyar trayendo más y mejores abejas reinas y brindando el equipo técnico de trabajo. Algo en lo que coincide con José Sandoval, un apicultor independiente de Nueva Concepción, Chalatenango.
El gerente de SCAES, José Ernesto Rodas, agregó que para mejorar la situación no se debe de autorizar la construcción de colonias y fábricas ya que estas acaban con reservas naturales.