El ciclo de vida termina a los 50

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Los adultos mayores, a nivel nacional son abandonados por sus familias y terminan en centros como el de FUSATE. Foto de Violeta Quintanilla.

con un enfoque de calidad y no de derecho, la ineficiencia de las políticas públicas se debe a la falta de interés de los organismos del estado y a la falta de profesionales.

Por Elvia Romero, Violeta Quintanilla

Desde muy temprano en la mañana, un día cualquiera, se escucha:  -Dale salvadoreño, que no hay pájaro pequeño…-   cuando no hay quien los visite y lleve actividades, canciones como esta suenan en el Centro Integral y Dormitorio Público para Adultos Mayores de la Fundación Salvadoreña de la Tercera Edad (FUSATE), ubicado en el municipio de Santa Tecla, departamento de la Libertad. En un pasillo con bancas, mesas, sillas de plástico y una mini sala al costado izquierdo se encuentran tres ancianos viendo la televisión, otros bailan al son de la música, unos juegan dominó y otros leen el periódico.

Alfonso Rodríguez, originario de Sonsonate, fue obligado a emigrar a La Libertad debido al terremoto del 2001, en el cual murieron sus familiares, con los que vivía y perdió contacto con otros miembros de su familia. Por un tiempo vagó por las calles de Santa Tecla, hasta que conoció el Centro Integral para el Adulto Mayor y Dormitorio Público.

Con 10 años en el centro Alfonso ha sido operado de cataratas, operación hecha por FUDEM. Actualmente su salud integral, a la cual él llama “Los males de estar abuelo”  es atendida por la doctora del centro, Marcela Jeanpierre, aunque  si se complica asiste a la Unidad de Salud, Dr. Díaz del Pinal, ubicada en el mismo municipio.

A sus 80 años, él trabaja los domingos como cuidador de carros en la Ceiba de Guadalupe, en las misas de las 7 am, 9 am y 11 am; Rodríguez tiene dos hijas a las que no ve desde el año 2001, tiene nietos que no conoce, no hay quien lo visite en el centro, ni quien vele por su salud. Él aprieta sus manos, observa a sus compañeros cantar, jugar y bailar y expresa “aquí siempre está alegre, celebran cumpleaños, traen comida de afuera. Podemos salir, sólo pedimos permiso a la encargada, es bonito”.

Alfonso recibe toda su atención médica en el centro de dia de Santa Tecla de FUSATE. La doctora Marcela Jeanpierre es la encargada de cuidar de la salud de los 91 adultos mayores ocupantes del dormitorio público, cuyas edades van de los 60 años en adelante. Ella hace rondas diarias por las instalaciones del centro de día, visita a cada uno de sus pacientes. Cuando hay necesidad, les atiende en su consultorio, un pequeño cuarto donde las paredes grises no contienen más que una silla, una cama, y una estantería abastecida con diversas medicinas.

Para ella, uno de los mayores retos de trabajar con adultos mayores es la constante atención que necesitan. “Uno de los principales retos es la adherencia al tratamiento, en palabras claras, que ellos se tomen la medicina”, afirma la doctora Jeanpierre. Otra de las problemáticas que aquejan al sector de los adultos mayores y afectan su salud es, según el presidente de la Asociación de Geriatría de El Salvador, doctor Juan Ramón Mena, la falta de atención por parte de la familia hacia los adultos mayores.

Tanto el doctor Mena como la doctora Jeanpierre afirman que parte del cuido de la salud de las personas de la tercera edad depende de sus familias.  Sin embargo en muchos casos esto no se cumple, y las personas de la tercera edad son abandonadas por su familia, al igual que en el caso de Alfonso.

La doctora Marcela Jeanpierre, junto a la encargada del centro y la cocinera, forman parte del personal del centro de Dia de Santa Tecla. FUSATE es una institución no gubernamental que surgió de la necesidad de otorgar atención integral al adulto mayor en torno a salud, alimentación y entretenimiento.

Los centros de día son lugares que, según la directora de FUSATE Santa Tecla, licenciada Carmen Molina, funcionan como un segundo hogar en el cual los adultos mayores pueden pasar el día, recibir atención básica de salud, comer desayuno, almuerzo y cena y participar de las distintas actividades que se hacen para ellos.

“Funciona como una casa, ellos son libres de ir y venir a la hora que quieran”, afirma Molina, quien además de administrar el centro de día, se encarga de tratar de llenar las necesidades de cada uno de los adultos mayores que los visitan.

Ella afirma que un entorno familiar y de inclusión influye fuertemente en la salud de los adultos mayores, ya que dentro de ella está el aspecto moral y la necesidad de sentirse parte activa de un núcleo familiar.

Los médicos no alcanzan

Las tres personas que conforman el personal del centro de día de Santa Tecla son, María Elena Chávez, quien se encarga de la cocina, la licenciada Carmen Molina, quien es la encargada del centro, y la doctora Jeanpierre, quien, con 24 años, es la más joven.

El Centro Integral de Día de Santa Tecla cuenta con más adultos mayores hombres, que mujeres, sin embargo en FUSATE en general son más mujeres quienes reciben la ayuda. Foto por Violeta Quintanilla.
El Centro Integral de Día de Santa Tecla cuenta con más adultos mayores hombres, que mujeres, sin embargo en FUSATE en general son más mujeres quienes reciben la ayuda. Foto por Violeta Quintanilla.

Ella se graduó en medicina de la Universidad José Matías Delgado (UJMD). Esta es la única universidad en el país que ofrece la cátedra de Geriatría, que es la rama de la medicina que se ocupa de enfermedades propias de la tercera edad. A cargo de la doctora Margarita Henríquez la materia ofrece un panorama introductorio para generar el interés al estudiante y para que este tenga una noción del cuidado de adultos mayores.

El doctor José Roberto Fernández, jefe del Departamento de Medicina Interna de la UJMD afirma que al principio la materia se agregó como una optativa, pero al ver el interés de los estudiantes se estableció como una materia obligatoria que se cursa en el quinto año de estudio. “Los estudiantes están muy interesados, en especial los de enfermería”, afirma Fernández.

Sin embargo, se presenta un problema, ninguna universidad del país ofrece la sub especialización en geriatría a pesar de los esfuerzos de la Secretaria de Inclusión Social y la Asociación de Geriatras de El Salvador, quienes presentaron una propuesta a la Universidad Nacional de El Salvador para incluir la cátedra, que al final no se tomó en cuenta.

“Es muy difícil impartir la sub especialización, ya que para ello primero es necesario un hospital geriátrico, cosa que no hay en El Salvador”, afirma el doctor Jaime Ernesto Azucena, subjefe del Departamento de Educación Médica de la UJMD. Tanto el doctor Fernández como el doctor Azucena afirman que una especialización en geriatría sería ideal en El Salvador, sin embargo, para la UJMD no está siquiera pensada como proyecto.

“Uno de los grandes retos de salud en adultos mayores es la falta de profesionales especializados en la tercera edad”, afirma Jennifer Soundy, encargada de la dirección de personas adultas mayores de la Secretaría de Inclusión Social de El Salvador. Quien opina que una de las necesidades actuales del país para mejorar su servicio de salud pública a adultos mayores es la inclusión de una cátedra especializada en geriatría y gerontología en educación superior para así llenar el actual vacío de profesionales en el área, ya que hay tan pocos geriatras en El Salvador que la mayoría acaba ejerciendo en el sector privado. 

La Asociación de Geriatría de El Salvador, cuenta con seis doctores geriatras, de ocho que hay en todo el país, de este total, dos geriatras trabajan en el sistema público, los demás en el sistema privado para 825 mil adultos mayores que viven en El Salvador, según un censo realizado en el presente año, por la Asociación Rural de la Tercera Edad (ARTE).

El doctor Juan Ramón Mena, quien es parte de la asociación de geriatras, junto a los demás doctores presentaron a la Universidad de El Salvador la propuesta de pensum que debía ser aprobada por el Ministerio de Salud y el Ministerio de Educación, para que se impartiera la cátedra de geriatría, en donde los miembros de la asociación serían los catedráticos, sin que se les pagará un sueldo e impartirán para las carreras de medicina, enfermería y laboratorio clínico.

La propuesta que fue enviada hace más de 15 años, sin embargo, la asociación aún no ha recibido respuesta alguna por parte de la Universidad Nacional, el doctor Mena afirma que mientras la materia no se haga atractiva, la universidad no la tomará porque no habrá interés por parte del estudiante.

“No les interesa, los mismos señores que manejan, que ya son adultos mayores, el presidente es geriátrico y un montón de señores, Hato Hasbún, todos los que están ahí, pero como ellos pueden pagar consultas en Miami, en Cuba, no les interesan los demás”, expresó Mena acerca de dicho desinterés a la propuesta.

También el doctor cree que “estudiantes de medicina no saben qué es la geriatría, incluso colegas a mí me preguntan, mira dicen que vos sos geriatra, qué es eso” esto pasa debido al mismo gobierno que en el sistema educativo no incluye dicho tema.

La travesía médica de Joaquín

Joaquín Dueñas se sienta en una desgastada mesa de plástico en el corredor principal del Centro Integral de Día de Santa Tecla. Él es un hombre de 65 años que vive en el recinto con su padre de 86 años, quien lleva el mismo nombre. Joaquín es un hombre sonriente, siempre buscando conversar con las personas a su alrededor. El tiene un problema de lenguaje que le impide pronunciar bien las palabras.

CORDES pide al legislativo se apruebe una Pensión Básica Universal digna para los adultos mayores. Foto de Violeta Quintanilla.
Joaquín Dueñas hijo comparte con Joaquín Dueñas padre el mismo destino de pasar sus últimos días en el Centro Integral de Día de Santa Tecla. Foto de Violeta Quintanilla.

“Tengo la lengua pegada”, afirma Joaquín mientras ordena las piezas de un desgastado juego de domino, el cual se ha convertido en su pasatiempo. Su problema de lenguaje evidentemente afecta su día a día. “La gente se aparta de mí porque no me entienden, me dejan hablando solo, se van y después me ignoran, me olvidan”, su sonrisa permanece mientras de sus pertenencias sacó una fotografía enmarcada en un cuadro negro. En ella se encuentran dos mujeres usando gabachas blancas, y en medio de ellas se encuentra Joaquín.

Ellas eran sus terapistas de lenguaje, Joaquín buscó ayuda para mejorar su habla desde hace un tiempo, que encontró en el centro de día. Durante dos de los tres años que tiene de vivir ahí, sus terapistas lo visitaban tres días a la semana, le mostraban ejercicios de vocalización y lo animaban a hablar en público.

Joaquín asegura haber mejorado un poco durante este periodo de tiempo. Sin embargo, ambas jóvenes encontraron trabajo en el extranjero y se marcharon. A Joaquín le entregaron la fotografía y una carta de referencia, donde lo enviaban a la Fundación Teletón pro en rehabilitación (FUNTER).

Joaquín abre su boca y señala su lengua: “Cuando llegué me hicieron exámenes”, dice, mostrando con sus manos los lugares de su boca que le examinaron “Pero yo deje de ir, porque había que pagar 40 dólares al mes”, el costo incluye una serie de exámenes que Joaquín ya se había hecho anteriormente, pero si no se los hacía FUNTER, no recibiría la atención. 

El dinero no le alcanzaba para pagar las terapias. De nuevo Joaquín fue referido, esta vez al hospital San Rafael, donde él asegura que la atención no fue buena. Sentado en aquella mesa de plástico, Joaquín disfruta de la atención del centro de Día, pero desearía seguir recibiendo terapia de lenguaje para poder comunicarse.

Son pocos los adultos mayores que pueden optar al sistema privado de salud, sin embargo, este, según el presidente de la Asociación Rural de la Tercera Edad (ARTE), Emilio Espín, es de mejor calidad que el público. “Como los que están en los gobiernos tienen dinero para pagar médicos privados no piensan en aquellos que se apoyan en el sistema público” afirma Espín.

El vacío de las leyes y políticas públicas

La Fundación Salvadoreña de la Tercera Edad nació en 1990 como Organismo no gubernamental, sin fines de lucro, creado por la iniciativa de hombres y mujeres altruistas. FUSATE como organización que vela en pro de los adultos mayores no se considera un asilo de ancianos, sino un centro de día.

Según la directora ejecutiva Lila Vega, actualmente la fundación tiene inscritos 111,168 adultos mayores y se sostiene con donativos, caridad pública y eventos de recaudación.

En torno al tema de la nueva propuesta de ley y reforma a la actual, Vega expresó que: “La Secretaria de Inclusión Social ha presentado una nueva ley, la Mesa del Adulto Mayor ha presentado la reforma de ley, pero yo, de manera personal me inclino por la reforma porque llámese reforma, llámese cambio de ley, el tema no es importante, porque aquí parece que sólo los temas que tienen una asignación presupuestaria cobran importancia, lo demás es poesía”.

La Mesa del Adulto Mayor propone que, así como hay un Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer (ISDEMU), así haya una institución para adulto mayor que obligue a una asignación presupuestaria por parte del ejecutivo, puesto que hasta ahora no existe la voluntad política para atender a los adultos mayores.

 La ley que existe tiene grandes vacíos, opinión que comparten Lila Vega y Jennifer Soundy, sin embargo, no comparten la idea de crear una nueva. Esta última, representante de la Secretaria de Inclusión Social, cree que es necesario el cambio de legislación porque la actual está muy desfasada para la realidad de los adultos mayores, afirma que la ley está muy enfocada en aspectos de caridad y no en un enfoque de derecho, en donde este diga que, así como un niño tiene derecho a los servicios de salud, así también un adulto mayor.

A esto Lila Vega agregó que pueden salir todos los titulares de la Secretaria de Inclusión Social hablando maravillas, pero solo llegan a recitar porque la situación del sistema de salud para los adultos mayores es precaria. 

La directora Vega afirma que la ley actual llamada “Ley de Atención Integral para el Adulto Mayor” tiene muchas carencias en términos de institucionalidad, pues no define con claridad que es responsabilidad del estado garantizar los derechos de los adultos mayores, dejándole la responsabilidad exclusiva de su bienestar a la familia, cuando estas no son las que establecen políticas públicas a favor de su adulto mayor.

Dicho proyecto fue creado, según su artículo 1, para garantizar y asegurar una atención integral para la protección de las personas adultas mayores y contribuir al fortalecimiento e integración de la familia, es decir una ley de calidad y no de derecho.

El capítulo IV desarrolla el tema de salud, en donde el artículo 11 plantea que todos los servicios médicos de las instituciones públicas y municipales, deben contar con atención Geronto-Geriátrica, esto es contrario a la situación actual de salud del adulto mayor porque no existen más de dos geriatras para el sistema público.

Algunos artículos de la legislación no se cumplen, como es el caso del artículo 12, que afirma que los adultos mayores deben recibir de forma eficaz cualquier tratamiento necesario, sin embargo, casos como el de Joaquín demuestran lo contrario.

Joaquín se siente apartado porque de los 91 huéspedes del Centro Integral de Día de Santa Tecla, solo son tres quienes le entienden sin dificultad. Muchos otros, en especial los jóvenes que visitan el centro, encuentran trabajoso hablar con él, por lo tanto, lo ignoran.

El caso de Joaquín no es el único que muestra como un adulto mayor se ve constantemente apartado por quienes lo rodean. Situación que no solo ocurre en el entorno externo, sino también dentro del núcleo familiar. Apartar e ignorar a un adulto mayor también tiene repercusión en su salud. Según el geriatra, Juan Ramón Mena esto se debe a la cultura del “Ageismo”, término que viene del inglés “Ageism” que se usa para referirse a la discriminación y estereotipación a personas de la tercera edad. “Cuando los hijos me traen a los señores a la clínica, me los traen ya bien vestidos y bañaditos, pero allá en la casa los tienen de otra forma”, afirma el doctor Mena.

Para él, el cuidado de los adultos mayores requiere de un apoyo mutuo entre el doctor y los familiares del paciente, y afirma que para que un paciente de la tercera edad se recupere necesita un apoyo total de su familia, acción que actualmente se opaca por la cultura del “Ageismo”.

El “ageismo” como cultura también se observa en las instituciones gubernamentales, esto se confirma al conocer la opinión que Norman Quijano tiene acerca del tema, siendo uno de los diputados que conforman la Comisión de Salud de la Asamblea Legislativa: “Salud pública está muy mal a nivel nacional no solamente en adultos mayores, la ley de vacunes no se cumple en el caso particular de los infantes. Yo no puedo centrar la atención en el tema de los adultos mayores porque también los jóvenes y los infantes están sufriendo. No conozco el anteproyecto, pero ya el país no necesita tantas leyes, necesitamos cumplir las que ya tenemos”.

El sector se pronuncia, la respuesta del poder legislativo

Actualmente se ha dado un esfuerzo por parte del municipio de Tecoluca para mejorar las condiciones de salud en el adulto mayor y erradicar la cultura del “Ageismo”. La política municipal del desarrollo integral del adulto mayor de Municipio de Tecoluca es un ejemplo de ello. Esta política impulsada por la Asociación Rural de la Tercera Edad (ARTE) y la Fundación para la Cooperación y desarrollo comunal de El Salvador (CORDES), fue recientemente aprobada y según el informe oficial de las instituciones. Esta busca una atención general hacia el adulto mayor cubriendo sus áreas de necesidad, entre ellas la recreación y educación.

Luego de un sondeo de las necesidades básicas de los adultos mayores elaborado por ARTE en Tecoluca, se encontró que la necesidad de una atención continua de salud era una de las más prominentes, por lo tanto, se creó una iniciativa de coordinación para la atención general de salud. La política del desarrollo integral del Adulto Mayor se presentó a mitad del corriente año a la Asamblea Legislativa con el afán de convertirla en una política pública, sin embargo, aún no se ha emitido respuesta por parte de la misma.

El proyecto viene de la Convención de derechos del adulto mayor de la Organización de Estados Americanos (OEA), aprobada el 15 de julio de 2015. Cada gobierno debe aprobar para que se cumpla la convención y que la OEA pueda comprobar el funcionamiento. El poder ejecutivo de El Salvador ya aprobó esta ley y envió la convención a la asamblea, actualmente está en manos de la Asamblea Legislativa.

Según Emilio Espín: “Para lograr la aprobación se necesita hacer presión”, por lo tanto, ARTE y CORDES junto con otras instituciones presentaron un comunicado que propone que, por el día mundial de las personas mayores (1ºde octubre) se apruebe el proyecto. Por ello se convocó a una concentración nacional de las personas mayores frente a la Asamblea Legislativa el 29 de septiembre del año en cuestión. 1, 300 personas se reunieron para buscar la aprobación de la ley. Las diputadas Nidia Diaz, Karina Sosa, Damián Alegría y Alma Cruz se reunieron con los representantes y acordaron crear una comisión mixta para empujar la ratificación de la Convención de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la aprobación de la nueva ley.

Entre las cosas que se exigen en la propuesta de ley se encuentran: La creación de políticas públicas en beneficio del adulto mayor, la aprobación de la nueva ley, que haya más profesionales en geriatría en el sistema público, que se concientice sobre la situación de adultos mayores, etc.

El diputado de la Comisión de la Familia, Niñez, Adolescencia y Adulto Mayor de la Asamblea Legislativa, Rodolfo Antonio Martínez explicó que las leyes se definen en una línea de trabajo, que en lo que va de este año ya se terminó la ley de adopciones, después está en agenda la ley del adulto mayor, pero en este momento se está desarrollando las reformas a la ley lepina, sobre los puntos que prestan servicios informáticos para que estos coloquen filtros. “Pero nosotros creemos que el adulto mayor debe de seguir siendo atendido por el Instituto Nacional de Pensiones para Empleados Públicos (INPEP), la Secretaría de Inclusión Social entre otras tienen ejes transversales para ellos” expresó el diputado.

Rodolfo Martínez cree que la situación de adultos mayores es bastante complicada porque los hijos los ven como un estorbo y en la medida de lo cabe, incluso se deshacen de ellos, y hasta acepta que todos violan sus derechos.

El diputado asegura, como muchos, que la ley actual tiene deficiencias, por eso él explicó que se realizará una nueva ley. En la anterior no existe un compromiso, son cosas básicas las que se plantean ya que esta no establece que es responsabilidad del estado y la familia cuidar del adulto mayor.

A pesar de los esfuerzos de las distintas instituciones no gubernamentales de crear una ley o política pública que favorezca las condiciones de salud de los adultos mayores en su totalidad, sin embargo, no se ha logrado suplir las necesidades de este sector de la población. Sus exigencias han sido olvidadas, en muchas ocasiones por no considerarse rentables o no poseer una asignación presupuestaria del ejecutivo.

Sin importar la situación, tanto el marco jurídico, el marco académico, o sea las instituciones educativas como universidades, escuelas públicas, privadas y el Ministerio de Educación en general, y las políticas públicas no aportan a obtener un cambio para mejorar la situación actual de salud pública en el adulto mayor. La única opción para una buena atención es optar por el sistema privado, el cual está al alcance de unos pocos. Para el sistema de salud pública de El Salvador, el ciclo de vida termina a los 50.

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