La nueva geografía alimentaria de Candelaria de la Frontera

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Los agricultores de Candelaria de la Frontera han tenido que diversificar sus prácticas agrícolas para poder subsistir. Foto por: Marcela Sosa.

Los cambios de clima representan una amenaza para la sociedad por sus múltiples impactos en la población y en los sectores de producción agrícola, uno de los lugares afectados es la ciudad de Candelaria de la Frontera.

Por: Karla Pérez, Marcela Sosa y Lucero Siguenza

El sector agrícola es altamente dependiente del clima, influyendo directamente sobre su crecimiento y el desarrollo de cultivos, de esta manera los habitantes de la ciudad de Candelaria de la Frontera, situada en la región occidental en el departamento de Santa Ana, se han visto en la necesidad de cambios en la elección de sus siembras debido a que no alcanzan la cantidad y calidad de producción deseada.

Según datos históricos proporcionados por la Alcaldía de Candelaria de la Frontera, la agricultura fue el patrimonio del lugar desde sus principios cuando era una pequeña aldea nombrada El Chaparral, propuesta así por la abundancia de árboles conocidos como Chaparrón en sus montañas, en 1882 obtuvo el título de pueblo, pero en la década de los 60’s fue llamada Villa Candelaria de la Frontera, hasta en el 2008 que dejó de tener esa categoría y  se convirtió en ciudad.

f2d-ed01-16Geográficamente la zona urbana se divide en cuatro barrios y la zona rural está formada por 11 cantones que son conformados por 53 caseríos, donde su terreno es bastante montañoso, abarcando una extensión de 97 kilómetros cuadrados y su elevación aproximadamente es de 500 a mil metros sobre el nivel del mar.

Según el último registro realizado por la Dirección General de Estadística y Censos (DIGESTYC) en el 2007 su población alcanzó la cantidad de 22,686 habitantes, donde aproximadamente el 80% de la población es trabajadora del sector agrícola.

Candelaria de la Frontera hace 30 o 40 años era una zona de clima agradable y favorable para la labor de la siembra, con temperaturas cercanas a los 25 grados centígrados.  En sus principios se empezó a cosechar por la disponibilidad de su geografía montañosa, buena vegetación y excelente clase de suelo, las condiciones adecuadas para la plantación de café. También de producción de caña de azúcar en las áreas planas, pero por la altura era una zona bastante cafetalera, según los testimonios de los lugareños.

Pero a partir de la caída de los precios del café a finales del siglo pasado e inicios del presente, reforzado por un cambio en las temperaturas en la zona, los agricultores se vieron obligados a llenar las laderas de los cerros de alimentos más resistentes como son el maicillo o sorgo, algunos árboles frutales y hortalizas, como fuente de alimentación para sus familias, cambiando su producción primaria.

También han tenido que recurrir a otras prácticas como son la crianza de ganado vacuno, granjas avícolas y apertura de pequeños negocios en la comunidad. Siendo  muchas  las medidas tomadas ante los problemas ambientales que  han vivido.

El clima ha cambiado a altas temperaturas con ciclos secos y constantes períodos sin lluvia. Según el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), ha manifestado que lo que se está sufriendo es culpa del fenómeno denominado “El Niño”.

Dicho fenómeno, es de índole meteorológico, que se caracteriza por el incremento de la temperatura de las masas cálidas en los océanos del hemisferio norte, provocando (en contraposición de su par “La Niña”) períodos de sequía. Tanto uno como otro son cíclicos, sin embargo, por los cambios climatológicos globales estos se muestran cada vez más erráticos,  siendo así que “El Niño”, se ha mantenido presente.

Se han registrado que el país ha sufrido cuatro años secos de manera consecutiva. Además de reportar que el segundo trimestre de este año se registraron 523 milímetros de lluvia, una cantidad por debajo del promedio que es 831 milímetros.

 El MARN establece que el fenómeno de “El Niño” continuará con altas probabilidades hasta finales de 2015, incluso hasta principio de 2016. Lo que motiva a que se formen planes de estrategia para sacar adelante a los pobladores  y territorios afectados.

Es así que el cambio climático es un riesgo para la seguridad alimentaria por la disminución de cultivos importantes como el maíz y el frijol, principales en los hogares salvadoreños, donde ha provocado efectos adversos en su producción, surgiendo como resultado que los agricultores de Candelaria de la Frontera busquen alternativas para subsistir.

Una panorámica completa

Los testimonios de los agricultores de la zona dan en evidencia los problemas que han enfrentado  por los cambios climáticos, los cuales los llevan a vivir tiempos difíciles.

El presente escenario hace factible identificar patrones relacionados con los cambios climáticos, enfocándose a nivel departamental con el propósito de identificar impactos y definir acciones de adaptación.

En el documento de estadísticas agropecuarias del 2014-2015 del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), estiman que Santa Ana  por superficie y producción equivale por cultivo de maíz el 37.3% y de frijol el 15.8%. Convirtiéndose en uno de los departamentos con más baja producción de granos básicos de la zona occidental del país.

La sequía a generado problemas en la producción agrícola, que se traducen en una falta de alimentos para la población. Foto por: Marcela Sosa.
La sequía a generado problemas en la producción agrícola, que se traducen en una falta de alimentos para la población. Foto por: Marcela Sosa.

Es por eso que Oscar Mendoza, agricultor de café y ganadero, mencionó que mucha gente ha cambiado de sector laboral, debido a que la agricultura principalmente de maíz y frijol no está siendo muy productiva, pero a pesar de eso no ha habido una migración de los habitantes a otros lugares. Además reveló que “desde hace seis años que los inviernos han sido resecos” y debido a eso, por ejemplo en el año 2013, perdió 12 manzanas de tierra cosechada, lo que equivale según sus cálculos a unos nueve mil dólares.

En razón a ello se ha inclinado más al sector ganadero, pero aún así los constantes cambios climáticos son severos incluso para esa área. “Mucho calor, el ganado se sofoca, se estresan incluso cuando llueve bastante, esto hace que pierdan el equilibrio en la producción de leche”, opinó Oscar Mendoza.

Uno de los problemas reportados a principio de este año en el departamento de La Unión, fue la muerte de unas vacas, según veterinarios del MAG, en las investigaciones se encontraron que consumieron retoños de sorgos, los cuales tienen una alta concentración de ácido cianhídrico (cianuro de hidrogeno), que es sumamente venenoso. Esto fue debido a que el sorgo en crecimiento tiene altas concentraciones de ese ácido y que se acrecienta en períodos prolongados de sequía.

Esto demuestra que los cambios climáticos no solo afectan a los cultivos, sino también  la producción de carne y de lácteos, por la razón de que se dificulta incluso la alimentación de los animales de crianza.

Según el informe de Oxfan que es una organización internacional que lucha contra la hambruna y promoción del desarrollo, lanzó una advertencia por el impacto de la sequía en el país, estimando que en el 2014 hubo un 80% de daños de cultivos en las zonas más afectadas por la falta de lluvia, principalmente en el oriente del país, y los medianos y pequeños agricultores perdieron el 38% de sus  ingresos anuales.

 “Ha sido poca la cosecha porque todavía sigue afectando el clima”, comentó Saúl Mejía, agricultor de maíz y frijol, que incluyó que esto afecta severamente a su familia que se dedica a la labor agrícola.

Otro de sus compañeros es Raúl Salazar, agricultor también de maíz y frijol, quien opinó que debe existir un equilibrio entre la época seca y lluviosa, para que no existan pérdidas de alimentos que son necesarios para su familia y para todos los pobladores  del lugar.

Es así como las personas se han dedicado enteramente a otros cultivos, habiéndose mantenido de esta manera durante al menos una década, tal como lo afirma Mauricio Palacios, un profesor de primaria que siendo hijo de un agricultor ha dejado un poco de lado su negocio familiar, por las pérdidas reportadas.

Mauricio Palacios, mencionó que “todo los efectos que estamos viviendo no van a mejorar y que nosotros debemos tomar buenas decisiones, para sembrar plantas y mejorar el medio ambiente porque sólo se piensa en destruir”.

Dentro de los cambios que los agricultores han hecho recientemente en el territorio de Candelaria de la Frontera ha sido el cultivo de cacao, por ser resistente a las plagas, diferenciándolo del café que es afectado por la roya que es un hongo que provoca la caída de las hojas y que el grano se madure, pero aún así han sido pocos los agricultores dedicados a la producción de ese rubro.

Adaptarse a nuevas técnicas para cultivar

Las adaptaciones que han tomado los agricultores de la ciudad de Candelaria de la Frontera han sido varias, incluyendo los cambios de cultivos para procurar siempre la producción de alimentos.
 

Candelaria de la Frontera posee una topografía accidentada con terrenos elevados Foto por: Marcela Sosa.
Candelaria de la Frontera posee una topografía accidentada con terrenos elevados Foto por: Marcela Sosa.

Dentro de las adaptaciones que los agricultores han debido enfrentar en Candelaria de la Frontera, son la siembra en las laderas de los cerros de cultivo de cacao, maicillo o sorgo, algunos árboles frutales como guineos, limones, entre otros y hortalizas, las cuales han variado la forma de distribución del cultivo tradicional  que es el café y formando una nueva geografía alimentaria en la zona.

José Tobar, ingeniero agrónomo especialista en relación al clima y de cultivos de la Universidad Nacional de El Salvador (UES), afirmó que los cambios climáticos están haciendo modificaciones en la fisiología de los alimentos, toda especie vegetal está  adaptada para cierta temperatura y con la situación actual lo que hace es dificultar los tiempos de desarrollo de los cultivos en periodos tardíos o tempranos en su floración.

Otro de sus colegas es Fidel Parada, ingeniero agrónomo jefe del Departamento de Fisiotecnia  de la UES, enfatizó que los agricultores en Candelaria de la Frontera están haciendo lo que es una “adaptación agroecológica de los cultivos”, tratando de tener un ajuste natural a diferentes climas.

Es de esta manera que los terrenos de ladera también se han ocupado para la siembra de granos básicos como el maíz y el frijol, que conforman la alimentación diaria de los habitantes de la ciudad.

Miguel Amaya, jefe del Departamento Ambiental del Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria (ISTA), opinó  que “ese es el problema cuando no se siembra en tierras aptas y son suelos en cerros” que no son profundas sino superficiales, teniendo contrariedades después,  porque estas no retienen humedad y son inadecuadas para la labranza excesiva, es decir, para cultivos anuales como maíz y frijol.

Según datos proporcionados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se sabe que el 65% de la superficie del país está en zona de ladera, es decir, con una pendiente mayor al 15%. Donde la mayoría de pequeños productores cultivan en esa zona.

Muchos expertos opinan que esto se deben a la falta de obtener otras tierras para sembrar, así lo comparte también Enrique Recinos, encargado del Departamento de Transferencia del Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal “Enrique Álvarez Córdova” (CENTA), quien opinó que no es muy recomendable el cultivo de granos básicos en laderas, porque dentro de la planificación de esos suelos, se ocupan para otros propósitos como reserva natural y no para cultivos extensivos.

En el documento de Ley del Medio Ambiente en el artículo 18 especifica que cualquier procedimiento que “tenga un impacto negativo en el ambiente o calidad de vida de los pobladores”, debe procederse a identificar para ver alternativas que prevengan dichos impactos.

Las leyes ponen en claro no sembrar en lugares inapropiados, agregó Miguel de Jesús Cortez, investigador de la Escuela Nacional de Agricultura (ENA), además estableció que esto se debe a las necesidades de alimentación y a la poca educación que poseen sobre el cuidado del medio ambiente.

La sensibilización de nuevas prácticas se vuelve una necesidad que debe ser solventada, para que no perjudique y que lleve al mejoramiento en términos de eficiencias, de rendimiento y obtención de alimentos, así como a la seguridad ambiental. Uno de estos enfoques es el manejo integrado de la producción y el control de las plagas a partir de la diversificación de los cultivos y de técnicas orgánicas.

“El campesino sigue usando las mismas técnicas, muy pocos están aplicando la agricultura orgánica”, opinó Fidel Parada, que también agregó que “la agricultura orgánica es un proceso que cuesta más implementarlo en terrenos amplios y los costos son mayores, por eso los agricultores se inclinan siempre a usos convencionales como los fertilizantes químicos”.

Es de esta manera que en Candelaria de la Frontera se debe hacer estudios de suelo, porque solo de esa manera se puede conocer los requerimientos que necesita y con ella los fertilizantes necesarios.

Los fertilizantes químicos “no hacen ninguna mejora en la disposición biológica del suelo”, mencionó Raúl Quintanilla, ingeniero del Departamento de Suelo del CENTA, porque no contiene nutrimentos que ayuden a la tierra, siendo entonces mejor el material orgánico para la  retención de humedad y así combatir los constantes cambios climáticos.

En cuanto a la diversificación de cultivos todos los expertos citados recomiendan para Candelaria de la Frontera mantener zonas de reserva natural, pero también de cosecha de árboles frutales para resistir los tiempos actuales. La cuestión fundamental  no  es olvidar el maíz y frijol como alimento de subsistencia necesaria para la ciudad y la población, sino crear esa armonía en asocio de varios cultivos, es decir, intercalar cosechas para mantener un medio ambiente sostenible.

Los cultivos necesitan protección frente al cambio climático, esto significa que las prácticas que hagan los agricultores deben ser enfocadas a mejorar el ambiente de  la zona, esto solo puede ser posible con apoyo de las entidades nacionales que oriente también a los pobladores.

Apoyo ante las dificultades climáticas

 La adaptación al cambio climático se hace cada vez más presente, es por eso que la agenda de diversos programas está orientada a la sostenibilidad alimentaria.

Los diversos esfuerzos que se están llevando a cabo por parte del Estado, se centran en la implementación de medidas que ayuden a fomentar medios de vida que sean más adecuados ante la variabilidad climática, apuntando a una mejora en la productividad, que podrían a la vez ayudar a los agricultores a adaptarse al cambio climático.
Dentro de los planes de trabajo con el sector agrícola a nivel nacional se cuenta con representaciones de varias instituciones, que se encargan entre otras cosas de realizar proyectos destinados a rescatar e impulsar el sector.

Una de estas instituciones es el CENTA, que tiene representación en la ciudad de Candelaria de la Frontera, a través de una agencia que está bajo la jefatura del ingeniero Ronald Martínez, el cual manifestó, que los proyectos que desarrollan en ese municipio, son en el sentido de brindar asistencia técnica con visitas de campo, jornadas de capacitación, información y orientación a la población en cuanto al manejo integrado de los cultivos.

Ronald Martínez explicó que cuenta con dos técnicos que se encargan de grupos dentro de la comunidad, siendo 304 familias las inventariadas por la institución por cada uno de los especialistas, quienes son beneficiarios de asistencia técnica constante.
Pero el apoyo técnico que ofrece el CENTA mediante su agencia en esa ciudad, no solo se circunscribe a la población del lugar, sino que puede ampliarse a todas aquellas personas que acudan a sus oficinas demandando asistencia técnica.

Actualmente en Candelaria de la Frontera cerca de 2 mil personas se han visto beneficiadas con la entrega de maíz y frijol que han sido adaptadas al cambio climático, donde previamente son certificadas para garantizar el rendimiento de los granos, antes de distribuirlo en los paquetes agrícolas.

Raúl Salazar observando su terreno afectado ante las severidades ambientales en estos tiempos. Foto por: Marcela Sosa.
Raúl Salazar observando su terreno afectado ante las severidades ambientales en estos tiempos. Foto por: Marcela Sosa.

Uno de los agricultores que nos comentó sobre el uso que ha hecho de la semilla mejorada es Raúl Salazar que ha cultivado  maíz y frijol, encontrando que esta última es muy buena para el consumo y es abundante,  pero lo que no le parece es que la planta siempre está verde nunca madura.

En cuanto a la semilla de maíz, Saúl Mejía otro agricultor de la zona, enfatizó que la tuza de la planta es muy sencilla y suele ser  invadida por varios insectos ya que la cubierta se arruina rápido.

De la misma forma otra entidad que ayuda en la zona es el Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria (ISTA), como comentó el ingeniero Miguel Amaya, jefe del Departamento Ambiental, donde se encuentra trabajando de la mano con los agricultores en encontrar salidas para adquirir seguridad alimentaria, en este caso con su Departamento de Desarrollo Agropecuario.

Apoyándose con el MAG y el CENTA para poder brindar no solo ayuda técnica, sino entregar insumos y vacunar a animales, además de elaborar huertos caseros de hortalizas, sirviendo para que las familias alcancen estabilidad ante la sequía y pérdida de cultivos, a través de la sustitución de lo que han dejado de producir.

A pesar de lo expuesto por los representantes institucionales, los agricultores entrevistados, respondieron negativamente al ser consultados en relación a haber recibido ayuda estatal para superar los cambios climáticos, aduciendo que han enfrentado las pérdidas y así como la decisión de cambiar de cultivos de forma autónoma.

El mensaje principal transmitido por estos resultados apunta a la importancia de mejorar la productividad agrícola como medio para hacer frente a los desafíos que presenta el cambio climático.

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