La incipiente industria de los videojuegos en El Salvador está en pleno desarrollo. La mayor dificultad que tienen los creadores es el prejuicio de la sociedad.
Por Héctor González Guerrero
Existen distintas iniciativas privadas y financiadas por el Gobierno, para crear una industria de elaboración de videojuegos en el país. La pionera en este rubro es Art Code Studios, que desde hace cuatro años funciona como academia, estudio y desarrolladora.
Su director de producción, José Manuel Bidegain, sostiene que es importante apoyar y desarrollar esta industria porque puede generar beneficios económicos y culturales para el país. “No necesitás invertir mucho en infraestructura, en equipo demasiado caro”, afirma Bidegain.
“Lo que necesitás es un espacio reducido, con computadoras e internet, eso es todo. Casi todas las herramientas que se utilizan para hacer un juego son gratuitas y, además, hay métodos para meterte a esta industria sin tener que gastar mucho dinero”.
Añade que “hay creatividad en el país”, que “esta es una buena forma de comenzar a usarla” y que así se pueden explotar las historias y los modos propios de narrar nuestra cultura.
“En este país no se están explotando el cine y los videojuegos, para mí son muy importantes. La cultura mesoamericana se puede usar muy bien en este tipo de productos”, sostiene.
Prueba de ello es el trabajo de Carlos, estudiante de la academia desde hace dos años, quien actualmente está desarrollando un juego que explota las narrativas y las figuras legendarias de la Mesoamérica prehispánica.
El joven, quien después de terminar el bachillerato se dedicó de lleno al estudio y la elaboración de los videojuegos, ha trabajado ya en varios proyectos.
Por la experiencia adquirida asegura que el proceso de realización de un juego sencillo dura alrededor de cuatro meses; en cambio, uno más sofisticado toma más de un año.
Su caso es atípico: en un país en el que muchas veces se impone la necesidad de cursar estudios que permitan una fuente segura de ingresos económicos, y por tanto hay mucha presión por parte de los padres, Carlos cuenta que él no tuvo problemas en ese aspecto. Él sabía desde antes a qué se quería dedicar y sus padres se lo permitieron.
Sin embargo, Bidegain está consciente de que la mayoría de los casos no son así. Cuenta que la mayor dificultad para que los jóvenes se involucren en esta industria es la propia cultura.
La industria no recibe la debida importancia en el país, sostiene, “por la mentalidad retrógrada de ciertas generaciones que siguen pensando que los videojuegos son una pérdida de tiempo… No los ven como un negocio. No piensan que el entretenimiento siempre se va a consumir”, dice.
“Otra dificultad es encontrar la forma correcta para dar la clase o dar toda la información”, continúa Bidegain. “Nos hace falta enseñar sonido, nos hacen falta algunas cositas. Seguimos en la apretada de tuercas.
Sin embargo, asegura que en muy pocos años esta industria ha hecho varios avances. “Hay videojuegos salvadoreños que se han vendido en el exterior. No han tenido una recepción de ‘¡ah, se vendió un Halo, un Call of Duty!’. No han hecho millones de dólares, pero eso es natural. La recepción ha sido baja, por supuesto, pero lo importante es que estas empresas han llegado a posicionar (su producto) en la industria y aprenden de su recepción”.
El Gobierno también ha tomado en cuenta el crecimiento prometedor de este rubro en el país. Por tal razón, el Ministerio de Economía, a través de la Dirección de Innovación y Calidad (DICA), y la Organización de Estados Americanos (OEA) lanzaron Pixels Caps Videojuegos.
Según la página web de la DICA, este programa de formación complementaria pretende “capacitar a jóvenes que se perfilan en la industria de los videojuegos y ofrecerles más y mejores oportunidades de empleo y emprendimiento” en el área.
El mismo sitio indica que este programa cuenta con un financiamiento de $210,975, que sirven para brindar un curso de cuatro meses de duración a 76 jóvenes entre 16 y 25 años y cinco docentes. Este taller está dividido en cuatro módulos -arte, diseño, programación y comercialización- y es impartido en Art Code Studios.
Con esto, resulta claro que existe una industria naciente de elaboración de videojuegos en El Salvador, que todavía necesita desarrollarse mucho más y que aún tiene que enfrentarse a los prejuicios de la sociedad, pero que -a juicio de Bidegain- avanza con firmeza.