Liz Aguirre se graduó en 1999 como Licenciada en Comunicación y Periodismo. Actualmente posee el cargo de oficial de información del Ministerio de Obras Públicas.
Por Zaida Romero
De lo primero que me acuerdo cuando escucho UCA es del edificio de Comunicaciones, cuando estábamos haciendo la carrera normalmente recibíamos las clases en el edificio A o en el B.
El edificio ya era solo para los que eran más avanzados en la carrera, entonces era como ‘ay, ya vamos a llegar allí’.
Lo que me gustaba del pénsum de antes era el enfoque periodístico que ofrecía y también el tema de los talleres. Poder aprender con la práctica lo que habían enseñando en los primeros años en la teoría y la rigurosidad; ahora uno ve periodistas que todo lo quieren hacer por teléfono.
Recuerdo que nunca dejé una materia.
Uno de los maestros que me marcó, fue Francisco Escobar. Recuerdo que cuando me dio redacción en los primeros años, yo estaba a punto de retirar la materia porque no sabía cómo redactar una nota, entonces él me dijo “no, Lizz, no se preocupe, por favor haga el esfuerzo, no la retire”.
Nunca me imaginé que unos años después iba a vivir de redactar.
Con mis compañeros, lo que más recuerdo fue una investigación que hicimos sobre las entrevistas de la mañana, las de TCS y las de Mauricio Funes. Me acuerdo también del laboratorio de fotografía, cuando las cámaras eran de rollo. Una vez estábamos allí con mi grupo, revelando las fotos, cuando de repente se viene un temblor y no sabíamos cómo salir.
Cuando regresé a la “u” por un diplomado de transparencia, por el trabajo que tengo ahora, tenía 10 años de no estudiar nada.
Inicialmente mi primera opción era estudiar relaciones internacionales en la UES, pero por los conflictos de la UES, no se salía en los cinco años. Mi familia no podía costear por mucho tiempo el estudio, entonces vine a hacer la prueba
Recuerdo a mi maestra de gramática, Ana María Nafría, que es famosa en el ámbito de las comunicaciones aquí en la “u”.
Realmente ella es de las personas que lo marcan a uno a la hora de escribir, de redactar una oración. Todos sabíamos que ella era el colador de la carrera.
En esa época, incluso ahora, el ser un graduado de la UCA es lo que le abre las puertas a uno, en el nivel laboral.
Mi primera oportunidad de trabajar fue en El Diario de Hoy. Llegué solo por hacer un interinato de un mes y me quedé por siete años y quien nos abrió las puertas fue Javier Erro, uno de los nuevos teóricos de la comunicación.
Él nos dijo ‘en El Diario de Hoy están buscando estudiantes para que vayan a cubrir’. Yo llegué a cubrir espectáculos y cultura.
Cuando me tocó de periodista en La Prensa Gráfica, me dijeron que los mejores estudiantes cuando van hacer la pasantía los mandan allí y yo pude tener un par de ellos y vi la diferencia.
La materia que más me gustó fue radio. Me dio el taller una señora que se llamaba Mirna, no recuerdo el apellido. Me encantó. Antes trabajabamos con discos, las mesas, en donde uno grababa y me encantó aprender a usar la consola, no a hablar. Las investigaciones me gustaron. Una de ellas me la dio Francisco Peñate y su instructora era Ivonne y era muy buena. Hicimos un trabajo en esa materia y lo publicaron en la revista Eca.”
La UCA ha progresado bastante. Hubo alguien de la maestría que me preguntó “mire, ¿y el mismo correo que cuando se graduó le dieron?” y le dije “mi niño, cuando yo me gradué de aquí, nadie tenía correo electrónico”.