“Cuando era estudiante lo que más me marcó fue el terremoto de 1986”

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Ernesto López fue voluntariado ayudando a las víctimas del terremoto de 1986, hecho que conmocionó al país entero.

Ernesto López, conocido como Neto, es jefe del Centro Polideportivo de la UCA. Ingresó en 1984 a la universidad donde estudió Licenciatura en Administración de Empresas. Todavía recuerda lo que implicaba ser un estudiante en el tiempo de la guerra.

Por Paulina Cardoza

Fue decisión propia elegir mis estudios universitarios. Recuerdo que, cuando era estudiante, fui parte de la Selección Nacional de Voleibol y hasta me habían ofrecido una beca de estudio por el hecho de ser un atleta.

Entonces empecé a ver mis opciones para estudiar, pero justo ese momento me encontré con unos compañeros que se graduaron conmigo de bachillerato y me dijeron: “Estamos estudiando para poder ingresar a la UCA”.

Me uní a ellos y tomé valor para examinarme, ya que en ese entonces, era bien mencionado que la UCA era una universidad prestigiosa pero difícil para ingresa.

Así ingresé a estudiar la carrera de Licenciatura en Administración de Empresas en 1984. Egresé en 1989. Tuve la dicha que, al iniciar mis estudios universitarios, conté con una beca que me otorgó el Señor Arturo Zablah, porque mi padre trabajó con él. Los primero tres años de la carrera fui beneficiado con el apoyo educativo. Luego, para finalizar mis estudios, los terminé por mi propia cuenta.

Cuando era estudiante lo que más me marcó fue el  terremoto de 1986. Decidí ser voluntario para ayudar a la gente de Ayutuxtepeque y las zonas aledañas que fueron afectadas. Varios alumnos estábamos dispuestos a salir de misión para brindar nuestro servicio. Bien recuerdo que me encontré al Padre Ignacio Ellacuría, un hombre con un carácter sereno y amable al expresarse. Él me motivó para dar apoyo a los que en ese tiempo lo estaban necesitando. Esas experiencias sólo las viví siendo estudiante.

Un profesional de la UCA se diferencia de otro porque nos inculcan el valor de la solidaridad, de ayudar al prójimo.

Eso no sólo lo viví ayudando a las personas más necesitadas, sino por experiencia propia. Hubo un tiempo en el que pasé por una crisis económica y les decía a mis compañeros ‘me voy a retirar de la universidad’. Recuerdo que me decían que ellos me ayudarían siempre, que no dejara mis estudios.

Incluso en el tiempo de la Guerra Civil, estábamos pendientes de todo lo que se publicaba sobre la realidad nacional. Continuábamos aprendiendo porque debíamos ser un apoyo para la UCA, personas que marcaran la diferencia.

En ese contexto, la UCA fue víctima de daños. No era invulnerable. Acá se dieron varios hechos violentos, justo aquí en el polideportivo. Un día mientras yo venía a entrenar voleibol, estaban jugando aquí la selección universitaria de la UCA y los de la selección de la Universidad Dr. José Matías Delgado. De momento, cuando expulsaron a un jugador de la Matías, tristemente, un sujeto sacó una pistola y le apuntó al árbitro. Eso significó violencia para este lugar.

Todo esto caló profundamente en mi carácter, pues ahora siempre trato de ayudar a alguien, ser diferente, y eso solo lo aprendí gracias a la UCA.  

Creo que me hubiese arrepentido de pasarme a otra universidad y haber dejado la gran oportunidad de este lugar. Ahora, al estar al  servicio de mi Alma Máter, me doy cuenta que los estudiantes y nosotros, los empleados, proyectamos el cambio social. Es nuestra responsabilidad cumplirlo con el país y las personas que nos rodean.

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