¨Los escritores salvadoreños no tienen una formación académica formal. Aunque sí hay un aprendizaje empírico, que tiene que ver con la autoformación y en muchos casos es de alta calidad¨: Otoniel Guevara.
Por Laura Flores y Doris Rosales
El entorno cultural, político y económico de El Salvador condiciona la forma en que los escritores se desenvuelven y logran proyectarse como artistas. La falta de formación académica propia del campo literario es una de las características de gran parte de los escritores salvadoreños, pero esto no afecta la calidad de su obra.
De acuerdo con el poeta Otoniel Guevara, “la calidad de los escritores depende de la formación autodidacta”. Además sostiene que “hay escritores salvadoreños con alta calidad literaria pese a no tener estudios profesionales”.
Como respuesta ante la falta de una carrera de educación literaria, los mismos escritores han construido alternativas de formación que procuran solventar esta deficiencia.
El joven poeta Dennis Ernesto Morales sostiene que “los espacios se deben buscar porque a nivel institucional es poco probable que se abran. El taller en el que yo estuve, El Perro Muerto, no fue algo institucional, fue una iniciativa de Manuel Ramos y Vladimir Amaya. Luego hay otros espacios comandados por otros poetas conocidos en el país. Y también hay espacios que los jóvenes irrumpen en vista de la necesidad de escuchar la opinión de otros sobre sus textos”.
Fragmento de la entrevista QTLP que se transmite por YSUCA y YSUES.
Guevara afirma que “El Salvador es uno de los lugares donde es más fácil abrirse campo dentro del círculo de escritores porque hay mucha gente generosa con su conocimiento. Habrá quizá cuatro o cinco escritores que son de difícil acceso, pero la mayoría escuchan. Por lo menos a quienes yo conozco —comenta—, siempre escuchan y dan espacio a los jóvenes, sobre todo si llegan con entusiasmo”.
Asimismo, es importante mencionar que en los últimos años, los Juegos Florales reflejan el despunte de jóvenes talentosos. “De 2017 que estamos en proceso de edición, fueron 12 los premiados. De los 12, a excepción de dos, todos son menores de 40 años”, señala David Pineda, de la Dirección de Publicaciones e Impresos (DPI). Sin embargo, también explica que, pese a que los ganadores tienen la seguridad de ser publicados, el ambiente comercial del libro en El Salvador es poco alentador.
“El autor que más vende en El Salvador es Manlio Argueta, que sigue vivo, pero no aprovecha su prestigio porque no tiene variedad de títulos, sino que sigue con los mismos. Pero tampoco es que Manlio pudiera vivir de ser escritor”, comenta Pineda.
Uno de los géneros con mayor aceptación dentro del mercado es la literatura infantil. Sin embargo, Pineda expone el caso de la escritora Jorgelina Cerritos en este campo, quien “de 2012 hasta este año, con la obra El coleccionista ha vendido unos 6,000 ejemplares, que para nuestra editorial es bastante. Digamos que es un libro con éxito”. A esto cabe agregar que, de cada ejemplar vendido, los escritores reciben el 10%, que puede pagarse en efectivo o con cierta parte del tiraje.
A pesar de los pocos espacios de formación, y el poco presupuesto que el Estado destina para la creación del arte y la difusión de la cultura, los escritores se están apropiando de su papel. Según Guevara, ¨la gente ya se está responsabilizando con el hecho de que es un artista, se está formando una identidad¨.