Reinserción de salvadoreños deportados avanza a paso lento

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Ante la falta de apoyo a los migrantes retornados, instituciones como INSAMI y RENACERES trabajan por la reinserción económica que de a poco está dando frutos.

Menos del 1% de la población retornada al país participa de programas de reinserción económica. Organizaciones que velan por este sector piden más difusión y que se reformen las leyes para garantizar sus derechos.

Por Gerardo Martínez y Elízabeth Henríquez

La Red Nacional de Emprendedores Retornados de El Salvador (RENACERES) junto al Instituto Salvadoreño del Migrante (INSAMI) manifestaron que El Salvador no cuenta con políticas de atención para los migrantes deportados. Además, opinaron que la reinserción económica de esta población avanza, pero no está llegando a todos por falta de difusión.

Juan Ramón Toledo, presidente de RENACERES, detalló que dicha institución trabaja con 150 retornados en las áreas de formación, capacitación, emprendedurismo y certificación de las habilidades que estas personas adquirieron mientras residían en los Estados Unidos.

Recientemente, 100 de sus miembros se integraron a un proyecto piloto que encabeza el Ministerio de Relaciones Exteriores en alianza con la Comisión Nacional de la Micro y Pequeña Empresa (CONAMYPE) que durará tres meses.

El Proyecto “Reinserción económica y psicosocial para personas retornadas” promueve las capacidades emprendedoras de esta gente para que puedan echar a andar sus propios negocios y así generar ingresos para sus hogares. El proyecto piloto se encuentra en su primera fase en la cual se han invertido $420 mil dólares.

Sin embargo, la cifra de beneficiados por ahora no alcanza ni el 1% comparado con el número de personas que están volviendo al país deportadas de México y Estados Unidos. Hasta agosto de 2015, 34 mil 575 salvadoreños fueron devueltos a El Salvador según datos de la Dirección de Migración y Extranjería.

Para Juan Ramón Toledo, la principal problemática es que “no hay leyes para la atención a las personas retornadas”. Además, asegura que la mayoría de los retornados reside en el área rural y no conocen de los programas de reinserción que ofrecen instituciones como la que él preside.

Retornados exigen reformas

Debido a su situación, los retornados han presentado una pieza de correspondencia ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Asamblea Legislativa para reformar el artículo dos de la Ley de Desarrollo y Protección Social. Lo que pretenden es ser reconocidos como población en riesgo para que se les garantice sus derechos y al mismo tiempo ser incluidos en los programas sociales que ejecuta el Gobierno.

También, han hecho una propuesta de reforma al artículo dos de la Constitución de la República, en referencia al derecho al trabajo. Lo que piden es que no haya distinción de edad, sexo, orientación política o religiosa para acceder a un empleo pues consideran que la población retornada tiene capacidades para desempeñarse en el ambiente laboral.

Entre otras de sus peticiones están el acceso a créditos para financiar proyectos de emprendimiento, atención en salud y seguro social y la certificación de sus conocimientos a través del Instituto Salvadoreño de Formación Profesional (INSAFORP).

Toledo declaró que “la misión de RENACERES es ser la voz de las personas retornadas”. Y a esa voz se suma la de INSAMI, entidad que vio nacer hace un año a esta red de deportados y que desde 2013 genera incidencia política en el tema de migración, además de brindar asistencia técnica y asesoría sobre emprendedurismo y educación financiera.

César Ríos, director ejecutivo de INSAMI, contabiliza a alrededor de 750 personas dentro de la base de datos de la institución. Su foco de atención está en  la población que residió en EE.UU por más de cinco años, con experiencia laboral, multicultural, bilingües y que sobrepasa los 35 años de edad.

Según Ríos, los deportados son “una población invisibilizada” que no encuentra lugar en la sociedad tras su regreso y enfatiza que “el país fue sorprendido por este comportamiento de retorno y no estábamos preparados en ningún sentido”.

No obstante, alega que el tema de los retornados está cobrando relevancia y de a poco se han logrado resultados en cuanto a la reinserción económica de este sector.

Volver a comenzar

Edwin Alvarenga es mecánico. Tiene 45 años de edad. En 2001 se fue a Estados Unidos sin documentos. Allá siguió desempeñándose en este oficio hasta que fue deportado en diciembre de 2014. Él fue parte de los 73 mil 272 salvadoreños que regresaron ese año a su tierra natal con las manos vacías.

Después de 13 años viviendo fuera “el único apoyo para alguien retornado es su familia; ya ni sus amigos lo recuerdan”, relata Alvarenga.

Al llegar a El Salvador se enteró del apoyo que brinda INSAMI y buscó ayuda. Con los ahorros que le quedaron instaló un taller automotriz y así pudo aportar dinero a su familia. Pero sus ahorros no alcanzaron para mantener el local que pagaba y tuvo que devolverlo.

Ahora sigue trabajando como mecánico y cuando la demanda de clientes aumenta alquila un pequeño local o utiliza la cochera de su casa para trabajar. “Tuve que comenzar de nuevo”, comenta el retornado.

Alvarenga logró posicionar un taller automotriz tras su regreso a El Salvador luego de trece años viviendo en Estados Unidos. Foto: Gerardo Martínez
Alvarenga logró posicionar un taller automotriz tras su regreso a El Salvador luego de trece años viviendo en Estados Unidos. Foto: Gerardo Martínez

 

Nicolás Bautista, miembro de RENACERES, explica que un retornado mayor de 35 años ya no califica para un trabajo formal. Esto a pesar de tener habilidades y estudios que lo acrediten. Agrega que “llega un momento en que uno se vuelve una carga para la familia porque no aporta nada”.

Según Bautista, de ahí nace la necesidad de contar con programas de emprendimiento para personas como Edwin, que actualmente asiste a las capacitaciones impartidas por CONAMYPE en el marco del proyecto piloto de reinserción económica.

Y al igual que este mecánico hay una decena de miembros de RENACERES que han visto realizados sus negocios en áreas como la construcción y la cosmetología.

La apuesta más reciente de la institución es el lanzamiento de una marca de café empacado por población retornada. “Café Global” es el nombre de este “producto nostálgico” que según César Ríos no pretende competir en calidad con otras marcas, sino que se pretende sensibilizar a la población para que se dé cuenta que la reinserción es posible.

1 Comentario

  1. Estaba viendo el programa en canal 10 y el señor tiene toda la razón como se siente ser deportado yo soy deportado no conosco mi país y ami me han cerrado las puertas nesecito un trabajo de chofer. No importa pueden ayudarme (7953-4202) este es mi numero claro ok gracias y que dios los bendiga

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