Carlos Leo Ruano Argueta es graduado de Licenciatura en Administración de empresas en el año 2009, ganador del EmprendeUCA 2008. Director de Escuela Leones de Taekwondo, microempresa que fundó con el capital semilla que obtuvo como premio del concurso.
Por Nubia Landaverde
Recuerdo que estaba en una clase de Mercadeo y el dirigente del departamento de Administración de Empresas entró con un grupo de muchachos a promover el concurso, de hecho unos de ellos eran catedráticos que había tenido.
Como universidad firmaron un convenio con la Fundación Bancaja de España para poder financiar el concurso, era el primero que se hacía en la UCA y había mucha expectativa. Ellos querían tener un buen número de participantes y que fuera reñida la competencia. Me llamó la atención porque de entrada ofrecían un capital semilla, dinero en efectivo, eran $10, 000 para poder repartir en premios, un primero de $3,000, dos segundos de $2,000 y tres de $1,000.
El proceso llevaba varios filtros, en el primero se planteaba la idea del negocio a groso modo en una página, después había que exponer a un grupo de personas que estaban involucradas como jueces, muchos de ellos catedráticos y dirigentes de algún área de la UCA.
Presenté la idea de negocio, creía en mi proyecto, en el beneficio de carácter económico y de carácter social. Recuerdo que ellos se centraban mucho en la repercusión social, como universidad tiene mucha importancia el impacto social de un proyecto, no solo la parte de producir dinero.
Creería que eso fue un punto a favor mío porque lo que hacemos, el taekwondo impacta mucho positivamente en la sociedad.
El siguiente paso era ir un mes de capacitaciones. Me recuerdo que era bien complicado para mí, terminaba de dar clases de taekwondo en el colegio donde trabajaba y de ahí me iba para la UCA, siempre llegaba 5 minutos tarde porque iba como loco manejando. Las clases terminaban un poco después de las 4:00 p.m. y a las 4:00 p.m. Iniciaba mi entreno en la selección nacional de taekwondo.
Al salir del entreno me tocaba estudiar y trabajar en el proyecto en sí, era pesado pero valió la pena. En el proceso había muchas empresas competitivas, ideas muy buenas. Después de la defensa había una feria y ahí se premió.
Llevamos una exhibición de taekwondo y obtuve el primer lugar.
Ese dinero había que justificarlo a través de facturas; justifiqué los gastos que habían sido invertidos en lo que había propuesto.
Había decidido dejar el taekwondo pero ya Dios me mandó esa invitación, en esos días ofrecieron el concurso.
Recuerdo que yo era el típico estudiante que llegaba un poquito tarde y me salía un poquito antes de las clases, para los entrenos, la mara no me veía en tiempos muertos, era bien raro verme en una cafetería, solo el primer año, ahí nos veíamos un poco; pero los demás años llegaba a clases y me iba.
Ahora yo me siento muy comprometido con apoyar los sueños de mis alumnos, porque alguna vez mucha gente en el ámbito deportivo y académico intentó truncar mis aspiraciones. Gente que te dice que no podes hacer las cosas, gente que te dice ‘o sos estudiante o sos deportista’.
En el año 2005, la Federación Salvadoreña de Taekwondo (FESAT) me seleccionó para ir a entrenar un mes a Corea, yo pensé ¿cómo voy a hacer en la universidad? estaba en segundo año.
Fui a hablar con los catedráticos de cada materia para que me dijeran que podía hacer, dos de ellos fueron muy abiertos, ya había pasado primer y segundo parcial, me mandaban escaneadas las clases y estudiaba así, pero habían dos catedráticos que me dijeron que no me podían autorizar eso, que mejor retirara la materia.
Busqué al encargado de Administración de Empresas pero como necesitaba una respuesta de inmediato, me fui adonde el padre José María Tojeira que era en ese momento el rector.
El padre escuchó mi caso y me dijo ‘te vamos a autorizar desde acá’, dio la orden y donde manda capitán no manda marinero.
Cuando regresé de Corea me hicieron el diferido, un diferido un poco ‘especial’, lo superé incluso con mejores notas que mis compañeros, y demostré que sí se podía.
Una experiencia que recuerdo muy bien es haber estado en una magna y haber sacado una muy mala nota. La mejor calificación fue 2.8 yo saqué 2.1, me sentía frustrado. Repitieron el examen y nos dieron a estudiar una guía. Pasamos una semana estudiando, todos desvelados, al final de la guía no salió nada, pero alcancé a pasar. Logré sacar la materia pero fue de mis notas más bajas, esa la pasé arriba de 6.
La UCA me dio todo el apoyo siempre, parte de las horas sociales yo las cubrí con el polideportivo, representando a la UCA como atleta en torneos universitarios de taekwondo. Estando en la UCA tuve muchas oportunidades que tal vez en otra universidad no hubiera tenido, el concurso de negocios para empezar, los conocimientos que ahí aprendí, que son bastante sólidos, contactos que ahí generé.
Hace poco me reuní con Ricardo Flores, uno de los dirigentes de la carrera, para una nueva iniciativa que tengo con la escuela, la UCA se ha puesto a las órdenes. El proyecto pretende trabajar con gente que busca hacer horas sociales, voluntariado y hacerlas en algo que te guste. Solo estoy terminando de plantear el proyecto para que concuerde con las ideas de la UCA, pero es casi un hecho.