Todavía no es una verdad comprobada que la radiación electromagnética emitida por las antenas de telefonía celular daña la salud de las personas, pero el temor a lo que pueda pasar en el futuro está presente en las personas. Algunos ciudadanos protestan para exigir que se desmonten las antenas instaladas cerca de zonas residenciales, mientras el país todavía no tiene una normativa o reglamento que establezca los niveles máximos de radiación de las antenas, para no afectar la salud humana.
Por Diana Flamenco
El miembro de la junta directiva de la colonia San Rafael, Santa Tecla, Carlos Baires, recuerda que a finales de 2017 se comenzó a instalar una antena telefónica a la entrada de la colonia; al inicio todos los habitantes pensaron que la alcaldía les cumpliría la petición de construir una pasarela, pero la sorpresa de todos fue que la estructura no iba tomando forma de pasarela sino de antena, entonces se desató el miedo de los vecinos porque “habíamos escuchado que esas antenas son malas, y no es que supiéramos a ciencia cierta que así era, solamente lo escuchamos en algún lado”.
Aunque la empresa telefónica contaba con el permiso de la alcaldía de Santa Tecla para instalar la antena, algunos habitantes de la colonia comenzaron a protestar con carteles y parlantes, alegando que la radiación los haría propensos a padecer cáncer. Luego de largas discusiones, cierre de calles y colecta de firmas, los vecinos lograron que la antena fuera retirada, pero 15 días después la instalaron casi enfrente de la colonia, “ya no pudimos hacer nada porque está dentro del área de un centro comercial, nosotros creemos que eso siempre está afectando nuestra salud porque la radiación ha de llegar hasta la colonia”, se queja Baires.
Sin información concluyentes sobre la contaminación por ondas de radio
El coordinador del departamento de monitoreo y fiscalización del espectro y calidad de los servicios de telecomunicación de la Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones (SIGET), Amilcar Torres, explica que las ondas radioeléctricas son las que se usan en las telecomunicaciones, como la telefonía, radio y televisión, todas estas son frecuencias de radio y son no ionizantes.
Las ondas ionizantes transportan energía a tan alta frecuencia que son capaces de modificar la materia, entonces, “las ondas ionizantes sí está comprobado que producen cáncer, ahí entran los rayos ultravioletas, los rayos infrarrojos, rayos X que se usan irónicamente en aparatos médicos o incluso el sol, que produce cáncer de piel, pero las ondas no ionizantes de las antenas de comunicación no se sabe si son capaces de causar efectos en la salud” asegura Torres. Según la Comisión Internacional de Protección de Radiación No Ionizante (ICNIR), las ondas electromagnéticas están en la lista de elementos probablemente cancerígenos en la misma categoría que el café y el talco, pero para estos no tomamos medidas precautorias, cuestiona Torres.
Para a doctora en medicina Carolina Orellana no hay discusión, ella asegura que las radiaciones electromagnéticas sí pueden afectar gravemente la salud. El negar estos efectos es caer en lo mismo que ocurría en los años 60 cuando se popularizó el consumo de tabaco, durante toda esa época se dijo que el tabaco no tenía ninguna relación con el cáncer y ahora podemos ver que fumar sí causa cáncer, lo mismo pasa con las antenas, expone la doctora, ahora se dice que no causa ninguna enfermedad, pero los verdaderos resultados se verán dentro de algunos años, señala.
El único efecto comprobado de la radiación no ionizante es el calentamiento de tejidos, argumenta Torres; al estar expuesto a las ondas electromagnéticas se incrementa la temperatura del cuerpo, el mejor ejemplo es el horno microonda, cuando este se pone a trabajar calienta los alimentos en poco tiempo porque los expone a estas ondas que elevan la temperatura, a pesar de esto “es poco probable que las antenas puedan causar el mismo efecto en las personas, porque son muy bajas las potencias que tienen y aparte la radiación en los sistemas de telecomunicaciones no buscan concentrar las ondas, sino dispersarlas, por lo que no hay una exposición directa.
El funcionario de la SIGET señala que hay otras prácticas cotidianamente que son más dañinas que las antenas, por ejemplo usar el celular mucho tiempo pegado a la oreja, sí concentra más energía que la que irradia una antena, porque lo tenemos directamente en el organismo, por el contrario de la antena que está a varios metros de distancia, por eso a veces sentimos que el celular se calienta, pero ahí si no nos quejamos”, concluye.
La radiación que emiten los aparatos médicos es ionizante, es decir que es más brusca porque puede modificar la materia, es por ello que se utiliza para destruir tumores o incluso células cancerígenas, pero en este sentido no es peligrosa para la salud porque ya están establecidas las leyes y regulaciones que proporcionan los niveles permitidos, además se utilizan trajes especiales y medidas precautorias para todo el personal que se expone a estas ondas, en cambio no hay nadie que regule la exposición a la radiación no ionizante, aclara Miriam de Claudio, fisioterapeuta del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS).
Los gobiernos municipales autorizan a las compañías telefónicas la instalación de antenas, cada alcaldía tiene sus propios requisitos, pero estos solo establecen mediciones de espacio público y altura, no toman medidas precautorias para cuidar la salud y el medio ambiente, debido a que no existe una regulación integral donde se vele por las distintas áreas afectadas.
“como Superintendencia no podemos garantizar que los niveles de radiación que emiten las antenas no van a causar daños en la salud, porque nosotros no somos médicos, nos basamos en un análisis totalmente técnico de ingeniería de las radiaciones o las emisiones que estos sistemas producen”, declara Amilcar Torres. Sin embargo, asegura que la SIGET está trabajando en conjunto con el Ministerio de Salud (MINSAL), Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) y las compañías telefónicas del país, para llegar a un acuerdo y establecer parámetros regulatorios que eviten posibles enfermedades y efectos en el ambiente.
Informar es la clave
El directivo de la colonia San Rafael reconoce que al momento de protestar ellos no estaban seguros de que sus afirmaciones con respecto a las enfermedades causadas por la antena fueran ciertas, pero su lucha por removerla era una medida de precaución para todos los vecinos. La representante de la Cooperación Ambientalista por el Medio Ambiente (CAUSA), Marta Muñoz, afirma que lo esencial es mantener informada a las personas, “mientras más sepa la gente, mejores decisiones toman”, asegura.
Mucha gente piensa que CAUSA está en contra del uso de tecnología, pero nosotros no estamos contra ella, sí velamos porque la gente sepa qué efectos específicamente le puede causar la radiación y no solo de las antenas directamente sino de otras maneras, por ejemplo, el modelo de celular que tenemos es determinante para la cantidad de radiación que recibe el organismo. Cada celular tiene un número de SAR o tasa de absorción específica, este número mide la cantidad de energía de radiofrecuencia que el aparato emite y el cuerpo absorbe. Es decir que entre más bajo sea el número, el usuario se expone a menos radiación.
En el país no se proporciona la información sobre la tasa de absorción al momento de vender un teléfono celular, la persona que lo compra no sabe cuán elevado es el número y mientras más avanzado es el modelo más alto es el SAR, en otros países hay modelos que ni siquiera se venden por tener un porcentaje muy alto; entonces, una de las cosas por las que nosotros luchamos es que ese dato sea información pública y se brinde entre las especificaciones del aparato a cada persona interesada en adquirir un celular, de esta forma los usuarios tomarían mejores decisiones y utilizarían la tecnología consientes de los riesgos a los que se exponen, afirma Muñoz.
Marta agrega que el año pasado presentaron una iniciativa de ley para que se regule el uso de wifi en las escuelas, ya que los niños son más propensos a enfermarse a causa de la radiación, porque su organismo está en formación. La iniciativa propone que en escuelas, colegios, guarderías y bibliotecas el internet sea instalada a las computadoras por medio de cables, ya que de esta manera las personas no estarían expuestas todo el día a la radiación, explica Muñoz.
CAUSA brinda charlas informativas a comunidades expuestas a la radiación, ese mismo trabajo lo realiza la SIGET en casos de denuncia ciudadana, asegura Amílcar Torres. Nosotros vamos a las comunidades donde la gente protesta por la instalación de antenas, hacemos mediciones y les explicamos que no todo es malo, porque como clientes exigimos un buen servicio y las compañías telefónicas responden poniendo antenas para dar mejor cobertura. Si la radiación que emiten las antenas es muy elevada entonces sí hablamos con las compañías telefónicas y les pedimos que la reduzcan, bajando la potencia u orientándola a otro lado, pero esto solo lo hacemos cuando la gente se acerca a nosotros con una queja formal, concluye Torres.