“ Aquí brilló el intelecto”

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César Henríquez se mueve con el tiempo. Tras encontrarse con el éxito profesional después de egresar de la UCA, consiguió una maestría en Administración de Empresas. Hoy ocupa un puesto importante dentro de una de las empresas más reconocidas en El Salvador.

César Augusto Henríquez, gerente de zona en empresas ADOC. Graduado de  Ingeniería Industrial (1998- 2003).

Por Valeria Hidalgo

Tuve muchas opciones para escoger una universidad, pero debo confesarlo, la UCA me enamoró con sus instalaciones, en aquel tiempo.

Sin embargo, el prestigio que tiene y el nivel de exigencia es lo mejor. Sabía que graduarme de la UCA significaba tener mejores oportunidades laborales y mi currículum pesaría más.

Comprobé lo que era la UCA cuando  ingrese al campus y conocí a mis profesores. Estrictos en sus evaluaciones, todos. Don Mauro Henríquez, profesor de Matemática, por ejemplo.

Eduardo Escapini, ese que cuando veíamos la pizarra decíamos: “¿qué está escribiendo?”.

Del profesor Escapini tengo muchos recuerdos.

Hacíamos memoria con mis colegas y ex compañeros, cuando después de cada clase, al finalizar un ejercicio, dibujaba una estrellita diciendo: ‘aquí brilló el intelecto’. Son cositas que cada maestro le ponía a su clase y lo hacían particular.

Otra de las materias inolvidables de mi carrera fue Resistencia de los Materiales, con la ingeniero Patricia Méndez de Hasbún. Ella logró tentarme a que me cambiar de carrera. Su materia me encantó, a pesar que era un colador.

Con todo lo anterior, el perfil de un estudiante de la UCA debe ser alto. Una persona que siempre está dedicada y comprometida con los resultados, fuera y dentro de la universidad. Porque ahí adentro te dan las herramientas para desarrollarte y te enseñan a ser la solución ante los problemas.

Yo ni siquiera había terminado la carrera, cuando las llamadas y ofertas laborales comenzaron.

La misma universidad se encargaba de recomendar a los mejores estudiantes, fue así como las puertas de grandes empresas se abrieron.

La universidad no se queda solo con la parte académica, traspasa al plano social. A sus estudiantes, en todas las carreras, se les dice que lo que están aprendiendo deben ponerlo al servicio de la sociedad con el fin de mejorar nuestra realidad.

Para mi hijo, espero una educación excelente, que él sea un profesional al servicio de su país y qué mejor lugar sino la UCA. De ahí se graduará mi hijo. Porque yo volvería a elegir la UCA, pues en simples palabras mi universidad es el sinónimo  de excelencia y calidad humana.

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